Vitamina D y esclerosis múltiple: ¿pueden los suplementos de la vitamina del sol reducir el riesgo de recaídas?
Publicado el 30 may. 2025 • Por Somya Pokharna
¿Sabías que las personas que viven más lejos del ecuador tienen más probabilidades de desarrollar esclerosis múltiple (EM)? Los investigadores creen que una menor exposición al sol y unos niveles más bajos de vitamina D podrían influir. Por eso, la vitamina D se ha convertido en un tema cada vez más importante en la investigación sobre la EM. Muchas personas se preguntan si realmente puede ayudar a controlar la enfermedad.
Entonces, ¿cómo afecta la vitamina D a la EM? ¿Tomarla podría realmente reducir el riesgo de recaídas o ralentizar la progresión? ¿Y cuál es una cantidad segura?
Si vives con EM o cuidas de alguien que la tiene, sigue leyendo para descubrir lo que la vitamina D podría significar para tu tratamiento y tu salud.

¿Cómo se relaciona la vitamina D con la EM? ¿Puede influir en la actividad de la enfermedad?
Según una revisión publicada en 2022 en Frontiers in Neurology, las personas que viven en zonas con menos luz solar, especialmente lejos del ecuador, tienen más probabilidades de desarrollar esclerosis múltiple. Una de las razones podría ser la menor producción de vitamina D, un nutriente que el cuerpo genera al exponerse al sol. Esta relación geográfica ha llevado a los científicos a investigar cómo influye la vitamina D en el desarrollo y la evolución de la EM.
La vitamina D es conocida por su papel en la salud ósea, pero también es importante para el sistema inmunitario. Afecta a células inmunitarias como los linfocitos T, que están implicados en la EM. Varios estudios han demostrado que los niveles bajos de vitamina D se asocian a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Para quienes ya tienen EM, la vitamina D podría ayudar a controlar la afección. Cada vez hay más evidencias de que mantener niveles adecuados de vitamina D puede reducir las recaídas y favorecer la reparación nerviosa, lo que se traduce en menos lesiones cerebrales visibles en las resonancias y una progresión más lenta de la enfermedad.
A nivel biológico, la vitamina D actúa de varias maneras. Puede disminuir la actividad de linfocitos T dañinos que provocan inflamación en la EM, mientras aumenta el número de células T reguladoras que calman la respuesta inmunitaria. También puede ayudar a las células cerebrales llamadas oligodendrocitos a reparar la mielina, que es la capa protectora que recubre las fibras nerviosas y que se daña en la EM.
¿Qué dicen los estudios sobre los suplementos de vitamina D para prevenir o tratar la esclerosis múltiple?
Cada vez más investigaciones relacionan los niveles bajos de vitamina D con un mayor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple. Un metaanálisis reciente encontró que las personas con deficiencia de vitamina D tienen un 54 % más de riesgo en comparación con aquellas con niveles saludables. Esto respalda estudios observacionales anteriores y proporciona una fuerte evidencia de una asociación.
Los estudios genéticos han reforzado aún más esta conexión. Utilizando un método llamado aleatorización mendeliana, los investigadores han demostrado que los niveles bajos de vitamina D no solo están relacionados con la EM, sino que pueden contribuir directamente a su desarrollo.
Esto ha despertado el interés en la suplementación con vitamina D como una forma de prevenir la EM, especialmente en personas con mayor riesgo, como quienes tienen antecedentes familiares o niños que viven en regiones con poca luz solar. Aunque la dosis y el momento ideales para la prevención aún se están estudiando, mantener niveles saludables de vitamina D se considera un paso potencialmente útil.
En personas que ya viven con EM, los estudios observacionales han relacionado niveles más altos de vitamina D con menos recaídas, menos inflamación en las resonancias magnéticas y posiblemente una progresión más lenta de la enfermedad. Estos hallazgos respaldan el papel de la vitamina D en el control de la actividad de la enfermedad, aunque no es una cura ni un sustituto de los tratamientos estándar.
¿Cuánta vitamina D es segura y potencialmente beneficiosa para las personas con esclerosis múltiple?
Para la mayoría de los adultos, la ingesta diaria recomendada de vitamina D es de 600 a 800 unidades internacionales (UI), dependiendo de la edad. El límite superior considerado seguro es de 4.000 UI por día. Mantenerse dentro de este rango puede ayudar a conservar niveles saludables en sangre y evitar efectos secundarios.
Algunos estudios en personas con esclerosis múltiple han explorado dosis más altas, como 5.000 UI al día o más. Estas dosis más elevadas a menudo fueron bien toleradas, pero en algunos casos provocaron efectos secundarios como niveles altos de calcio (hipercalcemia) o cálculos renales, especialmente si se toman a largo plazo sin supervisión médica.
Las necesidades de vitamina D varían según la edad, el peso corporal, el tono de piel, la exposición al sol, la alimentación y la salud general. Por ello, es importante evitar un enfoque único para todos. Las personas con esclerosis múltiple deberían hacerse análisis regulares para medir sus niveles de vitamina D con una prueba de sangre llamada 25-hidroxivitamina D [25(OH)D], que la mayoría de los expertos considera saludable cuando está entre 30 y 60 ng/mL.
Si los niveles son bajos, los médicos pueden recomendar un período corto de suplementación con dosis altas, seguido de una dosis de mantenimiento adaptada a las necesidades de la persona. Un seguimiento regular ayuda a garantizar un uso seguro y eficaz de la vitamina D.
Puntos claves
La deficiencia de vitamina D es un factor de riesgo reconocido y modificable para la esclerosis múltiple. Evidencias sólidas de estudios observacionales y genéticos muestran que los niveles bajos de vitamina D aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad. Mantener niveles adecuados puede ofrecer beneficios protectores.
Para quienes ya han sido diagnosticados con esclerosis múltiple, la vitamina D puede ayudar a equilibrar el sistema inmunitario y a reparar nervios dañados. Parece regular las células inmunitarias perjudiciales, favorecer la remielinización y, potencialmente, ralentizar la progresión de la enfermedad.
Sin embargo, la suplementación con vitamina D no es una cura ni un tratamiento independiente. No deben tomarse dosis altas sin la orientación médica adecuada, ya que pueden provocar efectos secundarios graves. Un uso seguro y eficaz requiere análisis, seguimiento y supervisión por parte de un profesional de la salud.
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