Fibromialgia: las nuevas claves científicas para comprender (por fin) el dolor
Publicado el 18 ago. 2025 • Por Candice Salomé
Durante demasiado tiempo, la fibromialgia ha sido un enigma para los pacientes, sus familiares y la medicina. Dolores difusos, fatiga abrumadora, insomnio, trastornos cognitivos: esta enfermedad invisible sigue siendo un misterio. Sin embargo, la investigación avanza. Gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen, los estudios sobre la microbiota intestinal y la búsqueda de biomarcadores, los científicos están empezando a descifrar los mecanismos de esta patología.
En este artículo, exploramos lo que la ciencia sabe hoy en día... y las preguntas que aún quedan por responder. En el menú: hipersensibilidad central, desequilibrios neurobiológicos, pistas genéticas y ambientales, biomarcadores y el papel de la microbiota. Pero también: por qué, a pesar de estos avances, el diagnóstico y el tratamiento siguen siendo tan difíciles.

Fibromialgia: una enfermedad que sigue siendo un misterio para la ciencia
Una patología sin lesiones visibles
La fibromialgia sigue siendo uno de los grandes misterios de la medicina moderna. Se manifiesta mediante dolores crónicos difusos, fatiga intensa, trastornos del sueño y una mayor sensibilidad a los estímulos. Sin embargo, actualmente no existe ningún examen de imagen ni análisis biológico estándar que permita detectarla de forma objetiva. Esta ausencia de lesiones visibles ha alimentado durante mucho tiempo las dudas sobre su realidad médica, lo que en ocasiones ha dado lugar a diagnósticos erróneos y a la falta de reconocimiento por parte de algunos profesionales de la salud.
El reto del diagnóstico
Diagnosticar la fibromialgia suele ser una tarea muy difícil. Por término medio, los pacientes tardan varios años en recibir un diagnóstico correcto. Los médicos se basan principalmente en los criterios del American College of Rheumatology (ACR), que se basan en la intensidad y persistencia de los síntomas, la ausencia de otras causas identificables y la presencia de zonas sensibles en el cuerpo. La ausencia de marcadores biológicos hace que el diagnóstico sea en gran medida subjetivo, y muchos pacientes siguen sintiéndose incomprendidos o etiquetados erróneamente.
Lo que la ciencia sabe hoy en día sobre la fibromialgia
Una hipersensibilidad del sistema nervioso central
Uno de los avances más importantes de la investigación se refiere a la comprensión del papel del sistema nervioso central. Numerosos estudios sugieren que las personas que padecen fibromialgia presentan una hipersensibilidad al dolor, denominada "sensibilización central". Esto significa que su cerebro procesa de forma amplificada señales dolorosas que, en otras personas, pasarían desapercibidas. Las investigaciones en neuroimagen han demostrado una mayor actividad en ciertas áreas del cerebro implicadas en la percepción del dolor, como el tálamo o la corteza somatosensorial.
Anomalías neurobiológicas observadas
Al mismo tiempo, se han observado desequilibrios en los neurotransmisores implicados en la regulación del dolor. Se trataría, en particular, de un déficit de serotonina y dopamina, y de una mayor concentración de sustancia P, un neurotransmisor que favorece la transmisión del dolor. El glutamato, un excitador del sistema nervioso, también podría desempeñar un papel en la sensibilización excesiva de las neuronas. Estos elementos respaldan la hipótesis de una disfunción neuroquímica como origen de los síntomas.
Alteraciones del sueño y del sistema nervioso autónomo
La fibromialgia también se asocia frecuentemente con un sueño no reparador. Incluso después de una noche completa de sueño, los pacientes se despiertan agotados, como si realmente no hubieran dormido. Este mal sueño parece mantener, e incluso agravar, el dolor crónico. Algunos estudios también sugieren una disfunción del sistema nervioso autónomo, responsable de funciones involuntarias como la digestión, la frecuencia cardíaca o la temperatura corporal. Este desequilibrio podría explicar algunos síntomas como los mareos, la sudoración o la "niebla mental" que describen muchos pacientes.
