Oftalmopatía tiroidea: ¿cómo ayudar a un ser querido a vivir mejor con la enfermedad?

Oftalmopatía tiroidea: una enfermedad visible e invisible

Síntomas a veces desconcertantes para el entorno  

La oftalmopatía tiroidea se manifiesta por una inflamación de los tejidos orbitarios, lo que provoca síntomas como exoftalmía (ojos saltones), retracción de los párpados, sequedad ocular, visión doble y dolores oculares. Estos signos pueden resultar desconcertantes para el entorno, sobre todo porque suelen evolucionar de forma imprevisible. El cansancio, la irritabilidad y las fluctuaciones del estado de ánimo relacionadas con los desequilibrios hormonales también pueden afectar la dinámica familiar.

Una patología que afecta la calidad de vida y la relación con los demás

Más allá de los síntomas físicos, la oftalmopatía tiroidea puede afectar la imagen que el paciente tiene de sí mismo. Los cambios en la mirada pueden provocar una pérdida de confianza, aislamiento social y dificultades en las interacciones cotidianas. Los seres queridos pueden sentirse impotentes ante estos cambios, sin saber siempre cómo reaccionar o cómo brindar su apoyo.

El papel de los seres queridos en el acompañamiento diario

Escuchar sin juzgar, comprender sin minimizar

La escucha activa es fundamental. Es esencial permitir que el paciente exprese sus sentimientos sin miedo a ser juzgado o minimizado. Evitar frases como «No es para tanto» o «Estás exagerando» puede ayudar a mantener una comunicación abierta y empática.

Ayudar de forma concreta sin infantilizar 

Ofrecer una ayuda práctica, como acompañar al paciente a sus citas médicas, ayudarle con los trámites administrativos o adaptar el entorno doméstico (iluminación adecuada, humidificador), puede ser beneficioso. Sin embargo, es importante respetar la autonomía del paciente y evitar tomar decisiones en su lugar sin su consentimiento.

Animar a seguir los tratamientos médicos y el apoyo psicológico

Apoyar al paciente en sus procesos de cuidado, ya sean consultas médicas, terapias o grupos de apoyo, puede fortalecer su sensación de no estar solo frente a la enfermedad. Animar, sin presionar, a buscar acompañamiento psicológico también puede ser beneficioso para manejar los aspectos emocionales de la enfermedad.

Cuidarse a uno mismo para poder apoyar mejor al otro

Reconocer tu propio papel como cuidador

Estar cerca de una persona con oftalmopatía tiroidea puede ser agotador. Reconocer tu papel como cuidador y las emociones asociadas (cansancio, frustración, culpa) es un primer paso hacia un acompañamiento saludable.

Preservar tu equilibrio personal

Es crucial cuidar de tu propio bienestar para poder apoyar eficazmente al otro. Tomar tiempo para ti, mantener tus actividades personales y, si es necesario, buscar apoyo externo (grupos de apoyo, profesionales de la salud) son pasos importantes para preservar tu equilibrio.

Comunicar mejor para fortalecer la relación

Elegir las palabras adecuadas y evitar ciertas torpezas

La comunicación es un pilar fundamental en el acompañamiento. Usar frases empáticas como «Estoy aquí para ti» o «Entiendo que sea difícil» puede fortalecer el vínculo de confianza. Por el contrario, evitar comentarios sobre la apariencia física o consejos no solicitados puede prevenir malentendidos o heridas involuntarias.

Valorar los esfuerzos del paciente y cultivar la empatía

Reconocer los esfuerzos del paciente, incluso los más pequeños, puede tener un impacto positivo en su ánimo. Mostrar empatía, ponerse en su lugar y demostrar comprensión frente a sus dificultades diarias refuerza el sentimiento de apoyo y amor incondicional.

Conclusión

Acompañar a un ser querido con oftalmopatía tiroidea es un camino que requiere paciencia, comprensión y benevolencia. Adoptando una actitud de escucha, ofreciendo un apoyo adecuado y cuidándote a ti mismo, los seres queridos pueden desempeñar un papel fundamental en el proceso de cuidado y en la vida del paciente. Es juntos, en una relación de confianza y respeto mutuo, que los desafíos de la enfermedad pueden superarse.

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