EPOC: la mayoría de los que la padecen no tiene un diagnóstico adecuado
Publicado el 8 nov. 2016
La falta de diagnóstico es el principal obstáculo que existe en el país para tratar a los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una patología respiratoria que va en aumento y que se caracteriza por la existencia de una obstrucción de las vías respiratorias, generalmente progresiva e irreversible.
Se trata de una afección que tiene mayor incidencia entre las personas expuestas al humo del tabaco y que produce como síntoma principal una disminución de la capacidad respiratoria, que avanza lentamente con el paso de los años y ocasiona un deterioro considerable en la calidad de vida, pudiendo ocasionar incluso una muerte prematura.
"En los últimos años, el sistema sanitario argentino no ha podido revertir los inconvenientes alrededor del diagnóstico de esta enfermedad", advirtió el doctor Pablo Gutiérrez Fernández, médico especialista en Medicina Interna, Medicina Crítica y Neumonología.
"En muchos casos el hecho de fumar, tener una EPOC en estadio inicial con pocos síntomas y no realizar una espirometría se asocia con mayor probabilidad de subdiagnóstico", explicó el profesional, quien es jefe de Terapia Intensiva de la Clínica Zabala.
Según el experto, en los casos de EPOC los profesionales médicos piden y realizan muchos menos estudios diagnósticos en comparación con otras enfermedades. "Frecuentemente cuando un paciente ingresa a la guardia de un hospital general, sin orientación respiratoria, por falta de aire e incluso con diagnóstico de una EPOC, son muy pocos los médicos que solicitan una espirometría, aduciendo que el paciente está nervioso, que tiene un principio de neumonía, o la "tos del fumador", insistió.
ESTUDIO FUNDAMENTAL
No obstante, reconoció que con las recientes campañas de información pública sobre la EPOC y la necesidad de la realización de una espirometría para hacer un diagnóstico correcto, "se notó un incremento de las consultas pidiendo la realización de un examen funcional respiratorio por tabaquismo y falta de aire".
Gutiérrez Fernández hizo hincapié en la utilidad de la espirometría como herramienta clave para la identificación de los pacientes con EPOC, ya que permite confirmar la presencia de obstrucción del flujo aéreo.
En ese sentido, se refirió a los resultados del Estudio PUMA -de Detección de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en atención primaria en la Argentina-, presentado en 2014, por el cual se evaluó la relación entre un diagnóstico previo de EPOC y el diagnóstico confirmado por espirometría.
"Se vio que había un 2,3% de diagnósticos incorrectos, un 79% de subdiagnósticos y una coincidencia entre un diagnóstico médico correcto y la espirometría en un 21% de los casos", detalló.
Pero según indicó el neumonólogo, el subdiagnóstico es un problema que acompaña a la EPOC desde hace muchos años. Resultados del estudio PLATINO (Proyecto Latinoamericano de Investigación en Obstrucción Pulmonar), realizado en 2006, ya evidenciaba que la EPOC es con frecuencia subdiagnosticada, mal diagnosticada y sub-tratada.
"Uno de los principales factores relacionado con estos problemas es la subutilización de la espirometría como herramienta diagnóstica fundamental. En el estudio PLATINO, el 89% de los individuos diagnosticados con EPOC no tenía diagnóstico previo de la enfermedad (subdiagnóstico) y 64% de los individuos que manifestaban tener EPOC no tenía limitación del flujo aéreo (diagnóstico errado)", remarcó, para luego añadir: "Sólo 20% de los individuos encuestados en PLATINO había realizado una espirometría alguna vez en su vida".
La espirometría es un estudio indoloro, rápido y sencillo, que permite conocer la salud pulmonar, midiendo los flujos y capacidades del pulmón, a través de un soplido del paciente. "Se recomienda realizar este estudio a todo paciente mayor de 40 años que fuma o fue fumador", enfatizó Gutiérrez Fernández, quien aclaró que la "tos del fumador" no es normal, sino una alerta de enfermedad.
EN RIESGO
Como se mencionó, el tabaquismo es el principal factor de riesgo de la EPOC. Pero también existen otros que aumentan las chances de sufrirla. Entre ellos, el especialista mencionó: la exposición a contaminantes ambientales o laborales, el bajo nivel socioeconómico, los antecedentes de tuberculosis, las enfermedades respiratorias en la infancia, ciertos factores genéticos y de género.
"La EPOC se caracteriza con frecuencia por un período asintomático, por lo que pueden pasar varios años entre la aparición de la limitación del flujo aéreo y el desarrollo de las manifestaciones clínicas", remarcó.
Por esta razón, señaló que el médico debe buscar sistemáticamente la presencia de síntomas que pueden pasar inadvertidos para el paciente, o ser atribuidos a la edad, al sedentarismo o al mismo hecho de fumar.
"Dejar de fumar es la intervención más costo-efectiva en la prevención del desarrollo y progresión de la EPOC. También está comprobado que reduce la mortalidad por otras causas, muchas de las cuales son comorbilidades asociadas a la EPOC", apuntó Gutiérrez Fernández, quien recordó que el tabaquismo puede tratarse con herramientas de demostrada efectividad.
LAS CIFRAS
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la EPOC afecta a 64 millones de personas en todo el mundo y mata a 3 millones de pacientes al año. La OMS vaticina que la EPOC se habrá convertido en la cuarta causa de muerte en todo el mundo en 2030.
En la Argentina, se producen más de 5.000 muertes anuales por esta causa. Según la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) de 2013, la prevalencia de EPOC en la población argentina es del 4,3 por ciento. Sin embargo, en 2015 el estudio EPOC.Ar de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), reveló que el 14,7% de la población fue diagnosticada con EPOC. "Si dicha cifra se extrapola a la población general mayor de 40 años, unos 2.400.000 argentinos podrían tener la enfermedad", alertó Gutiérrez Fernández.
La EPOC consiste en la presencia de una obstrucción crónica del flujo aéreo, por lo general progresiva, asociada a una reacción inflamatoria pulmonar persistente, -en especial- frente al humo del tabaco y leña, que puede estar o no acompañada de síntomas tales como disnea, tos, y expectoración.
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