«
»

Top

Adicción a los medicamentos: ¿cuáles son los riesgos y cómo desintoxicarse?

Publicado el 13 ago. 2020 • Por Alexandre Moreau

La adicción a los medicamentos es una condición psicológica y a veces física que causa reacciones de comportamiento compulsivas, continuas o periódicas. Está vinculada al consumo de diversas sustancias (principalmente ansiolíticos, hipnóticos y analgésicos). ¿Qué es la adicción? ¿Cómo funciona? ¿Qué medicamentos están en implicados? ¿Cuáles son los riesgos y cómo evitar el fenómeno de la adicción?

Adicción a los medicamentos: ¿cuáles son los riesgos y cómo desintoxicarse?

Adicción y dependencia: ¿cuál es la diferencia?

La dependencia es un estado psíquico (impulso a consumir una droga con el objetivo de crear placer o anular una tensión) y a veces un estado físico (exigencia del organismo a utilizar una droga bajo el dolor provocado por un síndrome de abstinencia física) caracterizada por cambios en el comportamiento que siempre incluyen un impulso a tomar una droga para recuperar sus efectos y a veces para evitar la incomodidad de la privación.

La adicción se caracteriza por la dependencia (incapacidad repetida para controlar un comportamiento) y la continuación de ese comportamiento a pesar del conocimiento de las consecuencias negativas. Las adicciones son variadas: tabaco, alcohol, sustancias ilícitas, medicación (con posible automedicación para medicamentos sin receta médica), juegos de azar...

¿Cuáles son los mecanismos de la adicción?

Los mecanismos neurobiológicos de la adicción están fuertemente ligados al "sistema de recompensa" del cerebro. Este circuito es responsable de la sensación de placer que se siente después de las acciones fundamentales (beber, comer, tener sexo...) e involucra diferentes redes de neuronas (principalmente dopaminérgicas, pero también serotonérgicas y noradrenérgicas). Los receptores de endorfinas también juegan un papel en la antalgia (reducción del dolor) y la sensación de bienestar.

El consumo repetido de drogas tiene un efecto a largo plazo en las redes cerebrales (hablamos de la plasticidad sináptica, es decir, cambios en los sistemas de comunicación entre las neuronas) y perturba la búsqueda del placer. Se observa entonces una mayor liberación de dopamina (la molécula "del placer y de la recompensa") que provoca una incesante necesidad de placer. Además, la producción natural de endorfinas disminuye gradualmente y el placer sólo se obtiene mediante la ingestión de la sustancia externa (la tolerancia a esta sustancia aumenta y la carencia aparece en cuanto se detiene el consumo).

Otras adaptaciones cerebrales terminan creando un efecto negativo en el sujeto dependiente (alteración del estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad). Este estado emocional negativo, asociado a las sensaciones desagradables de abstinencia (privación de la sustancia adictiva), se convierte entonces en la principal motivación para consumir (esto se denomina craving, que corresponde a la necesidad compulsiva de consumir algo), más allá de la búsqueda de efectos placenteros.

Finalmente, estos mecanismos parecen alterar la memoria de la experiencia, hacerla aún más agradable de lo que fue, y persisten en el tiempo, fomentando la repetición de la experiencia.

¿Cuáles son los factores que contribuyen a la adicción?

Algunos individuos (especialmente los varones) tienen una predisposición genética a desarrollar adicciones. El riesgo de adicción es mayor si hay antecedentes familiares de adicción o si existe un consumo preexistente de otras sustancias (alcohol, drogas u otros medicamentos). La fragilidad psíquica (introversión, ansiedad, depresión, baja autoestima, dificultad para resolver problemas, impulsividad, búsqueda de emociones, etc.) y la existencia de comorbilidades físicas (enfermedades crónicas) y psiquiátricas (trastorno bipolar, trastornos alimentarios, trastorno de déficit de atención, etc.) también pueden dar lugar a conductas adictivas.

Los factores ambientales también contribuyen al fenómeno de la adicción, como las situaciones de gran estrés, un contexto social y familiar difícil o la fácil disponibilidad del producto adictivo (padres que fuman, sufren trastornos psiquiátricos, etc.). Por último, algunas profesiones tienen más riesgo de adicción (entorno médico, viajes con jet lag, trabajo nocturno...).

¿Qué medicamentos pueden causar adicción?

Los medicamentos psicotrópicos

Las benzodiacepinas (BZD) son la causa de la adicción física y psicológica. Entre ellos figuran los ansiolíticos (o tranquilizantes como alprazolam-Trankimazin®, bromazepam-Lexatin® o el diazepam-Valium®) que reducen la ansiedad y sus manifestaciones (insomnio, tensión muscular, etc.) y los hipnóticos/sedantes (o somníferos como zolpidem-Stilnox® o zopiclona-Limovan®) que tienen por objeto inducir y/o mantener el sueño. 

