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Primera prueba de una adaptación genética al buceo

Publicado el 16 may. 2018

Primera prueba de una adaptación genética al buceo

Científicos han descubierto la primera evidencia de una adaptación genética de los seres humanos al buceo, a saber, el desarrollo excepcional del bazo de las personas de Bajau en Indonesia, según un estudio publicado el jueves 19 de Abril.

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Apodados los "nómadas del mar", estos nativos pescan descendiendo hasta 70 metros de profundidad con solo equipo de pesas y una máscara de madera. Pasan hasta el 60% de su jornada de trabajo buceando en busca de peces, pulpos y otros crustáceos (una duración similar a la de las nutrias marinas) y pueden pasar hasta trece minutos bajo el agua sin respirar, según un estudio publicado en la revista Cell.

Intrigada por tales habilidades, la científica estadounidense Melissa Ilardo se preguntó si habían sufrido una modificación genética para poder permanecer bajo el agua mucho más tiempo que otros humanos. Pasó varios meses en Indonesia con los Bajau y con otro pueblo que no bucea, los Saluan. En particular, tomó muestras genéticas y realizó ecografías, que demostraron que el bazo de los Bajau era aproximadamente 50% más grande que el de los Saluan.

Este órgano es importante para el buceo porque libera más oxígeno en la sangre cuando el cuerpo se encuentra en una situación estresante, como cuando una persona contiene la respiración. El bazo de los Balau era más grande, fueran o no buzos, y un análisis de ADN reveló la razón: comparando el genoma de los Bajau con dos poblaciones diferentes, los Saluan y los Han chinos, los científicos encontraron 25 diferencias genómicas importantes. Una de ellas estaba en el gen PDE10A, que se considera que determina el tamaño del bazo de los Bajau.

En ratones, se sabe que este gen "regula la hormona tiroidea que controla el tamaño del bazo, lo que respalda la idea de que los Bajau pueden haber evolucionado para que su bazo tenga el tamaño necesario para acompañar sus largas y frecuentes inmersiones", dijo el estudio. Se necesita más investigación para determinar cómo esta hormona afecta al tamaño del bazo humano.

Mientras tanto, este descubrimiento podría acelerar la investigación médica sobre cómo el cuerpo responde a la falta de oxígeno en diferentes circunstancias, como el buceo, pero también la altitud, la cirugía o la enfermedad pulmonar.

- AFP -

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