Vivir con la depresión: negación y aceptación
Publicado el 25 jun. 2018 • Por Léa Blaszczynski
Aquí está el testimonio de Michèle, de 62 años, miembro de Carenity, que sufre de depresión. A través de su historia y sus experiencias, descubre cómo pasó esta terrible prueba para vivir su vida.

Hola, ¿podrías presentarte en unas pocas palabras?
Mi nombre es Michèle, me he jubilado recientemente y he estado en Carenity desde 2013. Estuve casada, tengo dos hijos y cinco nietas.
¿Cuánto tiempo hace que sufres de depresión?
He sido propensa a la depresión desde la muerte de mi madre a los 23 años, pero de hecho solo fui a ver a un psicoterapeuta a los 50 años. Antes, negaba este estado y siempre me proyectaba al futuro diciéndome que sería mejor más adelante.
¿De qué forma la depresión cambió tu vida?
Mi depresión ha deteriorado seriamente mi calidad de vida. Tanto que incluso mis hijos la han sufrido durante la primera parte de sus vidas. Ahora, me han aceptado y me apoyan cuando lo necesito.
Cuando decidí tratarme con antidepresivos y ser seguida regularmente por el Centro Médico y Psicológico de mi ciudad (PMC) y una enfermera psiquiátrica, mi vida cambió drásticamente. Este tratamiento me permitió comenzar una formación de asistente medical a los 47 años porque no podía ser secretaria debido a mis problemas de audición. La asociación de gestión de los fondos para la reinserción profesional de personas discapacitadas me pagó mi formación durante el paro y pude recuperarme a los 58 años.
Incluso si sigo siendo psicológicamente frágil, soy más y más capaz de superar los eventos negativos y, cuando sea necesario, me entrevisto con mi enfermera psiquiátrica.
¿Te gustaría transmitir un mensaje a las personas en la misma situación?
Mi mensaje a todas los miembros de Carenity que serían propensoss a esta enfermedad: ir hacia los otros, hacer actividades, incluso si de vez en cuando tienes que quedarte en casa debido a un mal momento.
Confía en los terapeutas, en mi caso, el psiquiatra me vio una vez y me envió de vuelta a la enfermera sin cambiar el tratamiento dado por el médico de cabecera.
Podemos vivir muy bien con esta enfermedad siempre que dependamos de las personas adecuadas y nos conozcamos bien.
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