Últimos tratamientos contra la obesidad y la diabetes
Publicado el 8 nov. 2016
El 80 por ciento de los diabéticos tipo 2 tiene sobrepeso o es obeso. Esta cifra es especialmente alarmante porque la obesidad desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la diabetes. Por este motivo el abordaje de ambas comienza con cambiar los hábitos de vida.
“Aunque suene repetitivo cambiar el plan alimentario por otro más sano y salir del sedentarismo es crucial para que todo funcione mejor en estos pacientes”, afirma Clotilde Vázquez, presidenta de la Sociedad de Endocrinología, Nutrición y Diabetes de la Comunidad de Madrid (Sendimad) y jefe del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid. “Tenemos que mirar y analizar de dónde parten y qué comen y pasar a un patrón de dieta mediterránea. Muchas veces parece imposible de hacer e incluso les choca que con este tipo de dieta coman más, pero se ha demostrado que seguir esta alimentación y comer productos que proceden de la tierra, como las legumbres, ayudan a adelgazar”.
El segundo punto importante es acabar con el sedentarismo. Y esto, la experta matiza, significa moverse. Andar, ejercitar las piernas, realizar actividades físicas durante una hora al día que se podrán completar con el trabajo en el gimnasio dos días a la semana. Este ejercicio se adaptará dependiendo de la edad y del tiempo del que disponga el paciente.
Vázquez explica que cuando una persona es diabética y además obesa, esta obesidad es diferente a la que puede tener otra persona. “Aunque el 80 por ciento de los diabéticos son obesos, sólo la mitad de los obesos son diabéticos. Esto se debe a que en los diabéticos la obesidad es abdominal y se caracteriza porque el tejido adiposo está muy cercano al páncreas lo que provoca el inicio de la diabetes”, especifica la especialista, quien señala que esto provoca que haya una inmunorresistencia y vascularización.
Por todo esto, el primer paso para luchar contra la diabetes es acabar con la inmunorresistencia administrando fármacos al paciente que no incrementen la grasa; a continuación hay que acabar con esa grasa ya existente.
Terapias disponibles
“Hasta hace cinco años los tratamientos que había para la diabetes aumentaban la grasa, por lo que de alguna manera contribuíamos a mantener esta enfermedad. Ahora todo ha cambiado”, afirma Vázquez.
Uno de los tratamientos que mejor funciona es la metformina, un tipo de fármaco que ayuda a controlar la cantidad de glucosa en sangre y reduce la cantidad de glucosa que produce el hígado, por lo que mejora la situación hepática y no produce hipoglucemia.
“En estos años se han producido muchos avances pero podemos destacar tres grupos principales para luchar contra la diabetes, según Vázquez:
Análogos de GLP-1
Este grupo de medicamentos inyectables por vía subcutánea favorecen el control metabólico, es decir, mejoran la acción de la insulina y garantizan que no se producen hipoglucemias.
“Un aspecto interesante es que tienen un efecto saciante, lo que permite controlar la ingesta de la comida”, dice la especialista. “Al mismo tiempo que reduce la glucosa favorece la pérdida de peso y ayuda a mejorar la situación general del diabético”.
Inhibidores de la enzima DPP4
Una de las principales ventajas de este tipo de fármacos es que no tienen un efecto inmunorresistente y no causan hipoglucemias. Sin embargo, Vázquez señala que no ayudan a perder peso, aunque potencian que no se acumule la grasa.
Glucosúricos
“Los glucosúricos son el último avance para el tratamiento de la diabetes, son la última revolución”, afirma la experta. La diferencia frente a otros tratamientos es que este grupo de fármacos actúan específicamente sobre el riñón, por lo que cuando aumenta la glucosa en la sangre actúan forzando que ésta se elimine por la orina. Si los niveles de glucosa son normales, el fármaco no realiza ninguna acción.
“Como actúa eliminando la glucosa, y por tanto el azúcar, reduce el peso por lo que ayuda a controlar la diabetes y la obesidad”, añade.
Vázquez señala que lo ideal es combinar todos. “El mensaje que hay que lanzar es que la insulina en diabetes tipo 2 provoca disfunciones, por lo que si hay que utilizarla es mejor que se haga en combinación con otros fármacos”, apostilla.
¿Qué pasa con la cirugía?
Además del tratamiento farmacológico la cirugía también es un tratamiento adecuado para aquellos pacientes que tengan muchas comorbilidades, es decir, enfermedades que coexisten con la afección principal (en este caso la diabetes) y en los que el tratamiento con análogos de GLP-1 no hayan funcionado.
“La cirugía metabólica es muy segura, no hay que asustarnos ante este tipo de intervención”, aconseja Vázquez.
DMedicina
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