Complicaciones después de un ictus o accidente cerebrovascular (AVC), ¿cómo evitarlas?

¿Qué es un ictus o ACV (accidente cerebrovascular)?

Cada año, más de 100.000 personas en España sufren un ictus. Es la primera causa de discapacidad física adquirida en adultos, la segunda causa de demencia (la enfermedad de Alzheimer es la primera causa) y la segunda causa de muerte.

La edad media a la que se produce un ictus es de 74 años, pero el 25% de las personas afectadas tienen menos de 65 años y el 10% menos de 45.

Existen dos tipos de ictus: 

• Un accidente isquémico transitorio (AIT) es una forma leve de ictus causado por la interrupción temporal del flujo sanguíneo a una parte del cerebro. En un AIT, los síntomas duran menos de una hora y no dejan signos anormales en las imágenes de resonancia magnética del cerebro.
• Un accidente cerebrovascular (ACV) se caracteriza por daños en una parte del cerebro como consecuencia de la obstrucción o rotura de un vaso sanguíneo. Debe tratarse rápidamente para evitar daños irreversibles y facilitar la recuperación.

Los síntomas del ictus aparecen de repente y son los siguientes:

Fuente: Federación Española de Ictus

¿Cuáles son las posibles secuelas de un ictus o ACV?

Los accidentes cerebrovasculares causan daños cerebrales que pueden ser irreversibles. Cuando las neuronas se ven privadas de oxígeno como consecuencia de una obstrucción vascular, alrededor de 2 millones de ellas mueren cada minuto. Por eso el ictus debe tratarse lo antes posible, para minimizar el tiempo entre los primeros signos y el tratamiento para desbloquear la arteria obstruida. Con los tratamientos actuales, el tiempo necesario para intervenir es de sólo unas horas.

La gravedad de un ictus varía. Puede ir desde un AIT que remite en unos minutos sin dejar secuelas, hasta un ictus grave que conduce a la muerte, o un ictus que deja secuelas permanentes más o menos graves.

Hemiplejia 

Cuando el ictus afecta a la zona motora del hemisferio cerebral (lado derecho o izquierdo), puede paralizarse la parte opuesta del cuerpo. Así, la parálisis del lado derecho o izquierdo del cuerpo se denomina hemiplejia.

Un ictus del lado izquierdo del cerebro puede causar hemiplejia derecha.

Trastornos del habla 

En caso de ictus, la zona responsable del control del lenguaje también puede verse afectada, lo que provoca trastornos del lenguaje conocidos como "afasia". Puede consistir en dificultades para articular o encontrar palabras.

Heminegligencia del espacio circundante

Después de un ictus, algunas personas pueden ignorar un lado -el derecho o el izquierdo, según el lado afectado- del espacio que les rodea. Por ejemplo, al cruzar la calle, pueden ignorar por completo lo que viene de la izquierda, mientras que registran perfectamente lo que viene de la derecha.

Dolor

Tras un ictus, pueden aparecer dolores físicos en el lado afectado. Este dolor puede deberse a una tensión muscular permanente.

Algunos dolores de hombro pueden estar relacionados con una enfermedad conocida como "algodistrofia" (dolor excesivo en una articulación del cuerpo, asociado a inflamación y rigidez articular).

Tras un ictus pueden aparecer otras secuelas, como:

• Problemas con los esfínteres, que provocan incapacidad para orinar y ganas de orinar, 
• Problemas sexuales como pérdida de libido, disfunción eréctil y eyaculación, 
• Fatiga y dificultad para concentrarse, 
• Depresión, ansiedad e irritabilidad.

¿Cómo se tratan las secuelas del ictus?

La rehabilitación del ictus debe comenzar lo antes posible, porque cuanto antes empiece, mayores serán las posibilidades de que el paciente recupere las capacidades y habilidades perdidas. La duración de la rehabilitación varía en función de las complicaciones.

Existen muchos enfoques para la rehabilitación tras un ictus. El plan de rehabilitación dependerá de la parte del cuerpo o del tipo de capacidad afectada por el ictus.

Actividad física

El objetivo de los ejercicios de motricidad es reforzar los músculos y la coordinación. También pueden incluir ejercicios para reforzar la deglución.

Mejorar la movilidad implica aprender a utilizar ayudas para la movilidad como un bastón, una silla de ruedas, una férula, etc.

La terapia de amplitud de movimiento alivia la tensión muscular y ayuda a recuperar una amplitud de movimiento óptima mediante determinados ejercicios y tratamientos.

Actividad física asistida por tecnología

Estimulación eléctrica funcional: se aplica electricidad a los músculos debilitados, forzándolos a contraerse.

Los dispositivos robóticos pueden ayudar a las extremidades debilitadas a realizar movimientos repetitivos para recuperar fuerza y funcionalidad.

Actividades cognitivas y emocionales 

La ergoterapia y la logopedia ayudan a mejorar las capacidades cognitivas perdidas, como la memoria, la resolución de problemas, las habilidades sociales, etc.

Los grupos de apoyo permiten a los pacientes sentirse escuchados y respaldados.

Por último, puede recomendarse medicación como un antidepresivo o un fármaco para el estado de alerta, la agitación y el movimiento.