Los ojos de la esclerosis múltiple
Publicado el 27 sept. 2016
Los ojos pueden ser también una vía de acercamiento a la esclerosis múltiple, una enfermedad del sistema nervioso central que afecta a 47.000 personas en España (el 70% mujeres) y provoca pérdida de coordinación de movimientos, fatiga y debilidad extrema, y problemas de visión, del habla y de cognición, entre otros muchos.Es el objetivo de Elena Hernández Martínez de Lapiscina, neuróloga del Idibaps-Hospital Clínic de Barcelona, con su proyecto Espectroscopia Raman en esclerosis múltiple, uno de los cuatro premiados por la compañía farmacéutica Merck en la cuarta edición de sus Becas de Innovación en Esclerosis Múltiple (Grant for Multiple Sclerosis Innovation), que se anunciaron durante un simposio celebrado en Londres en el marco del 32º Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (Ectrims, por sus siglas en inglés).
El proyecto pretende mejorar el conocimiento de los mecanismos de la enfermedad para desarrollar mejores tratamientos y monitorizar la patología de forma no invasiva para ver si el paciente responde bien al tratamiento. "La idea es entender mejor cómo ocurre la enfermedad, cómo se relaciona la inflamación con el daño de los nervios y también poder desarrollar marcadores porque ahora mismo uno de los problemas que tenemos en las consultas es que tenemos bastantes terapias, afortunadamente, pero no tenemos nada que nos diga qué terapia va bien para cada paciente y si éste va bien con esa terapia, simplemente sabemos cuándo falla en el momento en que el paciente viene con un brote de la enfermedad, pero nos gustaría saberlo antes para poder cambiar la terapia antes de que eso ocurra", explica Elena Hernández.Para ello, se sirve de los ojos, concretamente de la retina, y de la espectroscopia Raman junto a lo que Hernández llama oftalmoscopio láser de barrido. La espectroscopia Raman es una técnica que evalúa el contenido molecular de los tejidos y ya se utiliza en otros ámbitos como en las conservaciones de cuadros -para ver los pigmentos y la autenticidad de las obras- o en biomedicina para ver el contenido molecular de tejidos o sangre y fluido, según explica la neuróloga.
"La innovación consiste en que hemos construido un aparato que se parece al de la OCT (tomografía de coherencia óptica), que es un aparato que lanza una señal de láser a través de la pupila y mide el espesor de la retina. En este caso, lo que mide son los metabolitos que hay en la retina. Así vemos las neuronas que ya no están, que han ido desapareciendo. Nos interesa saber qué ha pasado antes de que mueran esas neuronas, los cambios que se dan antes de que mueran son cambios de moléculas y esta tecnología nos permite medir esas concentraciones", subraya Hernández, que explica a EL MUNDO que no fue algo que surgiera de un día para otro.
"Hemos trabajado mucho con la OCT, el último estudio publicado en The Lancet Neurology es sobre cómo usar el OCT en pacientes con esclerosis múltiple. Tomamos prestada la OCT de los oftalmólogos, no tuvimos que desarrollar nada en ese aspecto, ahí es donde quisimos ir un paso más allá y ver qué pasa antes de que mueran las neuronas". Los resultados presentados por Hernández en Londres están basados en 30 pacientes, algunos con esclerosis múltiple y otros sujetos sanos.¿Por qué la retina? Porque es una especie de espejo del sistema nervioso. "En la retina tenemos neuronas que se parecen a las del cerebro. Las del cerebro son más difíciles de examinar porque tienes que hacerlo con una resonancia o, si quieres ver cambios metabólicos, sólo puedes hacerlo con un PET, que básicamente usa un complejo radiactivo, tiene más complejidad y es más caro", indica Hernández. Mediante las OCT y las resonancias han comprobado que lo que pasa en la estructura de las neuronas del cerebro es parecido a lo que sucede en la estructura de las neuronas de la retina, por tanto, es posible que los cambios moleculares de la retina se parezcan a los cambios moleculares del cerebro.
Las ventajas de la retina son que es un procedimiento mucho más sencillo, más accesible y mucho más barato. Al paciente no le duele, le resulta más cómodo y no hay que dilatarle la pupila ni usar contrastes. Además, el tamaño del aparato es mucho menor que un PET o una resonancia y se pueden tener resultados en unos pocos minutos. Para rematar, es aplicable a otras enfermedades neurodegenerativas en las que también se pierden neuronas de la retina, como el Alzheimer o el Parkinson.Pasos a seguir y plazosA corto plazo, el equipo multidisciplinar de Hernández -compuesto por otros dos neurólogos, tres neurooftalmólogos, dos ingenieros, una optometrista, una bióloga y una técnico que ayuda a los estudios que realizan en paralelo en ratones- pretende "discriminar bien los dos fenotipos de formas remitentes y formas progresivas y discriminar los que tienen más riesgo de sufrir brotes", señala la neuróloga.
A medio-largo plazo, quieren mejorar la tecnología, por ejemplo, reduciendo el tamaño del aparato y el tiempo de la prueba por debajo de los tres minutos que dura ahora. La investigadora recalca que las dos cosas tienen que ir en paralelo, avanzar en el conocimiento y depurar la tecnología."Los siguientes pasos serán ver la diferente concentración de metabolitos claves en las distintas formas de esclerosis múltiple y ver cuál es la dinámica de cambio de esas concentraciones de metabolitos en relación con la duración de la enfermedad, ver si hay más inflamación al principio y luego disminuye o si se mantiene durante toda la enfermedad, ver si la velocidad a la que se pierden las neuronas y se producen los cambios en los metabolitos relacionados con el daño de las neuronas es mayor al principio o al final, cómo se relacionan esas dos dinámicas, si tienen relación y si hay un umbral a partir del cual se produce ese daño", relata Hernández.
Los otros tres trabajos premiados por Merck entre un total de 260 candidaturas de 45 países son un proyecto de la Universidad de Oxford; otro conjunto entre el Instituto de Investigación Médica Israel-Canadá, la Universidad Hadassah Hebrew de Jerusalén y la Charité-Universitätsmedizin de Berlín; y el cuarto es de la Universidad Weill Cornell Medicine-Qatar of Cornell, que también tiene como protagonista a los ojos. Los galardonados compartirán una beca de un millón de euros para continuar con sus investigaciones en este terreno.
El Mundo
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