Por otra parte, es interesante observar que los antidepresivos de primera línea (escitalopram-Cipralex®, fluoxetina-Prozac®, paroxetina-Daparox®, sertralina-Besitran® o duloxetina-Cymbalta® y venlafaxina-Arafaxina®) no son adictivos. Sin embargo, es necesario cumplir con la prescripción sin una interrupción abrupta y temprana para evitar el riesgo de recaída (la tianeptina-Zinosal® puede ser objeto de abuso o de dependencia, especialmente en las personas con dependencia al alcohol).

Los antálgicos (o analgésicos)

Dependiendo del tipo de molécula, existe un posible riesgo de dependencia. Se trata de medicamentos para el dolor moderado a severo (opiáceos derivados del opio u opioides):

  • La codeína, un analgésico y antitusígeno (medicamento para la tos), puede causar dependencia física y su uso puede desviarse (utilizado en un cóctel llamado Purple Drank que induce euforia y somnolencia). Se presenta solo en forma de comprimidos (Fludan Codeína®, Codeisan® hidrosoluble) o jarabe (Euphon®, Histaverin®, Codeisan® en jarabe, Notusin®, Toseina®), pero también combinado con paracetamol (Cod-Efferalgan®, Fludeten®).
  • La dihidrocodeína, derivada de la codeína, también puede prescribirse y ser adictiva.
  • El tramadol solo (Tradonal®) o en combinación con el paracetamol (Clanderon®) también entraña un riesgo de dependencia si se utiliza en dosis elevadas durante un período prolongado.
  • La morfina (Mst continus®, Oramorph®) se utiliza en situaciones en las que los analgésicos menos potentes son insuficientes. 
  • El fentanilo (Durogesic®, Actiq®) es 100 veces más potente que la morfina y se utiliza sólo para dolores graves e intratables y por períodos cortos. Como muchos opiáceos, el uso del fentanilo puede ser desviado para fines recreativos.

Entre los analgésicos no morfínicos, el nefopam tiene una acción central y está autorizado en los dolores agudos, en particular los dolores postoperatorios. También expone al paciente a un riesgo de dependencia.

Por último, cabe señalar que el frecuente abuso de analgésicos (paracetamol-Dolocatil®, Efferalgan®, Dolostop®) en pacientes que sufren de dolores de cabeza contribuye al carácter crónico (permanente) de los dolores de cabeza.

Otros medicamentos potencialmente adictivas

Los excitantes como la cafeína y la nicotina tienen propiedades adictivas. Este efecto es aún más pronunciado en el caso de las anfetaminas y sus derivados:

  • la pseudoefedrina utilizada en descongestionantes nasales.
  • el metilfenidato-Concerta® utilizado en niños para el trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH)
  • el modafinilo-Modiodal® utilizado en pacientes con narcolepsia o hipersomnia

Además, los anestésicos (gases medicinales como el oxígeno o el óxido nitroso), los antimigrañosos (que pueden mezclarse con cafeína o analgésicos), los sedantes antihistamínicos (si se toman con frecuencia, como la hidroxicina-Atarax®, la alimemazina o la doxilamina-Dormidina®) y los antiparkinsonianos (trihexifenidilo-Artane®) tienen un potencial adictivo psíquico que no debe pasarse por alto.

Por último, aunque no contienen sustancias adictivas propiamente dichas, los laxantes (como el bisacodil-Dulcolaxo®) pueden causar dependencia física cuando se utilizan con frecuencia o de manera continua (durante más de 10 días). Existe un riesgo de adicción, y la irritación de la mucosa provoca un aumento del estreñimiento cuando se abandona el medicamento.

¿Cómo se puede prevenir la dependencia?

Para evitar los fenómenos de dependencia, es necesario respetar la dosis y las condiciones de uso recomendadas por el médico. 

Cuando se usan medicamentos psicotrópicos (benzodiacepinas) : 

  • los somníferos no deben tomarse regularmente durante un largo período de tiempo porque existe el riesgo de dependencia y adicción con el aumento de la dosis;
  • la dosis de ansiolíticos debe aumentarse gradualmente hasta alcanzar la dosis mínima eficaz para limitar los efectos indeseables y el riesgo de dependencia.

Existe una duración máxima de prescripción (4 semanas para los hipnóticos y 12 semanas para los ansiolíticos) y luego el médico debe hacer una reevaluación. El tratamiento debe interrumpirse reduciendo gradualmente la dosis. El consumo de alcohol concomitante a estos tratamientos es peligroso.

