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Día Mundial de la Hipertensión: tratamientos y medidas higiénico dietéticas

Publicado el 17 may. 2021 • Por Aurélien De Biagi

El 17 de mayo, con motivo del Día Mundial de la Hipertensión 2021, proponemos un breve artículo sobre esta patología. Esta enfermedad es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente en España y es el primer motivo de consulta médica en el mundo. En 2015 el 42,6% de la población adulta española de más de 18 años, era hipertensa, y esta cifra no deja de aumentar. 

¿Te gustaría saber más sobre la primera enfermedad crónica del mundo? ¿Te gustaría conocer sus tratamientos y las medidas higiénico dietéticas adaptadas?

¡Lee nuestro artículo!


Día Mundial de la Hipertensión: tratamientos y medidas higiénico dietéticas

Hipertensión arterial (HTA): definición

Cuando el corazón se contrae, bombea sangre a través de las arterias para llevar oxígeno y nutrientes a los tejidos. Al hacerlo, la sangre ejercerá presión sobre las paredes de los vasos. Esta presión se mide para determinar la presión (o tensión) arterial. La hipertensión arterial se define como una sobrepresión de la sangre en las paredes de las arterias. El resultado es que el corazón trabaja más y se agota, lo que puede provocar una insuficiencia cardíaca. Además, la hipertensión es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus, etc.) y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En la mayoría de los casos, su etiología (causas) sigue siendo desconocida, y se habla entonces de hipertensión esencial.

Se mide por dos valores: la presión sistólica o máxima (el primer número) que corresponde a la presión durante la contracción del corazón y la presión diastólica o mínima (durante la dilatación del corazón). Una presión arterial normal está entre 10/6 cmHg y 14/8 cmHg, siendo la norma 12/8 cmHg. Por encima de estos valores, el paciente se considera hipertenso. 

En la mayoría de los casos, se detecta durante un examen clínico de rutina o por otra patología. En efecto, la hipertensión es una enfermedad insidiosa y a menudo silenciosa (pocos o ningún síntoma en algunos pacientes).

Las medidas higiénico dietéticas

Las medidas higiénico dietéticas son esenciales en el tratamiento de la hipertensión. 

En primer lugar, el sobrepeso y la obesidad favorecen la hipertensión. Existen dos indicadores para evaluar estos factores: el índice de masa corporal (IMC) y el perímetro de la cintura. La primera se basa en el peso y la altura de la persona. Si el IMC es superior a 25, se habla de sobrepeso, si es superior a 30, se habla de obesidad.

El perímetro de la cintura mide el exceso de grasa alrededor del abdomen. Así, una medida de cintura superior a 94 cm para un hombre o a 80 cm para una mujer se considera demasiado grande. 

Para reducir eficazmente la grasa corporal, es aconsejable cambiar la dieta y el estilo de vida (o introducir cambios duraderos). La grasa se forma cuando la ingesta de nutrientes de los alimentos es superior a nuestras necesidades, y el exceso se almacena en forma de grasa. Por otro lado, cuando nuestra ingesta es insuficiente en comparación con las necesidades del organismo, éste recurre a sus reservas (grasa). Por lo tanto, para perder peso, es necesario aumentar las necesidades energéticas mediante la actividad física mientras se disminuye la ingesta. Esta actividad física se recomienda incluso con la presión arterial alta. Si bien es cierto que el deporte aumenta la presión arterial, sólo lo hace durante el tiempo que dura el ejercicio (y/o los minutos posteriores) y permite mantenerla más baja después. Por lo tanto, una actividad deportiva puede introducirse incluso en personas hipertensas y será beneficiosa para ellas. Las recomendaciones sanitarias sugieren 30 minutos de caminata al día (o su equivalente).

También se recomienda una dieta baja en alcohol y sal. En efecto, la sal provoca una retención de agua y, por tanto, un aumento del volumen sanguíneo, lo que aumenta la presión sobre las paredes de las arterias y, por tanto, la presión arterial. Según las recomendaciones, son suficientes de 5 a 6 g de sal al día (el contenido de una cuchara).

Además, se recomienda la dieta mediterránea o cretense. Se basa en la abundancia de frutas y verduras frescas, legumbres, frutos secos, aceite de oliva, pescado y poca carne (aves y poca carne roja). A ello se suma un consumo moderado de vino tinto, productos lácteos y huevos, así como una actividad física regular.

Por último, el tabaco, un importante factor de riesgo cardiovascular (ictus, infarto de miocardio, aneurisma...) debe dejarse en caso de hipertensión arterial. Puedes consultar a tu médico para que te ayude, existen muchos tratamientos de sustitución: a base de nicotina como el nicorette o sin nicotina como la vareniclina.

Los medicamentos de la hipertensión arterial (HTA)

En primer lugar, la medicación para la hipertensión debe tomarse a la misma hora cada día. En caso de olvido, no debe esperarsse hasta el día siguiente para tomarla, sino que es necesario tomarla lo antes posible, aunque signifique retrasar la siguiente dosis. Además, en caso de olvido durante un día completo, la dosis nunca debe duplicarse al día siguiente. 

