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Definición, diagnóstico y tratamientos de una bronquitis grave desconocida: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

Publicado el 5 abr. 2021 • Por Aurélien De Biagi

Hoy te proponemos un breve artículo sobre una enfermedad poco conocida pero muy extendida: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En 2017, afectaba al 10,2% de la población española (2 millones de habitantes), principalmente fumadores. Sin embargo, esta patología está infradiagnosticada debido a la inespecificidad de sus síntomas (entre el 66 y el 90% de las personas afectadas no lo sabrían).

¿Qué es la EPOC? ¿Cómo se diagnostica? ¿Cuáles son los tratamientos? COVID-19 y EPOC, ¿existe un riesgo mayor?

¡A continuación encontrarás las respuestas a estas preguntas!

Definición, diagnóstico y tratamientos de una bronquitis grave desconocida: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

EPOC: definición

Es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta al sistema respiratorio, en particular a los bronquios. Es una forma grave de bronquitis. Se caracteriza por un estrechamiento de las vías respiratorias, inflamación e hipersecreción de moco.

Esto provocará una alteración del tejido pulmonar que puede acabar provocando un enfisema (destrucción de la pared alveolar) y una insuficiencia respiratoria crónica.

  • El 80% de los casos de EPOC están causados por el humo del tabaco (fumadores activos y pasivos). Se estima que 1 de cada 4 fumadores están afectados. El tabaquismo provoca una secreción de moco muy elevada, facilitando las infecciones que a su vez provocan la secreción de moco, creando así un círculo vicioso.
  • El 20% de los casos diagnosticados se deben a la exposición profesional (sílice, polvo de carbón, ciertos disolventes, determinados productos agrícolas, etc.).

Afectando cada vez más a las mujeres debido al aumento del número de fumadoras, es importante señalar que desarrollan formas más tempranas y más graves que los hombres.

Los síntomas de la EPOC no son específicos de la misma, lo que dificulta su diagnóstico precoz. En efecto, son la tos, la disnea (falta de aire) y el esputo (expectoración). Su aparición es insidiosa, aparecen poco a poco mientras se agravan con el tiempo. 

También puede haber episodios de exacerbaciones (crisis de empeoramiento de los síntomas), que indican un empeoramiento más general de la enfermedad y pueden llevar a la hospitalización.

Métodos diagnósticos

A medida que aumenta la frecuencia y la gravedad de los síntomas, se recomendará una serie de pruebas: la exploración funcional respiratoria

Entre estas pruebas, podemos mencionar la espirometría. Permitirá medir los volúmenes movilizables (volumen total de aire movilizado tras una inspiración y espiración máximas) y el volumen máximo exhalado por segundo (FEV1: volumen máximo exhalado por el paciente en 1 segundo). Estos resultados permiten evaluar la capacidad pulmonar del paciente.

También se puede realizar una prueba de marcha. Esta prueba mide el perímetro de marcha en un tiempo determinado (6 minutos). Dará una indicación del impacto de la enfermedad en la vida diaria del paciente.

Los tratamientos disponibles

Según la gravedad y la frecuencia de los síntomas, la elección y el número de combinaciones pueden variar. Esta es una lista no exhaustiva de los diferentes tratamientos disponibles.

Tratamientos no farmacológicos:

En primer lugar, será necesario dejar de fumar y evitar cualquier exposición a otros contaminantes. También se puede introducir la actividad física en la medida de lo posible, así como sesiones de fisioterapia respiratoria.

Tratamientos farmacológicos:

También se puede introducir un tratamiento farmacológico. Este tratamiento se basa en broncodilatadores como para el tratamiento del asma, así como en corticosteroides y oxigenoterapia para las formas más graves. 

Por ejemplo:

  • Broncodilatador inhalado de acción corta para uso a demanda. Se incluyen en esta clase el Salbutamol (VENTOLINE®, VENTILASTIN®) y la Terbutalina (TERBASMIN turbuhaler®).
  • Broncodilatador inhalado de acción prolongada para uso diario (terapia de fondo). Se incluyen aquí el Salmeterol (SEREVENT®), el Formoterol (FORADIL®) inhalado o la Terbutalina (TERBASMIN®) y el Bambuterol (BAMBEC®) oral (vía reservada a los pacientes con dificultad para inhalar).
  • Corticoides inhalados: Budesonida (PULMICORT turbuhaler®), Fluticasona (FLIXOTIDE®) o Beclometasona (BECOTIDE®). Estos fármacos nunca se toman solos en el tratamiento de la EPOC, siempre se toman en combinación con uno o más broncodilatadores y en presencia de exacerbaciones resistentes a los broncodilatadores.
  • Oxigenoterapia en caso de insuficiencia respiratoria.

Sin embargo, ninguno de estos tratamientos puede curar la EPOC, simplemente limitan la progresión de la enfermedad y a veces eliminan ciertos síntomas.

Se recomiendan reevaluaciones periódicas del tratamiento para reducir la presión farmacológica si es posible. Además, un buen cumplimiento del tratamiento así como el uso correcto de los inhaladores permite un mejor manejo.

EPOC y COVID-19

La EPOC es una enfermedad que hace que el paciente sea susceptible a las infecciones, especialmente las víricas. En este periodo de pandemia, es justo preguntarse si representa un factor de riesgo para el COVID-19.

Lamentablemente, todavía no existe una respuesta definitiva sobre este tema. De los estudios que se han realizado en todo el mundo, ninguno ha identificado claramente la EPOC como factor de riesgo. De hecho, el número de pacientes y/o el conocimiento de sus comorbilidades son factores limitantes.

Sin embargo, los datos actuales parecen indicar que no es así. De hecho, tener EPOC no aumenta el riesgo de desarrollar COVID-19. Por otro lado, podría dar lugar a formas más graves en algunos casos. 

Las recomendaciones son claras en una cosa: no se debe interrumpir el tratamiento con corticoides o broncodilatadores. Aunque se tenga COVID-19, este tratamiento no favorece el agravamiento de la enfermedad causada por el virus. 

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