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Combatir el hígado graso, una enfermedad que avanza en los países occidentales

Publicado el 14 sept. 2018 • Actualizado el 22 jul. 2019 • Por Andrea Barcia

Se calcula que entre el 20% y el 30% de la población española, sobre todo de mediana edad, sufre este trastorno metabólico que puede tener graves consecuencias

La mayoría de las veces no presenta síntomas y se caracteriza por la acumulación de grasa en las células hepáticas.

Combatir el hígado graso, una enfermedad que avanza en los países occidentales

¿Qué es el hígado graso no alcohólico?

El hígado graso no alcohólico (NASH en sus siglas en inglés) está mucho más extendido de lo que creemos, ya que se cree que una de cada tres personas en los países occidentales lo sufre con independencia de la edad y el sexo. Ello quiere decir que este trastorno metabólico por el cual las células hepáticas tienen a acumular grasa, en contra de su funcionamiento normal, puede afectar tanto a la infancia como en la edad adulta, así como a mujeres y hombres, aunque es especialmente frecuente entre las mujeres de mediana edad.

La ratio de afección en este sector alcanzaría a una de cada tres personas en las sociedades ricas, que presentarían acumulación de grasa en el hígado sin que necesariamente se trate de personas bebedoras habituales; de ahí el adjetivo de "no alcohólico". Pero aunque sea una enfermedad cada vez más presente, pues su proporción ha crecido en las últimas tres décadas, en un principio no reviste más gravedad quel a de provocar digestiones más pesadas.

De hecho muchos especialistas ven al NASH más como una consecuencia de disfunciones metabólicas y autoinmunes que como una enfermedad en sí misma. Sin embargo, al ser asintomática y casi imposible de detectar en controles rutinarios de salud, existe el peligro de que se haga crónica y derive en una fibrosis de las células hepáticas por reacción al exceso de grasa, conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).

La probabilidad de esta degeneración se estima en un 20% de los casos de hígado graso no alcohólico, y como consecuencia última, si no se revierte, suele terminar en una cirrosis o en un cáncer hepático. En estos estadios la única solución es el trasplante de hígado. Existe al respecto una creciente preocupación médica porque el número de casos de EHNA va en aumento en los últimos años, acrecentando la demanda de trasplantes. Ya afecta a 14 millones de personas en el Primer Mundo.

¿Cuáles son sus causas?

Al contrario de lo que se pensaba hace unas décadas, se cree que entre sus causas principales no está el consumo de alcohol - existe el hígado graso alcohólico -, sino determinados procesos oxidativos relacionados con la mala alimentación, el estrés y algunas medicaciones con corticoides, así como la resistencia a la insulina plasmática por parte de las células -prediabetes y diabetes-, cosa que enviaría la mayor parte de los hidratos de carbono consumidos a la formación de grasas.

También la obesidad y el sedentarismo contribuyen en gran medida al NASH y al EHNA, razón por la cual el colectivo diana son las personas de mediana edad con poca actividad física y una alimentación poco saludable, rica en hidratos de carbono refinados y azúcares libres, así como pobre en antioxidantes, fibra vegetal y elementos probióticos. Ahora bien, no se descarta la intervención de procesos autoinmunes en el desarrollo del hígado graso.

A este respecto, se suele señalar a la mala higiene bucodental como fuente de infecciones bacterianas que despiertan el sistema inmunitario corporal y lo mantienen en constante alerta, lo que provoca que ataque a células propias creando alteraciones, en este caso sobre células hepáticas. Este supuesto se daría en el caso de que al mal estado bucodental se uniera una flora intestinal pobre y débil, elementos que suelen ir de la mano en las alimentaciones desequilibradas e incompletas.

Según el American College of Gastroenterology, cuanto más presencia de sedentarismo, obesidad, diabetes y mala alimentación en general exista en el paciente, mayor es la probabilidad de que el hígado graso pase a constituir una esteatohepatitis con consecuencias graves e incluso mortales.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del hígado graso no es sencillo porque no da síntomas, a pesar de que se sospecha de que está muy extendido. En análisis de sangre se puede sospechar de su existencia si el índice de transaminasas es reiteradamente elevado pero se descarta una hepatitis infecciosa, así como si se detectan elevadas tasas plasmáticas de triglicéridos y colesterol.

Si estos datos coinciden en una personas obesa o diabética, con hábitos sedentarios, se puede inferir que estemos en presencia de este trastorno. Sin embargo, la única certeza real la da una biopsia de un extracto de hígado para determinar si está infiltrado de grasa (NASH), así como si presenta fibrosis (EHNA).

