Obesidad: comorbilidad y efectos secundarios sobre la salud

Hace unas décadas, la obesidad era sinónimo de opulencia y riqueza, hoy se considera una epidemia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una de las peores "epidemias" del siglo XXI e incluso un problema de salud pública. 

En 2020, este problema, que se ha convertido en global, afectaría a más de 800 millones de personas de todas las edades y clases sociales. En España, la obesidad afecta al 25% de la población. 

La OMS reconoce la obesidad como enfermedad crónica desde 1997, y la define como una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que puede perjudicar la salud. 

Varios países europeos la reconocen como enfermedad por derecho propio: Portugal, Italia y pronto Alemania, pero España todavía no reconoce la obesidad como enfermedad, por lo que no está reconocida como "enfermedad crónica" por la Seguridad Social. 

Obesidad y comorbilidades 

Los pacientes obesos corren el riesgo de padecer comorbilidades, es decir, su enfermedad se acompaña del desarrollo de otras patologías o trastornos socio-psicológicos. 

El término comorbilidad se utiliza muy a menudo desde la epidemia de Covid-19. La urgencia de tratar el coronavirus nos ha recordado la importancia de frenar el fenómeno de la obesidad. De hecho, las personas obesas tienen un sistema inmunitario más frágil y las consecuencias del sobrepeso son un riesgo importante en el desarrollo de otras enfermedades como la diabetes de tipo 2 (44% de los casos) y las enfermedades cardíacas (23%). 

Por lo tanto, la obesidad requiere un tratamiento más amplio y prolongado. 

Las principales enfermedades y problemas de salud asociados al sobrepeso y a la obesidad

Según las altas autoridades, existen pruebas convincentes que relacionan la adiposidad corporal y abdominal con las siguientes enfermedades en los adultos:  

• Cánceres de esófago, páncreas, mama y colorrectal, 
• Enfermedades coronarias y cardiovasculares: hipertensión arterial, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca congestiva, 
• Complicaciones cutáneas: micosis, maceración de los pliegues, insuficiencia venosa y linfática, 
• Complicaciones osteoarticulares: artritis de la cadera, 
• Diabetes de tipo 2, 
• Problemas de fertilidad, anomalías fetales, 
• Hepatopatías metabólicas: esteatosis hepática y esteatosis hepática no alcohólica, 
• Litiasis vesicular, presencia de depósitos pétreos en la vesícula biliar, 
• Enfermedad renal, 
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico, 
• Enfermedades respiratorias: asma, apnea del sueño, hipopnea, 
• Incontinencia urinaria, 
• Dolor de espalda. 

La obesidad también es un importante factor de comorbilidad en el caso de Covid-19, un paciente obeso contrae el virus más rápidamente que una persona sin sobrepeso, se cura menos rápido y tiene el doble de probabilidades de ser hospitalizado. En España, el 80% de los pacientes con casos graves de COVID-19 sufrían de obesidad, según un estudio.

Las consecuencias psicológicas y sociales de la obesidad

Es necesario subrayar las repercusiones psicológicas y sociales de la enfermedad en una sociedad muy centrada en el culto a la delgadez. 

A nivel psicológico, la obesidad puede provocar alteraciones de la imagen corporal, baja autoestima, sentimientos de exclusión y depresión. 

Las repercusiones sociales de la obesidad pueden ser las bajas laborales, que a veces pueden llevar a la dimisión o al despido, las dificultades para encontrar un empleo y la alteración de la calidad de vida. 

La persona con sobrepeso u obesidad se enfrenta a una creciente estigmatización en todos los niveles de la sociedad. Este estigma aísla a las personas a una edad cada vez más temprana y existe una gran discriminación en España, sobre todo en el mercado laboral. Las mujeres son las más afectadas. Hablamos de la grossofobia o gordofobia, un fenómeno mundial con consecuencias nefastas para la salud. 

La lucha contra la obesidad 

Con los años, la lucha contra el sobrepeso y la obesidad se ha convertido en algo más que un reto. La obesidad representa un coste considerable y genera muchos daños a la salud en todo el mundo. 

Es una enfermedad de la sociedad, vinculada a nuestro estilo de vida cada vez más sedentario, a la urbanización y a factores inevitables como la herencia y la predisposición ambiental. No sólo se ven afectados nuestros patrones de consumo, aunque hoy en día la industria alimentaria está fuertemente implicada. 

Es necesario que el Estado reconozca la obesidad como una enfermedad crónica para que se cree una especialidad médica y se forme a profesionales de la salud que se dediquen exclusivamente a esta enfermedad.