Para el tratamiento del dolor crónico, los analgésicos deben tomarse a intervalos regulares (esto es más eficaz que tomarlos a pedido).
En otros casos, los analgésicos no deben utilizarse durante más de 5 días sin consejo médico. Y en el caso de los dolores no cancerosos, el uso de la morfina debe ser lo más breve posible, a fin de evitar una posible dependencia física.

Por último, para evitar la adicción a los laxantes y el agravamiento del estreñimiento, se recomienda una disminución gradual de la dosis a lo largo de varias semanas y es posible sustituirla por laxantes no irritantes (los llamados laxantes osmóticos como Movicol®, Casenlax® o Duphalac®). También se recomienda una dieta alta en fibra y baja en grasas, beber mucha agua y hacer actividad física con regularidad.

¿Cuáles son los riesgos de una adicción?

El consumo regular de un producto puede hacer que el organismo se adapte. Este estado da lugar a una disminución progresiva de la actividad de una sustancia (efectos cada vez menos marcados) que lleva a aumentar las dosis para obtener los mismos efectos (este es el fenómeno de la tolerancia). Esto expone entonces al riesgo de sobredosis, potencialmente mortal (sobre todo si hay un consumo múltiple: alcohol, otras drogas...).

Durante los intentos de detener el consumo, puede observarse la aparición de un síndrome de abstinencia específico de la sustancia, incluyendo:

  • la abstinencia de benzodiacepinas, que provoca rebotes de ansiedad, insomnio e incluso crisis epilépticas en forma de convulsiones muy peligrosas;
  • la abstinencia de los medicamentos morfínicos que provoca dolor difuso, diarrea y un estado de estrés psíquico y físico (ansiedad, insomnio, sudoración, sensación de calor y frío, goteo nasal, palpitaciones, aumento de la presión sanguínea...).

Más concretamente, algunos medicamentos tienen consecuencias sobre las capacidades profesionales (trastornos de atención, trastornos de la memoria, dificultades de expresión...). También pueden repercutir en la conducción, con un mayor riesgo de accidentes (esto es particularmente cierto en el caso de los medicamentos psicotrópicos).

Por último, la pérdida progresiva del autocontrol y la adicción resultante pueden tener consecuencias sociales duraderas y significativas: aislamiento, marginación, abandono de la escuela, pérdida de empleo, deterioro de las relaciones con el entorno, problemas financieros...

¿Cómo efectuar una cura de abstinencia?

La abstinencia debe iniciarse bajo la supervisión médica del médico tratante. Este último también puede llamar a un especialista en adicciones o a un psiquiatra.

La interrupción debe ser gradual y lo ideal es que tenga lugar durante un período favorable (es decir, evitar los períodos estresantes como el duelo, un examen o la mudanza, y dar preferencia a los períodos más tranquilos como las vacaciones).

Las dosis se reducen por etapas para evitar los síntomas de abstinencia (convulsiones, insomnio, rebote de ansiedad...). Cuanto más se llega al final de la abstinencia, más largas deben ser las etapas. Y si hay signos de abstinencia, es importante decírselo al médico para que podamos decidir con él o ella si volver a la etapa anterior o bajar el ritmo de la abstinencia.

Se puede sugerir una medicación concomitante para reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la abstinencia (por ejemplo, antidepresivos no adictivos para la ansiedad, los ataques de pánico y los trastornos fóbicos, o melatonina para el insomnio).

También se recomienda el apoyo psicológico, la relajación y el control del estrés durante el período de abstinencia.

Por último, el apoyo a largo plazo de los profesionales de la salud (como el médico y el farmacéutico) y de la familia y los amigos ayuda a prevenir el riesgo de recaída.

¿Te ha sido útil este artículo?
¡Comparte tus sentimientos con la comunidad y haz cualquier pregunta que tengas al respecto!

¡Cuídate!

Comentarios

También te gustará

Enfermedades crónicas: ¿cuál es tu relación con tus médicos? ¡Los miembros de Carenity responden!

Enfermedades crónicas: ¿cuál es tu relación con tus médicos? ¡Los miembros de Carenity responden!

Leer el artículo
¡La toxina botulínica (Botox) también puede utilizarse para tratar ciertas patologías crónicas!

¡La toxina botulínica (Botox) también puede utilizarse para tratar ciertas patologías crónicas!

Leer el artículo
Falsos recuerdos: ¿puede nuestra memoria traicionarnos?

Falsos recuerdos: ¿puede nuestra memoria traicionarnos?

Leer el artículo
¿Cuál es el impacto social de las enfermedades crónicas invisibles? ¡Los miembros de Carenity responden!

¿Cuál es el impacto social de las enfermedades crónicas invisibles? ¡Los miembros de Carenity responden!

Leer el artículo

Discusiones más comentadas