¿Cuál es el impacto psicológico del dolor crónico? ¡Los miembros de Carenity hablan de ello!

Cuando el dolor se vuelve crónico, no sólo provoca un importante malestar físico, sino que también genera un gran sufrimiento psicológico que aumenta con el tiempo. Gracias a nuestra encuesta, podremos abordar el impacto real que el dolor crónico tiene en la vida diaria de los miembros de Carenity.

597 miembros respondieron a nuestra encuesta en Francia, Reino Unido y Estados Unidos

Del 28 de abril al 17 de mayo de 2021 realizamos una encuesta en la que participaron 597 miembros de la comunidad Carenity en Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Les hicimos preguntas sobre el impacto del dolor crónico en su vida cotidiana.

La mayoría de los encuestados tienen entre 41 y 60 años (55%) y más de 60 años (26%).

Se ven afectados por las siguientes enfermedades crónicas:

El 63% de los encuestados está afectado por una sola enfermedad. Sin embargo, el 15% tiene dos y el 9% tres.

El 79% de los encuestados experimenta dolor a diario

El 79% de los encuestados se ve afectado por el dolor crónico a diario, mientras que el 14% se ve afectado varias veces a la semana.

El dolor crónico tiene un impacto real en la vida diaria de los miembros de Carenity

El dolor crónico impide al 24% de los miembros hacer lo que les gusta. Para el 22% de los encuestados tiene un impacto importante en el cuidado del hogar y el 17% ya no puede trabajar.

El dolor crónico también tiene un fuerte impacto psicológico en los encuestados. Esto es lo que el dolor hace a los miembros:

Ansiedad (91%)

Insomnio (60%)

Fatiga (59%)

Tensión nerviosa (59%)

Retraimiento (46%)

Depresión (45%)

Disminución de la libido (42%)

Los miembros utilizan diversos métodos para aliviar su dolor

El 66% de los encuestados utiliza analgésicos. Sin embargo, una gran proporción utiliza métodos más naturales: el 25% recurre a los masajes, el 22% a la meditación, el 16% a los aceites esenciales, el 7% a la acupuntura y el 6% a la hipnosis.

Entre los miembros que respondieron "Otro", encontramos: el deporte y la naturopatía.

Algunos consejos para vivir mejor con el dolor crónico en el día a día

La gran mayoría de los dolores tienen un origen físico. Pero los factores psicológicos pueden influir en la percepción del dolor y, a veces, en la discapacidad asociada al mismo. La ansiedad y la depresión pueden impedir que los pacientes sean capaces de controlar sus síntomas y, por tanto, de seguir con su vida y sus actividades.

En efecto, los pacientes con dolor crónico, sabiendo que el dolor volverá, pueden ponerse ansiosos al pensar en ello y, por tanto, anticipar la vuelta del dolor. Si estos mismos pacientes pueden llegar a entender que un empeoramiento del dolor no indica necesariamente que haya nuevas lesiones en su cuerpo, entonces pueden estar menos ansiosos y, por tanto, tener menos dolor.

He aquí algunas técnicas que te ayudarán a vivir mejor con el dolor crónico:

La meditación y la conciencia plena

Se ha comprobado que la meditación y la conciencia plena son beneficiosas para reducir todos los tipos de dolor. Estas prácticas ayudan a gestionar mejor el estrés, reducen el riesgo de depresión, permiten dormir mejor y aumentan el bienestar general.

>> Encuentra aquí un vídeo de meditación de conciencia plena para hacer en casa <<

La hipnosis

La hipnosis tiene muchos efectos beneficiosos para el cuerpo y la mente. Puedes optar por consultar a un terapeuta u optar por la autohipnosis entrenándote a través de libros o aplicaciones. Los beneficios son los mismos: la hipnosis reduce el dolor, aumenta la relajación y el sueño, y ayuda a reducir los trastornos emocionales.

Los alimentos antiinflamatorios

La depresión y el dolor están asociados a niveles elevados de inflamación en el organismo. Si se opta por una dieta basada en alimentos antiinflamatorios como productos no procesados, frutas y verduras, pescado azul... el dolor crónico puede tender a disminuir.

El ejercicio adaptado y progresivo

La gente a veces tiene miedo de moverse por temor a hacerse daño. Sin embargo, a menudo es la reducción de la actividad física la que conduce a posiciones "anormales" y contribuye a aumentar el dolor. Además, durante la actividad física, el cerebro segrega endorfinas que actúan sobre el dolor y mejoran el sueño y el estado de ánimo. Se debe empezar de forma muy gradual para evitar lesiones, comenzando con 5 a 10 minutos cada día.

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