En el tratamiento de la hipertensión se utilizan varias clases de fármacos. Los más utilizados son los betabloqueantes, los diuréticos, los inhibidores cálcicos, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y los antagonistas de la angiotensina II (ARA II o sartanes). Cada una de estas clases actúa con mecanismos diferentes, pero el objetivo es siempre reducir la presión arterial. Su acción puede ser sobre el flujo cardíaco, el volumen sanguíneo o la reducción de la resistencia. Sin embargo, sus efectos no son inmediatos. De hecho, existe un retraso de unas 2-3 semanas antes de que se regule la presión arterial. 

Los betabloqueantes

Esta clase de fármacos disminuye la presión arterial a través de su efecto de bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca) y de la disminución de la contractilidad miocárdica (disminución de la fuerza de contracción del corazón).

Por sus efectos cardioprotectores, estos tratamientos también se prescriben a las personas que han sufrido un infarto de miocardio, una angina de pecho o una elevada frecuencia cardíaca en reposo.

Algunos ejemplos son: bisoprolol, atenolol, metoprolol, acebutolol, nebivolol, etc.

Existen dos tipos de betabloqueantes: cardioselectivos y no cardioselectivos. Los primeros actúan sólo sobre los receptores beta localizados en el corazón, mientras que los segundos actúan sobre todos los receptores beta. Por lo tanto, este último no puede tomarse en combinación con ciertos tratamientos para el asma (por ejemplo, los beta-estimulantes como el salbutamol).

Los principales efectos secundarios de estos tratamientos son: fatiga, problemas digestivos (náuseas, etc.), vértigo, disfunción eréctil, sensación de manos y pies fríos, trastornos del sueño y disminución del ritmo cardíaco.

Los diuréticos

Los diuréticos reducen la presión arterial al aumentar la cantidad de agua y de sal que eliminan los riñones, con lo que se reduce el volumen de sangre y la presión sobre las paredes de las arterias. Se trata de una clase de fármacos bien conocida y evaluada.

Existen tres clases de diuréticos: los diuréticos de asa, las tiazidas y los ahorradores de potasio. Estas tres familias actúan a diferentes niveles del riñón. Sin embargo, siempre aumentan la eliminación de sal y agua.

Entre los diuréticos, podemos mencionar por ejemplo : 

  • Entre los diuréticos de asa: furosemida
  • Entre las tiazidas: hidroclorotiazida (a menudo en combinación con otro antihipertensivo), indapamida 
  • Entre los fármacos ahorradores de potasio: espironolactona

Cuidado con los diuréticos no ahorradores de potasio (tiazidas y diuréticos de asa) que pueden causar hipocalemia (disminución de la concentración de potasio en la sangre) que puede tener consecuencias graves.

Los inhibidores cálcicos

Estos fármacos inhiben la entrada de calcio en las células musculares vasculares. Este último es esencial para la contracción muscular. Por lo tanto, permiten la vasodilatación de las arterias, lo que conlleva una reducción de la resistencia (fricción entre la sangre y la pared) y, por lo tanto, un efecto hipotensor. 

Además, los diuréticos también están indicados en la prevención de los ataques de angina (angina de pecho).

Entre ellos se encuentran: amlodipina, lercanidipina, verapamilo, etc.

Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA)

Esta clase de fármacos impide la conversión de la angiotensina I en angiotensina II (una hormona hipertensiva producida por el riñón). En efecto, estos fármacos inhiben el efecto vasoconstrictor de la angiotensina II. También inhiben la degradación de otra molécula, provocando una tos de irritación: el efecto secundario más común de los inhibidores de la ECA. También están contraindicados en mujeres embarazadas. De hecho, como atraviesan la barrera feto-placentaria, pueden provocar lesiones en el feto.

En esta clase, podemos encontrar moléculas como: captopril, perindopril, ramipril, enalapril...

Los antagonistas de la angiotensina II (ARA II)

Finalmente, esta última clase impide la unión de la angiotensina II a su receptor AT1, disminuyendo así la contractilidad de los vasos sanguíneos y, por tanto, la presión arterial. 

Tienen la ventaja de tener pocos efectos adversos. Sin embargo, es necesario aumentar la vigilancia en los pacientes con insuficiencia renal. Además, sus efectos a largo plazo son menos conocidos que los de otras clases más antiguas. Sin embargo, al igual que los inhibidores de la ECA, están contraindicados en las mujeres embarazadas. 

Algunos ejemplos de medicamentos pertenecientes a la familia de los sartanes son: candesartán, irbesartán, telmisartán, valsartán...

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1 comentario


Ignacioddeu
el 6/12/23

La hipertensión arterial PULMONAR, secundaria de la EPOC, entra aquí? Supongo tendrá evolución y tratamiento específicos.

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