Un sistema inmune 'pasota' evita que el VIH progrese
Publicado el 4 oct. 2016
Un sistema inmune más relajado y menos estresado parece ser capaz de convivir con el virus que causa el sida, el VIH y permite a un grupo de niños infectados no tener síntomas. Son los llamados no progresores pediátricos y según un estudio que se publica en «Science Translational Medicine» poseen un sistema inmune capaz de «mantener la calma» ante los miles de virus de VIH y hace que estos niños vivan muchos años sin tratamiento antirretroviral pero sin síntomas de la enfermedad.
Hasta ahora el ‘misterio médico’ de este grupo de niños sudafricanos permanecía indescifrable. Pero en el nuevo estudio, realizado sobre 170 niños, uno de los más grandes de su tipo, sugiere que los niños que están protegidos frente al VIH tienen un sistema inmune que ha evolucionado de forma similar al de los monos infectados con el virus de inmunodeficiencia en simios (VIS), que conviven con él sin síntomas. Los investigadores creen que sus resultados podrían permitir una mejor comprensión de la patogénesis de estos virus y guiar el desarrollo de inmunoterapias más eficaces contra el VIH.
Los investigadores analizaron la sangre de 170 niños procedentes de África del Sur portadores del VIH pero que nunca habían recibido terapia antirretroviral y que no habían desarrollado sida. Las pruebas mostraron que tenían decenas de miles de virus en cada mililitro de sangre. En situaciones normales ello activaría su sistema inmune que desencadenaría una potente respuesta para matar los virus. Pero en estos niños no ocurre así, sino que parece que el sistema inmune ‘pasa’ del virus.
Los resultados podrían permitir una mejor comprensión de la patogénesis de los virus y guiar el desarrollo de inmunoterapias más eficaces contra el VIH
Al contrario de los denominados controladores de élite, adultos con VIH no tratados que muestran un curso inusualmente leve de la infección ya que mantienen su capacidad para mantener el virus a raya que han sido profusamente analizados, hasta ahora se sabía muy poco sobre el 5 al 10% de estos niños seropositivos que también comparten esta capacidad.
Lo que ahora ha hecho el grupo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Maximiliano Muenchhoff y Philip Goulder es descubrir que muchos de los no progresores pediátricos tienen potentes respuestas específicas anticuerpos ampliamente neutralizantes del VIH, una característica de la infección pediátrica común en los niños con VIH que desarrollan SIDA, o progresores. Pero, en contraste con los progresores y controladores de élite adultos, los no progresores pediátricos presentan unas características específicas, como baja respuesta inmune durante la infección por el VIH y la expresión de células CCR5 T en células T CD4 de memoria similar a la que se ve en los monos con VIS.
Es decir, explican los científicos en su trabajo, la forma en la que el 10% de los niños es capaz de lidiar con el virus tiene similitudes con la manera en la que más de 40 especies de primates no humanos lo hacen con el VIS. De alguna manera, señalan los investigadores, los monos han tenido cientos de miles de años para evolucionar hacia formas de abordar la infección. «La selección natural ha trabajado en estos casos, y el mecanismo es muy similar a la de estos niños que no progresan», señala Goulder.
Los niños tienen un sistema inmune relativamente tolerante, que se vuelve más agresivo a medida que se cumplen años; la varicela, por ejemplo, es mucho más grave en los adultos debido a la forma en que el sistema inmunológico reacciona. Pero esto no quiere decir que a medida que los niños protegidos crezcan y su sistema inmunitario madure haya un mayor riesgo de que desarrollen sida. Algunos lo hacen, pero otros no.
El estudio puede haber encontrado el los primeros signos de la coevolución del VIH en los seres humanos
Ann Chahroudi y Guido Silvestri
En un comentario que acompaña al estudio, Ann Chahroudi y Guido Silvestri, de la Universidad de Emory (EE.UU.), consideran que el estudio puede haber encontrado «los primeros signos de la coevolución del VIH en los seres humanos». Según Chahroudi y Silvestri, y así se indica en el estudio, es precisamente la activación crónica del sistema inmune, es decir, la respuesta ante los virus invasores de nuestro organismo, un factor clave que influye en la gravedad clínica de la infección por VIH y en la posterior respuesta a la terapia antirretroviral, incluso es posible más que los propios niveles de virus en los pacientes. No hay que olvidar que el virus simepre gana si no hay tratamiento y acaba con el sistema inmunológico, dejando el cuerpo vulnerable a otras infecciones, lo que se conoce como síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida (sida), que es lo que puede terminar con la vida d ela persona infectada.
En cualquier caso, Muenchhoff cree que estos los hallazgos podrían facilitar el diseño de nuevas terapias basadas en la inmunidad para la infección por VIH. De hecho Goulder considera que la información, en última instancia podría ayudar a reequilibrar el sistema inmune de todos los pacientes con VIH, tanto niños como adultos.
El precio de la evolución
El equipo de Philip Goulder ya había sugerido en 2014 que el VIH puede estar perdiendo virulencia con el tiempo probablemente debido al aumento en el acceso a la terapia antirretroviral y a la acumulación de mutaciones virales que permiten al VIH evadir la respuesta inmune. En un estudio que se publicó en «The Proceedings of the National Sciences» este equipo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) mostró que el virus se está ‘diluyendo’, ya que se ha adaptado a nuestro sistema inmunológico. Los expertos creen que los cambios en el virus pueden ayudar a los esfuerzos para contener la pandemia ya que el VIH eventualmente podría llegar a ser «casi inofensivo», ya que sigue evolucionando.
El VIH es un maestro del disfraz; es capaz de mutar rápidamente y sin esfuerzo para evadir y adaptarse al sistema inmune. Sin embargo, de vez en cuando infecta a una persona con un sistema inmune particularmente eficaz. «Entonces el virus queda atrapado entre la espada y la pared: o muere o se adapta para sobrevivir. Y dicho cambio tiene un coste», señalaba el profesor Goulder. Y el precio de cambiar para sobrevivir es que va perdiendo su capacidad para replicarse, lo que a su vez hace que sea menos infeccioso y necesite más tiempo para provocar el sida. De esta forma, este virus «más débil» se propaga poco a poco y, tal y como se mostraba en el estudio hace que, por ejemplo, el VIH sea un 10% «menos eficiente» para replicarse en Botswana que en Sudáfrica, país a donde llego el virus procedente del Botswana. «Es bastante sorprendente», señaló Goulder. «Estamos observando la evolución y es sorprendente la rapidez del proceso. El virus se está desacelerando en su capacidad de causar enfermedad y ello ayudará a su eliminación».
ABC
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