¿Cómo afecta la fibromialgia a la salud mental?
Publicado el 8 abr. 2022 • Por Candice Salomé
La fibromialgia, que afecta a casi el 4,2% de las mujeres y a un 0,2% de los varones en España, todavía no está reconocida como enfermedad por derecho propio. La profesión médica todavía la desprecia, sin embargo, esta afecta profundamente a la vida cotidiana de los afectados.
Dolor crónico difuso, fatiga intensa, trastornos del sueño... Los pacientes se ven fuertemente afectados y esto va en detrimento de su salud mental.
¿Qué es realmente la fibromialgia? ¿Por qué afecta tanto a la salud mental de los pacientes? ¿Qué relación existe entre la depresión y la fibromialgia?
¡Te lo contamos todo en nuestro artículo!
¿Qué es la fibromialgia y cuales son sus síntomas?
La fibromialgia es una enfermedad que combina síntomas físicos como el dolor y síntomas psicológicos. Esta patología fue reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1992. Pero su naturaleza y existencia son, por desgracia, objeto de gran controversia en el mundo médico.
La fibromialgia combina dolor muscular y/o articular permanente, fatiga crónica, trastornos del sueño y, muy a menudo, síntomas depresivos y trastornos de ansiedad.
Los pacientes tienen dolor en todas partes, sin interrupción, durante meses. Algunos estímulos normalmente indoloros pueden provocar dolor, y un dolor normalmente soportable puede ser experimentado por los pacientes como intenso.
En algunos pacientes, pueden aparecer síntomas como dolores de cabeza, de estómago, de mandíbula, micción constante, menstruación dolorosa u hormigueo en los dedos y los pies.
En más del 80% de los casos, la fibromialgia aparece en mujeres de entre 30 y 55 años, con un pico de prevalencia en torno a la menopausia.
La depresión y la ansiedad son 4 veces más frecuentes que en la población general.
¿Cuál es la relación entre la fibromialgia y la salud mental?
Un diagnóstico complicado
El diagnóstico de la fibromialgia suele hacerse después de varios años a la búsqueda de un diagnóstico. El diagnóstico se realiza tras eliminar otras enfermedades con síntomas similares, como ciertas enfermedades autoinmunes, porque su etiología es aún desconocida.
Aunque esta patología está reconocida por la OMS desde 1992, hubo que esperar hasta 2017 año en que la Dirección General de Sanidad (DGS) publicó la norma para la fibromialgia, para que se la reconociera oficialmente como enfermedad.
Por lo tanto, durante mucho tiempo, la falta de diagnóstico de los pacientes fue la norma. Las personas que padecen fibromialgia informan de un alto grado de erratismo médico, mientras que una proporción significativa de profesionales indican que se sienten impotentes cuando se enfrentan a pacientes que padecen fibromialgia.
En la actualidad, aunque el diagnóstico sigue siendo difícil porque la enfermedad no se acompaña de ninguna lesión orgánica, el cribado se ve facilitado por herramientas como la herramienta Fibromyalgia Rapid Screening Tool, un autocuestionario utilizado en medicina general. Una respuesta positiva a 5 de las 6 preguntas permite detectar la fibromialgia en pacientes que sufren dolor difuso durante más de 3 meses. Además, debe realizarse un estudio completo para descartar otras patologías susceptibles de causar el mismo tipo de dolor.
Una ausencia de tratamiento curativo
Otra de las dificultades para los pacientes es la falta de un tratamiento curativo. De hecho, el tratamiento de la fibromialgia se adapta a cada paciente.
Por lo tanto, en el tratamiento se favorecen los tratamientos no farmacológicos, en particular la actividad física regular. Otros tratamientos no farmacológicos han mostrado efectos beneficiosos sobre ciertos síntomas de la fibromialgia: acupuntura, curas termales, yoga, tai chi, qi gong, y también psicoterapia conductual y cognitiva.
Los analgésicos no suelen ser muy eficaces y los fármacos psicotrópicos, como ciertos antiepilépticos o antidepresivos, sólo tienen un efecto moderado. Se reservan para los pacientes en los que el ejercicio físico no ha mejorado los síntomas de la fibromialgia.
Las complicaciones de la fibromialgia
La fibromialgia, aunque no es una enfermedad grave o que ponga en peligro la vida, puede causar una grave discapacidad que limita las actividades diarias y el empleo. Así, los pacientes con fibromialgia tienden a aislarse socialmente y a desarrollar una depresión grave.
En efecto, ciertas enfermedades se observan con mayor frecuencia en las personas afectadas por la fibromialgia: ansiedad (generalizada, fobias, ataques de pánico, TOC), depresión, síndrome del intestino irritable, síndrome de fatiga crónica, síndrome de las piernas inquietas o síndrome de Gougerot-Sjögren (sequedad de boca, ojos y mucosa genital).
¿La depresión es la causa de la fibromialgia o es al revés?
Además de los síntomas presentes en la gran mayoría de los pacientes afectados por la fibromialgia, como el dolor difuso y crónico, los trastornos del sueño, etc., existe un síndrome muy presente: el estado ansioso-depresivo y, en ocasiones, una depresión severa o incluso melancólica.
Se trata de un hallazgo muy ambiguo en la medida en que todavía es imposible determinar si el síndrome ansioso-depresivo es un efecto somato-psíquico directo de la fibromialgia o si es el factor desencadenante (determinante psicosomático).
Sin embargo, según el Dr. Charley Cohen, reumatólogo y autor de La Fibromyalgie, un état douloureux enfin reconnu et pris au sérieux, la fibromialgia no es comparable a ninguna enfermedad psiquiátrica. Sin embargo, más del 30% de los pacientes con fibromialgia reciben también tratamiento para la depresión.
El límite entre el dolor crónico y la depresión es complicado de analizar debido a su interacción. La depresión puede ser una reacción al dolor. En efecto, a fuerza de sufrir, de no ser reconocido, el paciente tiende a una depresión que también puede volverse crónica. Algunos pacientes ya no luchan contra la enfermedad, la sufren.
El dolor crónico tiene repercusiones en la vida profesional, emocional y familiar. Esto acaba repercutiendo en la psique del paciente. A su vez, la depresión reaccionaria mantiene o incluso aumenta el dolor. Es una espiral descendente.
Por tanto, la depresión sería un síntoma de la fibromialgia y no al revés.
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