¿Es reversible?

El hígado graso no alcohólico es reversible e incluso la esteatohepatitis no alcohólica en sus primeros estadios se puede revertir o al menos frenar, de modo que no impida la plenitud de funciones que cumple el hígado y el o la paciente recupere la buena salud. El modo de conseguirlo pasa por la pérdida gradual del exceso de peso en personas obesas, así como la suplementación o estimulación de la insulina en personas que han desarrollado resistencia. 

Todo ello acompañado de una dieta sana, rica en fibra vegetal, ácidos grasos insaturados y omega, así como antioxidantes, sin exceso de azúcares, grasas saturadas ni harinas refinadas. Y sin exceso de alcohol, por descontado. También hay que mantener una correcta salud bucodental y si fuese necesario ingerir probióticos como yogurt, encurtidos fermentados, etc. Finalmente la práctica regular y sostenida de ejercicio moderadamente intenso será otra gran contribución a la mejora.

 

 

El Diario

avatar Andrea Barcia

Autor: Andrea Barcia, Redactora de Salud

Andrea es especialista en la gestión de comunidades de pacientes en línea y en la redacción de artículos de salud. Le interesan especialmente los campos de la neuropsicología, la nutrición y el deporte.

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7 comentarios


Careni • Miembro Embajador
el 18/9/18

Muy ínteresante. Vamos avanzando en diagnósticos. Prevenir es la mejor medicina. ❤️


AndreaB • Animadora de la comunidad
el 23/1/19

@Analuna‍ @Antonioherrerogarcia‍ @Lolahidalgop‍ @Katylete‍ @Welkis‍ @MontseAgustí‍ @MiguelMoro‍ @Maroche‍ @Kryags‍ @Sylvie‍ @Mirimad‍ @jgallurt‍ @Gguadalcanal‍ @kertys‍ @GMabyPaz‍ @cheloborreirosc‍ @Nuriprieto‍ @Chulona‍ @Maríamercedes‍ @MaríaJesústt‍ @Fidencia‍ @LuisdeDevoto‍ ¿cómo os diagnosticaron la NASH?

Un saludo,
Andrea 


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Usuario desinscrito
el 22/7/19

¡Muy interesante! Se avanza poco a poco en la investigación, aunque ya comenté en otra discusión, que no estaría mal que se avanzara más rápido, pues cada vez somos más enfermos y nuestra vida depende de ello...


ElenaCo
el 28/7/19

En mi caso fui a mi doctora porque me dolía el lado derecho del abdomen,como un dolor punzante. A través de una ecografía me diagnosticaron esteatosis hepática grado III,pero mi decepción,como siempre,fue que mi doctora me ignororara ,como suele hacer. Por lo que hago lo de siempre,intentar informarme y ver modo de cuidarme. Tomo muchísima medicación crónica para muchas dolencias, sufro muchísimo estrés por situaciones socio económicas y de salud y la verdad que me siento abandonada en el plano sanitario. Siempre he cuidado mi alimentación,cómo mucha verdura,fruta,cereales,legumbres y aún así soy obesa. Desde hace unos 10 meses he comenzado a perder peso al aumentarme la endocrinólofa la doctora,que me inyectaba desde hace muchos años a la dosis máxima y agregarme la metformina. Comiendo lo mismo,llevo 17 kilos adelgazados. Pero tengo el gran inconveniente de que los dolores de las hernias roturas  de menisco y ligamentos,,artrosis generalizada y fibromialgia no me permiten salir a andar como necesito y como me encantaría y ayudaría sobremanera. Si pudiera hacerlo,pienso que llevaría muchos màs kilos bajados que esos 17. Sufro diarreas constantes ,pestilentes y desde hace unos menos he tenido incluso episodios de incontinencia. Supongo pueda ser debido a lo mismo. Y digo supongo porque,como ya os expliqué,mi doctora no me presta la más mínima atención y ni siquiera me guía con la alimentación. Mencionar que hace 17 años tuve pancreatitis y duodenitis. No sé si habrá tenido relación con mi síndrome metabólico. Me veo sola,leyendo y tratando de cuidarme según mi propia información y conclusiones.

Un saludo


ElenaCo
el 28/7/19

Perdón ,quise decir: al aumentarme la endocrinóloga la dosis de víctima,que me inyectaba desde hacia muchos años y agregarme la metformina.

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