Cáncer colorrectal: ¿cuáles son los primeros signos de la enfermedad?

¿Cuáles son los primeros signos del cáncer colorrectal? 

De forma general, el cáncer colorrectal suele desarrollarse de forma silenciosa, es decir, sin causar ningún síntoma. Esto puede durar varios años. Cuando aparecen los primeros síntomas, son principalmente dolor abdominal, modificación del tránsito intestinal y sangre en las heces. 

El dolor abdominal puede ser más o menos intenso, localizado o, por el contrario, difuso. Puede parecerse a los calambres abdominales causados por la hinchazón y no siempre hace que el paciente consulte a un profesional de la salud. 

El cambio en el tránsito intestinal puede manifestarse mediante una diarrea repentina o un estreñimiento que se prolonga durante mucho tiempo. También puede observarse una alternancia de diarrea y estreñimiento.  

En cuanto a la presencia de sangre en las heces puede ser a veces imperceptible. La sangre no siempre es de color rojo brillante, sino que puede ser negra o marrón, mezclándose con el color de las heces. 

Puede haber una necesidad constante de defecar y sensaciones inusuales al defecar.  

A medida que el cáncer colorrectal avanza, puede formarse una masa palpable en el abdomen. 

Por último, el estado de salud general del paciente puede deteriorarse y observarse pérdida de peso, fatiga inexplicable, anemia o episodios de fiebre. 

¿Cuáles son loss factores de riesgo del cáncer colorrectal? 

Varios factores pueden contribuir al desarrollo del cáncer colorrectal. El riesgo aumenta cuando estos factores se acumulan. 

El riesgo de desarrollar cáncer colorrectal aumenta después de los 50 años. La edad media de diagnóstico es de unos 70 años. 

Además, el hecho de haber padecido un cáncer colorrectal con anterioridad aumenta el riesgo de que vuelva a aparecer. 

El diagnóstico de un tumor benigno similar a un pólipo en el recto o el colon también aumenta el riesgo de cáncer colorrectal. 

También se sabe que los hábitos de vida son factores de riesgo: 

• Una dieta rica en embutidos y carnes rojas, 
• Una dieta baja en fibra, 
• Tener sobrepeso u obesidad, 
• Un estilo de vida sedentario, 
• El tabaco, 
• El consumo excesivo de alcohol. 

Las EII (enfermedades inflamatorias intestinales crónicas: enfermedad de Crohn o rectocolitis hemorrágica), especialmente cuando se extienden a todo el colon y evolucionan durante más de 10 años, requieren colonoscopias periódicas para detectar un posible cáncer colorrectal. 

Por último, es fundamental conocer los antecedentes familiares de salud, ya que el riesgo aumenta si un familiar de primer grado (madre, padre, hermana o hermano) ha tenido cáncer colorrectal antes de los 60 años. El riesgo aumenta aún más si dos familiares de primer grado han tenido cáncer colorrectal, independientemente de la edad a la que se haya producido el cáncer. 

¿Cómo se diagnostica el cáncer colorrectal? 

Si se observa alguno de los síntomas descritos anteriormente, es importante hablar con el médico de cabecera en una consulta. 

El médico realizará un examen clínico y, si es necesario, remitirá al paciente a un médico especializado en gastroenterología. 

En el caso de los síntomas rectales, el gastroenterólogo puede realizar una rectoscopia para visualizar el recto a través de un endoscopio rígido. Este examen no requiere ninguna preparación. 

Por lo general, el gastroenterólogo también prevé realizar una colonoscopia bajo anestesia general. Este examen consiste en introducir un tubo flexible con una cámara muy pequeña en el recto y luego en el colon para visualizar las paredes internas del recto y del colon. Si se detectan lesiones, se utiliza una pinza para tomar muestras (biopsias) o extraerlas para su posterior análisis. 

El examen anatomopatológico de las muestras permite confirmar o no el diagnóstico de cáncer colorrectal y precisar de qué tipo de lesiones se trata. 

¿Cuáles son los tratamientos del cáncer colorrectal? 

Los exámenes complementarios

Si se diagnostica un cáncer colorrectal, un análisis de sangre evaluará el estado de salud general del paciente y medirá la concentración de un marcador tumoral llamado CEA (antígeno carcinoembrionario). 

Una evaluación adicional medirá la extensión del cáncer colorrectal y su posible extensión a otros órganos: 

• En todos los casos: un TAC de tórax, abdomen y región pélvica (pelvis), 
• Según el caso: 
• Una ecografía del abdomen y la pelvis, 
• Una resonancia magnética del abdomen, 
• Una tomografía por emisión de positrones (PET): este examen se basa en la inyección de glucosa débilmente radiactiva en la sangre. Las células cancerosas (que son más activas que las normales) toman y consumen más glucosa. Como la radiactividad puede detectarse con esta tecnología, el examen permite obtener imágenes precisas de zonas del cuerpo ricas en células cancerosas. 

Esta evaluación completa permite definir el tratamiento y el plan terapéutico. 

Los tratamientos

Las modalidades de tratamiento se adaptan a cada caso y se deciden en consulta con el cirujano, el radioterapeuta, el oncólogo y el médico tratante. 

Según el caso, el tratamiento incluye una o varias técnicas: cirugía, radioterapia, quimioterapia y/o terapias dirigidas. Las modalidades de tratamiento se explican al paciente durante una consulta específica. Si el paciente está de acuerdo con el tratamiento propuesto, se le entregará un documento denominado "plan personal de apoyos (PPA)". 

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