¡8 ideas preconcebidas sobre la esquizofrenia!

Desde Doctor Jekyll y Mister Hyde, pasando por Psicosis y Split, el cine y la literatura han alimentado muchos tópicos terroríficos sobre la esquizofrenia. Incluso hoy en día, la sociedad sigue mirando con recelo esta patología.  

En el imaginario colectivo, los pacientes esquizofrénicos suelen ser violentos, incontrolables y socialmente retraídos.  

El término "esquizofrénico", utilizado erróneamente en el lenguaje cotidiano, se pronuncia siempre en un contexto negativo.  

En este artículo, combatiremos los numerosas ideas preconcebidas en relación con la esquizofrenia. 

Los pacientes esquizofrénicos tienen una doble personalidad 

FALSO. En la esquizofrenia, no hay cambios de personalidad. La enfermedad se caracteriza por delirios, alucinaciones, retraimiento social, desorganización del comportamiento y del pensamiento, y falta de motivación.  

Los pacientes a veces tienen un discurso absurdo porque sus emociones no siempre están en consonancia con el afecto que deben expresar. Por ejemplo, pueden reír en un contexto triste y, por el contrario, llorar en un momento de alegría. Sin embargo, no adoptan personalidades distintas a la suya.

Los pacientes esquizofrénicos son peligrosos 

FALSO. Las enfermedades mentales se mencionan a menudo en las historias de crímenes. Sin embargo, aproximadamente el 1% de los asesinos son diagnosticados como esquizofrénicos. Por lo tanto, esta idea preconcebida es muy estigmatizante para ellos.  

Además, los pacientes esquizofrénicos son vulnerables: tienen 7 veces más probabilidades de ser víctimas de agresiones que la población general. 

Adicionalmente, su sufrimiento interior es tal que su agresividad se vuelve contra ellos mismos. Casi el 40% de los pacientes esquizofrénicos intentan suicidarse a lo largo de su vida y entre el 10 y el 15% de ellos acaban con su vida. 

La esquizofrenia es una enfermedad rara 

FALSO. Según el último gran barómetro de la esquizofrenia realizado por Opinionway, una gran mayoría de las personas piensa que esta patología afecta a 1 de cada 10.000 personas. Pero de hecho, se diagnostica a 1 de cada 100 personas.  

Sin embargo, en el imaginario colectivo, tenemos la impresión de que es una enfermedad rara porque los pacientes esquizofrénicos están excluidos de la sociedad, nos encontramos con pocos. Además, cuando un ser querido está afectado, tendemos a ocultarlo.  

Aunque, se trata de un problema de salud pública. Es importante poder atender y acoger a estos pacientes en la sociedad con su discapacidad mental.

Los pacientes esquizofrénicos no pueden trabajar

VERDADERO y FALSO. Muchos pacientes afectados por la esquizofrenia, gracias a su tratamiento, pueden trabajar, ya sea en un entorno ordinario o protegido.  

Algunos, debido a la gravedad de sus síntomas, no pueden ejercer una profesión, pero para otros, una profesión adaptada les permite estar anclados en la realidad e incluso puede convertirse en un factor terapéutico determinante. 

Sin embargo, el trabajo no debe considerarse como un mandato judicial. Los pacientes experimentarán fases de abstinencia, a veces incluso crisis delirantes, que les impedirán trabajar durante un tiempo. 

Los pacientes esquizofrénicos son mentalmente retrasados

FALSO. La esquizofrenia no altera las capacidades intelectuales de los pacientes, sino el uso de estas capacidades. Los trastornos relacionados con la esquizofrenia pueden interferir con ciertas funciones como la atención, la memoria, el aprendizaje y la comprensión.  

Además, el nivel intelectual de las personas afectadas por la esquizofrenia varía al igual que el del resto de la población. Por ejemplo, el matemático John Forbes Nash, ganador del Premio Nobel de Economía en 1994, era esquizofrénico.  

Los pacientes esquizofrénicos sufren principalmente de alucinaciones 

FALSO. Las alucinaciones son, efectivamente, los síntomas más "visibles", pero no son los únicos. Estas alucinaciones se asocian a delirios, falta de motivación y pensamientos desorganizados. 

Estas alucinaciones, percibidas por el paciente como reales, pueden adoptar varias formas: visuales, olfativas y sobre todo auditivas. Los pacientes escuchan voces insultantes y de desprecio hacia ellos mismos. 

Sin embargo, existen formas de esquizofrenia con pocas o ninguna alucinación. La enfermedad se manifiesta de forma diferente en cada paciente, con distintos grados de gravedad. 

El retraimiento social y las dificultades cognitivas son las manifestaciones más incapacitantes de la enfermedad. La OMS ha clasificado la esquizofrenia como una de las 10 enfermedades más discapacitantes del mundo. 

La esquizofrenia es una enfermedad incurable

FALSO. Cuando el paciente tiene un protocolo médico adecuado, con un tratamiento de tipo neuroléptico a largo plazo, psicoterapia y apoyo psicosocial, los síntomas de la esquizofrenia retroceden.  

Cuando se trata a tiempo, la esquizofrenia mejora cada vez más. Sin embargo, debido a la fuerte estigmatización de la enfermedad, al tabú que engendra y al desconocimiento de la misma, el tratamiento suele retrasarse una media de 18 meses.  

En efecto, el entorno del paciente suele confundir las primeras manifestaciones de la enfermedad con una crisis de adolescencia. Sin embargo, es importante prestar especial atención al menor signo de alarma: retraimiento, pérdida de interés, abandono de los estudios, problemas de atención o insomnio, etc. Cuanto antes se aplique el tratamiento, mayores serán las posibilidades de estabilización y de remisión.  

La esquizofrenia está provocada por el consumo de drogas

VERDADERO y FALSO. Existen un cierto debate sobre esta afirmación. En efecto, las personas con esquizofrenia tienden a consumir alcohol e incluso otras sustancias psicoactivas. Pero, según los científicos, sería un atajo peligroso hacer de este consumo un desencadenante. Si el consumo de drogas fuera la causa de la esquizofrenia, más del 1% de la población estaría afectada. 

No obstante, algunos estudios epidemiológicos parecen demostrar que el consumo de grandes cantidades de cannabis por parte de personas con un historial de alto riesgo podría favorecer la aparición de la enfermedad.