Comer mejor cuando se tiene una hepatitis
Publicado el 25 jul. 2019 • Por Louise Bollecker
Las hepatitis son inflamaciones agudas o crónicas del hígado. No obstante, este órgano juega un papel esencial en la digestión. Cuando está infectado por un virus, debe ser protegido adaptando la alimentación. ¡Lee nuestros consejos para adaptar tus menús!
El hígado, un órgano vital para el estado nutricional
El hígado es un órgano esencial para la vida. Está involucrado en un gran número de actividades del organismo directamente relacionadas con la nutrición. Este órgano tiene una fuerte influencia en el estado nutricional a través de su papel en el metabolismo intermedio de nutrientes y de sales biliares - el metabolismo es el conjunto de transformaciones químicas y biológicas que tienen lugar en el organismo. El hígado también participa en la transformación de los alimentos en sustancias necesarias para la supervivencia (nutrientes, vitaminas, minerales, etc.).
También es responsable de la eliminación de sustancias tóxicas para el organismo (alcohol, residuos de drogas, eliminación de toxinas producidas por la degradación de ciertas proteínas del organismo). Una nutrición adecuada puede ayudar a que el hígado funcione mejor y evitar que trabaje demasiado.
Las hepatitis, una enfermedad de hígado que puede tener consecuencias graves
Un hígado enfermo interrumpe la digestión, la absorción, el almacenamiento y el metabolismo de los nutrientes, lo que puede provocar deficiencias de vitaminas y minerales, así como desnutrición de proteínas y de calorías.
Sin embargo, las hepatitis son enfermedades inflamatorias causadas por cinco virus principales (A, B, C, D o E) o por sustancias químicas tóxicas, como el alcohol o las drogas. Las hepatitis, dependiendo de su origen, pueden ser agudas (más frecuente) o crónica s(cuando la inflamación persiste durante al menos 6 meses). Por lo tanto, es obvio que las dietas alimentarias son necesarias para evitar el uso excesivo del hígado en caso de enfermedad hepática.
Una dieta equilibrada
De acuerdo con el médico, es importante definir una ingesta calórica adaptada al peso, la estatura, la actividad, el gasto energético, y repartirla a lo largo de todo el día. También es importante asegurarse de tener un suministro adecuado de líquidos (entre 1,5 y 2 litros por día): agua, leche, zumos de fruta, caldos calientes o bebidas nutritivas (leche de soja, sopas de verduras).
Alimentos a privilegiar
- Comer alimentos ricos en proteínas para combatir las infecciones y regenerar el hígado, como el pescado.
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- Comer muchas frutas, verduras y cereales fáciles de digerir. Las verduras se pueden comer en sopa, gratinadas o crudas (lavadas y peladas). Las pastas de frutas también son excelentes.
- Los alimentos cocinados en papillote o al vapor son muy recomendables. Gracias a estos suaves procesos de cocción, se conservan todos los nutrientes y no hay necesidad de añadir materia grasa.
- Contrariamente a la creencia popular, el consumo de chocolate no representa un riesgo particular para los pacientes con hepatitis.
¿Pomelo, falso amigo o aliado?
El pomelo es un alimento muy interesante para el hígado porque promueve la desintoxicación hepática y la eliminación del colesterol LDL (el colesterol malo). Uno de sus compuestos, la naringenina, un flavonoide con fuertes propiedades antioxidantes, reduce los niveles de colesterol LDL en un 17%. Algunos estudios también han demostrado que la naringenina posee una actividad contra el virus de la hepatitis C.
Sin embargo, ¡hay que tener cuidado! El consumo de pomelo puede limitar la eficacia de algunos tratamientos contra la hepatitis. De hecho, el pomelo bloquea el funcionamiento de ciertas enzimas, los citocromos P450, poderosos agentes del metabolismo de los medicamentos. Habla con tu médico para evitar cualquier interacción con los tratamientos.
Lo que hay que evitar
- Se debe evitar el consumo de alcohol durante al menos 6 meses, mientras persista la ictericia (es decir, la coloración amarilla de la piel) y especialmente durante el tratamiento. El alcohol es tóxico para el hígado: al contrario, hay que protegerlo y darle tiempo a que se regenere.
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- Limitar los alimentos altos en grasa de origen animal. Debido a que el hígado es incapaz de producir suficiente bilis para eliminarlos, los productos lácteos deben ser bajos en grasas (productos pasteurizados) y las carnes con alto contenido en grasa deben ser reemplazadas por legumbres y pescado.
Y tu, ¿has cambiado tu dieta? ¿Qué productos prefieres? ¡Danos tus consejos y haznos todas las preguntas necesarias!
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