¡Todo sobre la epilepsia!
Publicado el 14 feb. 2022 • Por Candice Salomé
La palabra "epilepsia" viene del griego "epilambanein" que significa "atacar por sorpresa". La epilepsia es una enfermedad crónica que se caracteriza por la aparición de crisis epilépticas. Estas crisis son el resultado de una perturbación repentina y transitoria de la actividad eléctrica del cerebro.
En España, unas 400.000 personas están afectadas por la epilepsia. Alrededor del 50% de las epilepsias comienzan antes de los 10 años.
¿Qué es la epilepsia? ¿Cómo se manifiestan sus crisis? ¿Cuál es la causa? ¿Cómo tratar la epilepsia?
¡Te lo contamos todo en nuestro artículo!
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad crónica que se caracteriza por un aumento repentino de la actividad eléctrica en el cerebro. Esto conduce a una perturbación temporal de la comunicación entre las neuronas. La epilepsia se manifiesta en forma de crisis resultantes de una "hiperexcitación" de las células nerviosas, las neuronas de la corteza cerebral.
Se pueden distinguir varias formas de epilepsia:
- Epilepsia generalizada (en 1/3 de los casos): las neuronas afectadas extienden la anomalía a todo el cerebro.
- Epilepsias parciales o focales: cuando sólo una parte del cerebro es el lugar de esta actividad eléctrica excesiva.
Ciertas crisis, conocidas como "circunstanciales", pueden ser únicas. Pueden estar relacionados con un factor que irrite temporalmente el cerebro (infección aguda, alcohol, hipoglucemia, etc.). En este caso, se habla de un "crisis accidental" y no de epilepsia.
No existe una epilepsia, sino varios síndromes epilépticos de diversa gravedad, que se definen por la edad de inicio de las crisis, su causa, su naturaleza y frecuencia de aparición, y la respuesta al tratamiento farmacológico.
¿Cuáles son los síntomas de la epilepsia?
Un ataque epiléptico es una manifestación clínica transitoria relacionada con una actividad eléctrica anormal en las células nerviosas de la corteza cerebral. No existe una definición única de crisis epiléptica.
Existen varios tipos de crisis generalizadas:
- Las crisis tónico-clónicas, que son las más conocidas por el público en general porque son impresionantes, se manifiestan con gritos, caídas, pérdida de conciencia, rigidez del cuerpo, convulsiones, aparición de baba, apnea... El paciente pierde el conocimiento y no recuerda la crisis.
- Las crisis clónicas se caracterizan por la contracción y rigidez de uno o varios músculos.
- Las crisis mioclónicas, que son breves sacudidas musculares, pueden producirse en plena conciencia.
- Las ausencias, que son una suspensión breve de la conciencia con interrupción de la actividad actual, a veces asociadas a movimientos anormales de los párpados (clonus). Estas crisis se producen sobre todo en los niños y pueden repetirse varias veces al día o incluso cada hora.
- Las crisis tónicas, que se manifiestan por una contracción intensa y generalizada de las extremidades, la columna vertebral, el tórax y la cara, con apnea o incluso cianosis, es decir, una grave falta de oxígeno, que es lo que las hace tan graves.
- Las crisis atónicas, que se manifiestan por una pérdida repentina de la conciencia con una caída y, a veces, pérdida de orina. Son las más raras y suelen durar sólo unos segundos. La persona puede entonces reanudar sus actividades normales.
Además, las crisis parciales o focales se producen cuando la descarga epiléptica se localiza en una zona del cerebro. estas últimas también existen en diferentes tipos:
- Las crisis parciales simples: no hay alteración de la conciencia,
- Las crisis parciales complejas: hay una alteración de la conciencia,
- Las crisis parciales secundariamente generalizadas: se convierten en crisis tónico-clónicas en una segunda etapa.
¿Cuáles son las causas de la epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad multifactorial. Sin embargo, a veces no se encuentra ninguna causa, lo que se conoce como epilepsia idiopática.
Son varios los factores que intervienen en el desarrollo de la epilepsia:
- El componente genético. Está presente en 2/3 de las epilepsias. Aparte de algunas formas familiares debidas a una única anomalía genética, la epilepsia suele estar relacionada con anomalías en varios genes,
- Lesiones en el cerebro (tumores, accidentes cerebrovasculares, hematomas cerebrales, etc.),
- Una enfermedad infecciosa del sistema nervioso (meningitis, encefalitis),
- Un traumatismo craneal,
- Una malformación cerebral (como la esclerosis de Bourneville, una enfermedad hereditaria que afecta a la piel y al sistema nervioso),
- Una enfermedad sistémica (como el lupus eritematoso sistémico),
- Un alcoholismo crónico,
- Una anormalidad en el desarrollo de ciertas áreas del córtex.
Por desgracia, en aproximadamente el 60% de los casos, los médicos no pueden determinar la causa exacta de las crisis.
¿Cómo se diagnostica la epilepsia?
El diagnóstico de la epilepsia reposa en la recurrencia de las crisis, su naturaleza y una serie de exámenes adicionales para comprender su origen.
El diagnóstico también define el tipo de epilepsia (parcial o generalizada) que tiene el paciente.
Así, el diagnóstico se basa en:
- Un interrogatorio al paciente y a sus familiares (circunstancias de las crisis, descripción de los síntomas y duración, frecuencia, historia clínica...),
- Un examen clínico del paciente, así como la búsqueda de posibles factores favorables,
- Un electroencefalograma (EEG). Este examen proporciona un trazado de la actividad eléctrica del cerebro del paciente. En el caso de la epilepsia, pueden detectarse anomalías específicas entre las crisis, de forma permanente o intermitente. Estos se conocen como picos u ondas de pico en ciertas áreas del cerebro.
La búsqueda de las causas de la patología se realiza principalmente mediante técnicas de imagen médica como el TAC o la RMN, que permiten visualizar las estructuras del cerebro. Sin embargo, estos exámenes no son sistemáticos. Otros exámenes, como un análisis de sangre o un examen del fondo del ojo, pueden ser útiles para buscar ciertas causas.
¿Cómo se trata la epilepsia?
No es necesario acudir a un especialista para cada crisis epiléptica. Sin embargo, la consulta es necesaria si:
- Este es tu primer ataque,
- Si notas algún cambio en la forma en que te sientes durante y después de una crisis,
- Si notas algún signo de lesión relacionado con una crisis,
- Si la frecuencia de tus crisis varía.
Un medicamento anticonvulsivo detendrá las crisis en la gran mayoría de los pacientes. Por otro lado, puede al menos reducir el número de crisis y su intensidad.
Por lo general, el uso de un solo medicamento es suficiente. Sin embargo, a menudo es necesario probar varios tratamientos antes de encontrar el que mejor se adapte al paciente.
Los medicamentos que han sido utilizados desde hace muchos años para tratar la epilepsia son la fenitoína (Epanutin®), la carbamazepina (Tegretol®) y el ácido valproico (Depakine®).
Otros son más recientes: gabapentina (Neurontin®), lamotrigina (Lamictal®), topiramato (Acomicil®) y levetiracetam (Keppra®). La pregabalina (Lyrica®) es un análogo de la gabapentina que provoca algo menos de efectos secundarios.
Algunos tratamientos como el Dilantin® o el Tegretol® pueden aumentar la eliminación de vitamina D, lo que a largo plazo puede causar osteoporosis. En este caso, tu médico podría recetarte a mayores un suplemento de calcio con vitamina D.
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