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La sexualidad con una enfermedad crónica

Publicado el 2 jun. 2020 • Por Léa Blaszczynski

Los trastornos sexuales serían de 2 a 6 veces más frecuentes en caso de enfermedad crónica e incapacidad. Diabetes, cánceres, enfermedades cardiovasculares, trastornos psiquiátricos, insuficiencia renal, enfermedades neurodegenerativas, dolencias respiratorias... Estas patologías, que afectan al 31% de la población española, tienen un fuerte impacto en la vida sexual y emocional. 

¿Cuáles son los trastornos más comunes? ¿Cómo hablar de ellos? ¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

La sexualidad con una enfermedad crónica

Cuando se diagnostica una enfermedad crónica, toda la vida cotidiana se ve alterada en todos sus aspectos. Y la vida sexual no se salva, todo lo contrario.

Trastornos sexuales

Los trastornos pueden tener un origen orgánico o físico causado por la enfermedad. Por ejemplo, la disfunción eréctil es de tres a cuatro veces más común en las personas con diabetes. Casi el 50% de los hombres con insuficiencia renal crónica también se quejan de disfunción eréctil, mientras que una mayor proporción de mujeres y hombres con uremia presentan una notable disminución de la libido y de la frecuencia de las relaciones sexuales.

Según una encuesta sobre la sexualidad con diversas enfermedades crónicas, la sexualidad es un problema para el 27%:

  • dispareunia (dolor durante el coito) para el 18%
  • falta de deseo: 42% en las mujeres y 26% en los hombres
  • anorgasmia (falta de orgasmo) para el 40%
  • disfunción eréctil (incapacidad para lograr o mantener una erección) para el 23%
  • eyaculación precoz para un 41% 

Ciertos síntomas físicos de la enfermedad también pueden hacer imposible la práctica sexual. Este puede ser el caso de las dificultades respiratorias, la parálisis o, más simplemente, la fatiga o el dolor. Algunos tratamientos también pueden causar un trastorno sexual como efecto secundario, como los antidepresivos o los agentes psicotrópicos. 

Consultar a un sexólogo

Las enfermedades crónicas pueden cambiar la forma en que una persona se ve a sí misma: pérdida de confianza, aumento de peso, depresión, ansiedad... El estado psicológico de un paciente puede deteriorarse, complicando la propia noción de intimidad. 

Además, la sexualidad puede ser una gran fuente de ansiedad para un paciente afectado por una infección de transmisión sexual (VIH/SIDA, hepatitis B y C...). Sin embargo, aparte del uso obligatorio de los preservativos masculinos o femeninos, no hay razón para que un paciente no tenga una vida sexual satisfactoria.

La sexualidad sigue siendo un tabú demasiado arraigado en la vida de los pacientes. No dudes en discutirlo con tu equipo médico para encontrar una solución. Los servicios hospitalarios y las asociaciones también ofrecen consultas especializadas con sexólogos. Es una oportunidad para hacer un balance de la sexualidad, las dificultades encontradas y beneficiarse de la atención terapéutica. Ciertos trastornos como la disfunción eréctil, la eyaculación precoz o la sequedad vaginal pueden ser tratados. La disfunción eréctil se trata, por ejemplo, con comprimidos (sildenafilo), inyecciones o gel (alprostadil) en la uretra. La sequedad vaginal se puede mejorar fácilmente con un lubricante a base de agua o con ácido hialurónico.

Beneficiarse de un apoyo psicológico

Consultar a un sexólogo o a un psiquiatra especializado es igual de importante para obtener información relevante con el objetivo de abrir tus horizontes: no limitarse a la penetración, descubrir la amplia gama de actos eróticos, utilizar objetos y productos dedicados. El sexólogo puede así proponer alternativas o aconsejar la adaptación de ciertas posiciones en función de las dificultades y/o dolores. Obviamente, la comunicación es esencial dentro de la pareja. Cada uno debe ser capaz de hablar con el otro sobre sus sentimientos para evitar cualquier frustración y poder descubrir juntos una nueva forma de sexualidad.

Además de los círculos de conversación que suelen proponer las asociaciones de pacientes, el foro Carenity puede estar lleno de recursos para este tipo de cuestiones a veces delicadas. "Leer vuestros testimonios me hizo mucho bien, escribió uno de nuestros miembros. Pensé que tenía un problema de frigidez, mientras que al principio de nuestra historia, todo estaba bien con mi marido. En ese momento sólo tenía unos pocos brotes al año y ningún dolor crónico como ahora. Perdí mi libido cuando aumenté los analgésicos pero creo que se debe principalmente al dolor y a la falta de facilidad de movimiento..." No dudes en consultar las discusiones de tus grupos o en proponer un nuevo tema haciendo clic aquí

Vivir sin deseo sexual

En primer lugar, no tener sexo no tiene consecuencias en el cuerpo, explica la Dra. Catherine Solano, sexóloga. Y eso no significa la ausencia de vida sexual. Cada noche cuando dormimos, el cuerpo tiene una actividad sexual involuntaria e inconsciente. Tanto en hombres como en mujeres donde el área sexual se hincha y lubrica y el clítoris tiene una erección.

La enfermedad puede, por supuesto, afectar a la sexualidad. Ciertas enfermedades que afectan a un símbolo de la feminidad pueden, por lo tanto, afectar "más duramente" a la libido de una paciente, según Audrey Le Merer, psicóloga y psicoterapeuta. Este puede ser el caso del cáncer de mama (con o sin mastectomía) o de la endometriosis. Estas pacientes necesitan que se les ayude a encontrar el apoyo psicológico adecuado.

La depresión también suele bloquear la sexualidad porque a menudo no hay ningún deseo, dice la Dra. Solano. Y los antidepresivos también reducen el deseo pero también la lubricación en las mujeres y la erección en los hombres. Es importante entender que esta condición está relacionada con la enfermedad y no necesariamente con la relación y no se debe dudar en hablar con un médico al respecto. 

La ausencia de relaciones sexuales puede ser totalmente posible siempre y cuando el deseo se realice en otro lugar y no haya sufrimiento relacionado con esta ausencia dentro de una relación. 

 

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¡Buena suerte y cuídate!

 

2 comentarios


Monica08
el 16/6/20

¿Sexo?. ¿Qué es eso?. Se me ha olvidado, o casi. Siento dolor durante el coito, falta de deseo, anorgasmia y sequedad vaginal. También puede ocurrir porque ya estoy en plena menopausia, pero la medicación me afecta mucho. Nada más que añadir.


morello50
el 14/7/20

Yo con mi depresión de años,ya ni erecciones tengo....mi vida se ha convertido en rutinaria....el sexo para mi ha dejado de tener valor como ser humano que soy..la medicación me ha afectado en demasía....muchísimo...ahora bien,no puedo dejarla por tener disfunción... la medicación me sacó del pozo...eso es cierto....veremos si se trabaja en pos de menos efectos secundarios con respecto al sexo....en próximas generaciones de medicamentos...Saludos.

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