Líneas de investigación prometedoras
La pista de los biomarcadores
La identificación de biomarcadores fiables para la fibromialgia representa una de las grandes esperanzas de la investigación. Estudios recientes exploran la posibilidad de detectar signos biológicos específicos en la sangre o el líquido cefalorraquídeo, como una inflamación de bajo grado, un aumento de ciertas citocinas proinflamatorias o incluso perfiles metabólicos alterados. Si bien algunas pruebas experimentales han arrojado resultados alentadores, ninguna ha sido aún validada para su uso clínico. El objetivo a largo plazo sería disponer de un análisis de sangre que permitiera confirmar el diagnóstico de forma objetiva.
El papel de la microbiota intestinal
Desde hace algunos años, la microbiota intestinal suscita un interés creciente en la comprensión de numerosas enfermedades crónicas, incluida la fibromialgia. Algunos estudios han puesto de manifiesto una composición bacteriana alterada en los pacientes con fibromialgia, diferente a la de las personas sanas. Esta disbiosis podría desempeñar un papel en la inflamación, la percepción del dolor o la regulación del estrés. Aunque estos resultados son aún preliminares, abren el camino a tratamientos innovadores centrados en el intestino, como los probióticos o la modulación alimentaria.
El impacto de la genética y el entorno
La fibromialgia parece ser el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Algunos estudios han identificado variaciones genéticas que pueden aumentar la sensibilidad al dolor o alterar el funcionamiento de los neurotransmisores. Sin embargo, estos factores genéticos no bastan por sí solos para explicar la aparición de la enfermedad. Los acontecimientos estresantes de la vida, los traumas emocionales o físicos, o incluso las infecciones podrían actuar como desencadenantes en personas ya predispuestas. Este carácter multifactorial dificulta la modelización de la enfermedad, pero subraya la importancia de un enfoque global.
Lo que la ciencia aún desconoce (o no explica del todo)
Por qué algunas personas desarrollan la enfermedad y otras no
A pesar de los avances, los investigadores aún no saben por qué algunas personas desarrollan fibromialgia, mientras que otras, expuestas a las mismas condiciones, no presentan ningún síntoma. No se ha podido identificar una causa única. La hipótesis más probable es que se trate de un conjunto de factores que actúan en sinergia. Esta incertidumbre dificulta la prevención de la enfermedad y también complica el desarrollo de tratamientos específicos.
La relación entre la fibromialgia y otras patologías
La fibromialgia suele ir acompañada de otros trastornos crónicos, como el síndrome de fatiga crónica (ahora conocido como encefalomielitis miálgica), el síndrome del intestino irritable, las migrañas o los trastornos de ansiedad y depresión. Estas comorbilidades plantean la cuestión de si existe un mecanismo común subyacente o un solapamiento entre las diferentes patologías. Todavía es difícil determinar si estas enfermedades comparten una causa, si se influyen mutuamente o si representan diferentes expresiones de un mismo desequilibrio general.
El papel (aún poco claro) del cerebro en la cronificación
Por último, el proceso por el cual el dolor agudo se vuelve crónico en la fibromialgia sigue sin estar del todo claro. Algunas hipótesis sugieren una especie de "memoria del dolor", en la que el cerebro conservaría un rastro duradero de una señal dolorosa inicial. La plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para reconfigurarse, podría estar en juego. Sin embargo, los mecanismos exactos de esta cronificación aún no se han dilucidado y son objeto de numerosas investigaciones en neurociencia.
Conclusión: Una investigación en pleno auge, pero aún incompleta
La investigación sobre la fibromialgia ha experimentado avances notables en los últimos años, en particular gracias a las neurociencias y la biología molecular. Los estudios actuales permiten comprender mejor los mecanismos del dolor, la sensibilidad central y el posible papel del intestino o los neurotransmisores. Sin embargo, la enfermedad sigue sin estar bien definida y no se tiene suficientemente en cuenta en las políticas de salud pública. Para los pacientes, la ausencia de un biomarcador objetivo sigue dificultando el reconocimiento de sus síntomas.
A medida que avanza la ciencia, crece la esperanza de que surja un diagnóstico más rápido, tratamientos personalizados y una atención más adecuada. Mientras tanto, sigue siendo esencial un enfoque multidisciplinar, que combine la atención física, psicológica y social, para mejorar la calidad de vida de las personas con fibromialgia.
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Fuentes:
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Fibromyalgie : où en est la recherche ?, FRM
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