Esclerosis múltiple sin tratamiento: naturopatía en lugar de interferones
Publicado el 12 abr. 2018 • Por Léa Blaszczynski
Descubre la experiencia de Lisa, miembro de Carenity, con esclerosis múltiple desde hace nueve años, y autora del blog titulado Mi mejor enemiga (en francés).
Es cierto que el término "feliz" no va de la mano con esta enfermedad. Sufrimiento, miedos, espada de Damocles, discapacidad, fatiga... Es un panel completo de palabras, no muy alegres, que uno asocia con ella.
Entonces, por supuesto, "feliz" no siempre ha sido el término más apropiado para mí. Tenía 23 años cuando lo aprendí, la edad en la que todavía piensas que eres inmortal. Yo era joven y tenía la vida por delante. Tener que enfrentar un límite físico me parecía imposible. Y por lo tanto...
Por lo tanto, es a causa de esta enfermedad que he aprendido a descubrir y amar a la persona en la que me he convertido. Si al principio me perturbaba y me molestaba, terminé entendiendo el significado que tenía en mi vida. Hoy es parte integral de mí, vivo en paz con ella y hasta se ha convertido en una fiel aliada.
Pero para entender esto, primero tuve que tomarme el tiempo para pasar por las diversas etapas después de un trauma: Shock, Negación, Ira, Tristeza, Reconstrucción y, finalmente, Aceptación.
SHOCK
Luego del anuncio del diagnóstico, entré en una fase de shock. No podía creer de lo que me acababa de suceder y especialmente necesitaba compasión, que la gente se interesara en mí. Le contaba a todos lo que me estaba sucediendo: a la panadería cuando iba a comprar el pan, al carnicero, al frutero, a nuestros vecinos, a la señora de la limpieza... a cualquier oreja que mostrara algún tipo de benevolencia y que pudiera reconfortarme.
No solo buscaba despertar compasión, sino que una parte de mí también buscaba hacer este anuncio más real, para apropiarme de él. Lo anuncié sin realmente poder sentir nada. Solo me interesaba la reacción que despertaba en mi interlocutor.
NEGACIÓN E IRA
Luego, en completa negación, decidí ignorarla, continuar como si nada hubiera pasado. Regresé para terminar mis prácticas como si nada hubiera pasado. Sin embargo, ella estaba presente y es en forma de ira que finalmente surgió un poco más tarde.
¿Por qué yo? Siempre había estado abierta a los demás, lista para ayudar a las personas que lo necesitaban, incluso me estaba orientando hacia una carrera en ONG. ¿Por qué a mi? Nadie en mi familia tenía esta enfermedad, por lo que la herencia no era la causa. ¡Era demasiado pronto para que mi vida se parara de esta forma! ¿Entonces porque? La odiaba, la odiaba... ¡Quería luchar contra ella, derrotarla!
TRISTEZA
Y luego llegó un segundo empujón y la tristeza me abrumaba. Pero, a pesar de mi angustia, finalmente me sentí en paz. Mientras que los períodos de Negación y de Ira habían sido vividos con gran tensión y culpa, sentí una profunda sensación de alivio al dejarme llevar por esta Tristeza. Si lloré mi "vida perdida", finalmente acepté el paso a una nueva etapa.
Esta nueva fase comenzó solo cuatro meses después de la primera, la posibilidad de revivir el tratamiento intensivo con cortisona era impensable. Fue entonces cuando descubrí las virtudes de la acupuntura. No solo, era muy receptiva a este método, sino que también, mejoré enormemente gracias a una sesión al día durante diez días. ¡Funcionó para mí!
Al mismo tiempo, los médicos me dijeron que a este ritmo, en menos de dos años, estaría en una silla de ruedas. Según ellos, tenía que seguir el tratamiento preventivo tradicional de la esclerosis múltiple, a saber, los interferones. La lista de efectos secundarios es tan larga que tuve un "momento de iluminación": no, ¡no tomaré este tratamiento! Ya que la acupuntura funcionaba para mí, aprendía a escuchar mi cuerpo y a realizar sesiones regulares de prevención. Mi tratamiento sería a través de la medicina alternativa (acupuntura, shiatsu, naturopatía, meditación...)
RECONSTRUCCIÓN
Fue entonces cuando decidí investigar e ir a estudiar otras formas de sanar. Necesitaba escuchar lo que mi esclerosis múltiple tenía que decirme. ¿Por qué estaba allí? ¿Cuál era su mensaje?
Decidí ir más lejos y mirar más allá de los males del cuerpo, avanzando hacia diversas corrientes terapéuticas: decodificación biológica, que da importancia a la relación entre el cuerpo y la mente; Gestalt, que tiene como objetivo desarrollar la autonomía, la responsabilidad y la creatividad del individuo...
Descubrí entonces que cuanto más me liberaba de mis heridas emocionales, mis neurosis, mis miedos, mejor iba mi cuerpo. Mi esclerosis múltiple realmente me llevó en un viaje para descubrirme a mí misma, mi pasado, mis bloqueos...
ACEPTACIÓN
Hace cuatro años, una nueva etapa comenzó a manifestarse. Intervino en un momento de mi vida en el que me sentía literalmente bloqueada, en una situación profesional que no me satisfacía (acoso moral, estrés intenso). Pero no podía encontrar la puerta de salida. Peor aún, ¡persistí y me quedé atrapada en esta situación!
¡Fue mi cuerpo el que me liberó! Este tercer y último empujón fue la última llamada de atención para hacerme entender que no estaba en la vida que me convenía.
Hoy, aprendí a conocerme a mí misma y a dejarme guiar por mi esclerosis múltiple, a vivir en fase conmigo misma, con mis profundas aspiraciones. Cada vez que me alejo, mi cuerpo comienza a fibrilar y me lo señala. Un poco como una señal de radio cuando no estamos en la frecuencia correcta, comienza a chisporrotear.
Mi esclerosis múltiple simplemente se ha convertido en mi mejor aliada para abordar mi futuro.
Y ¿DESPUÉS?
Si otra etapa comenzara un día, sé que ella no sería mi enemiga. Y sé que me tomaré el tiempo ahora para escucharla.
Por el momento, nunca me he sentido tan bien en mi cuerpo. Sobre la base de este camino de resiliencia, ahora busco difundir este mensaje de esperanza, a través de mi blog, de conferencias, y presentar otra forma de percibir nuestras enfermedades, para demostrar que no nos sucede nada que no podamos superar y que si investigamos y nos tomamos el tiempo para entender, estas enfermedades nos permiten aprender a descubrirnos mejor para vivir en adecuación con nosotros mismos.
Porque, como lo expresa Carl Gustave Jung: "La enfermedad es el esfuerzo que la naturaleza hace para sanar al hombre. Contiene el oro real que no ha encontrado en ningún otro lugar".
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