La realidad virtual ayudará a realizar un diagnóstico precoz de la esclerosis múltiple y el Parkinson

Un sistema experimental de diagnóstico precoz que utiliza la realidad virtual permitirá simplificar el abordaje de la esclerosis múltiple o el Parkinson, entre otras enfermedades neurodegenerativas.Gracias a esta herramienta, desarrollada por científicos de la Universidad Politécnica de Tomsk y la Universidad Estatal de Medicina de Siberia (Rusia), el paciente se encontrará inmerso en un entorno virtual en el que llevará a cabo algunas pruebas funcionales.

Todo ello, mientras los investigadores introducen cambios para modificar los parámetros del entorno y registrar sus movimientos virtuales.El sistema incorpora unas gafas de realidad aumentada, un controlador de sensor sin contacto y una plataforma móvil, y en los experimentos los investigadores han probado con dispositivos ya existentes como las Google Glass o los sensores Kinect.

La persona a la que se pretende diagnosticar la enfermedad neurodegenerativa se coloca las gafas para entrar en el entorno de realidad virtual, donde se utilizan los sensores de movimiento para detectar sus cambios posturales medidos a través de 20 puntos.

Una persona sana, según los autores de este sistema que ya ha sido probado en 50 voluntarios, se adaptaría rápidamente a la realidad virtual y mantendría una posición estable mientras que, en caso contrario, presentaría indicios de pérdida del equilibrio."Hemos integrado los dispositivos existentes y desarrollado modelos matemáticos para el análisis de datos.

Además, se ha creado un modelo del esqueleto humano, que identifica 20 puntos importantes a través de los monitores Kinect. El diagnóstico se produce cuando hay desviaciones en esos 20 puntos", ha explicado David Khachaturyan, uno de los autores del estudio. Cada evaluación dura unos 10 minutos y, aunque todavía no es posible realizar un diagnóstico con precisión, los autores admiten el potencial de esta técnica para determinar si hay algún problema en el sistema nervioso.

Los investigadores continuarán desarrollando la parte técnica del proyecto durante un año más y, si los resultados son positivos, darán comienzo a los ensayos clínicos y la certificación técnica necesaria.