¡Las 8 ideas preconcebidas sobre el asma!
Publicado el 24 ene. 2022 • Por Claudia Lima
La OMS ha calculado que 235 millones de personas en todo el mundo sufren de asma. En España, alrededor de dos millones y medio de personas la padecen. Esta enfermedad bronquial crónica existe en varias formas, de leves a graves. Los avances médicos han hecho posible muchos tratamientos y hoy es posible vivir casi con normalidad con el asma. Sin embargo, todavía persisten numerosas ideas preconcebidas sobre la enfermedad.
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El asma, ¿qué es esta enfermedad?
El asma es una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias de los pulmones, caracterizada por la aparición de episodios agudos que van desde simples molestias respiratorias hasta exacerbaciones conocidas como crisis o ataques de asma. En una persona con asma, la mucosa bronquial está irritada y más espesa, lo que hace que los bronquios sean sensibles y propensos a reaccionar de forma exagerada cuando entran en contacto con factores contribuyentes.
Es una enfermedad respiratoria crónica cuya causa es multifactorial, que puede ser genética y/o ambiental. No todas las personas con asma son sensibles a los mismos factores.
Estos factores pueden ser:
- Alérgenos presentes en el hogar o en el lugar de trabajo (ácaros del polvo, moho),
- Alérgenos exteriores (pólenes),
- Infecciones respiratorias,
- Irritantes respiratorios (humo de tabaco, contaminación),
- Aire frío,
- Ejercicio físico,
- Ciertos medicamentos.
Las crisis de asma se manifiestan por una tos seca repetida, dificultad para respirar, falta de aire, sibilancias o sensación de opresión en el pecho. Las crisis de asma pueden dar lugar a múltiples hospitalizaciones cada año, visitas a urgencias, visitas al médico de cabecera y deterioro de la calidad de vida si no se tratan.
El asma puede clasificarse en diferentes estadios de gravedad: leve, moderado y grave. También se puede hablar de asma intermitente, caracterizada por ataques poco frecuentes, y asma persistente, una forma más grave con ataques regulares que pueden ocurrir por la noche, conocida como asma nocturna. Estos estadios están determinados por la cantidad de tratamiento necesario para controlar la enfermedad.
Para diagnosticar esta enfermedad, el médico tratante o el neumólogo se basan en un interrogatorio preciso del paciente y realizan una exploración funcional respiratoria (EFR) para confirmar el diagnóstico y también seguir la evolución de la enfermedad.
Para tratar la enfermedad, primero se pide al paciente que reduzca al máximo el contacto con los agentes que desencadenan los ataques. La desensibilización se propone a veces para inducir la tolerancia a un alérgeno o irritante identificado.
A continuación, se proponen terapias farmacológicas para los tratamientos de fondo, cuyo objetivo es reducir los síntomas diarios, aumentar la capacidad respiratoria y prevenir los ataques, entre otras cosas. Entre ellos se encuentran los corticoides inhalados y los broncodilatadores de acción lenta.
Para tratar las crisis de asma, los pacientes utilizan broncodilatadores de acción rápida (Ventolin®).
El asma no se puede curar, sólo se pueden aliviar sus síntomas y, con un tratamiento, seguimiento y control adecuados, se puede reducir significativamente su impacto en la calidad de vida de los pacientes. El 95% de los casos están controlados, pero existen aún muchas ideas erróneas sobre esta enfermedad.
Ideas preconcebidas sobre el asma, ¿cuáles son?
El asma es una enfermedad infantil: ¡FALSO!
Aunque la enfermedad afecta principalmente a los niños pequeños, hay más niñas afectadas durante la pubertad y más mujeres en la menopausia. Los cambios hormonales pueden alterar la expresión del asma. La diferencia de prevalencia entre hombres y mujeres sigue sin explicarse.
El asma impide practicar algún deporte: ¡FALSO!
La actividad deportiva refuerza la capacidad respiratoria y los músculos que intervienen en la respiración. Por lo tanto, el deporte está indicado en el tratamiento del asma. Sin embargo, es importante asegurarse de que el asma está bien controlada.
Además, ciertos tipos de asma se desencadenan tras un esfuerzo sostenido, se trata del asma inducida por el ejercicio, en cuyo caso es necesario tomar un broncodilatador prescrito antes del esfuerzo.
Ya no tengo ataques de asma, estoy curado, puedo dejar mi tratamiento: ¡FALSO!
Para dejar de tener ataques de asma y mejorar la salud, es necesario controlar el asma tomando el tratamiento de fondo adecuado. Si dejas de tomar la medicación, los síntomas pueden reaparecer, y recuerda que el asma es una enfermedad de por vida.
El tratamiento del asma con cortisona es peligroso: ¡FALSO!
La cortisona tiene una mala reputación como medicamento antiinflamatorio y miembro de la familia de los corticosteroides. Existe una confusión entre la cortisona inhalada (dosificada en microgramos) y la que se presenta en forma de inyecciones o comprimidos (dosificada en miligramos, es decir, 1000 veces más). Como todos los medicamentos, la cortisona tiene efectos secundarios. Se aconseja a los pacientes que se enjuaguen la boca después de la inhalación.
El tratamiento debe interrumpirse durante el embarazo: ¡FALSO!
Los medicamentos necesarios para tratar el asma son seguros para el bebé. Además, el asma mal controlada aumenta el riesgo de prematuridad en el bebé. El asma es la enfermedad crónica más frecuente en las mujeres embarazadas.
La medicación para el asma se vuelve ineficaz al seguir tomándola: ¡FALSO!
No existe el acostumbramiento a la medicación para el asma, su eficacia se mantiene. Si el estado empeora y los ataques se hacen más frecuentes, se relaciona con un empeoramiento de la enfermedad.
Nada mejor que los productos naturales para evitar los ataques de asma: ¡FALSO!
El origen del asma es mayoritariamente alérgico, para prevenir los ataques, el uso de productos naturales, orgánicos y de origen vegetal, que suelen ser alergénicos, puede provocar la irritación de los bronquios. Por ejemplo: plantas descontaminantes, perfumes caseros, velas desodorantes, incienso y papel armenio.
Todos los tratamientos para el asma se parecen: ¡FALSO!
Los medicamentos contra el asma tienen diferentes funciones. Hay:
- Los broncodilatadores inhalados (Foradil®, Bambec®), de acción corta o larga, dilatan los bronquios y evitan su contracción,
- Los corticoides inhalados (Flixotide®, Pulmicort®), previenen la inflamación de los bronquios,
- Los corticoides orales (Estilsona®, Paidocort®),
- Los antileucotrienos (Montelukast®), reducen la inflamación y la obstrucción de los bronquios,
- Los fármacos específicos de inmunoterapia, para desensibilizar a un alérgeno concreto,
- Los anti-IgE, un fármaco dirigido contra las inmunoglobulinas de tipo E (Omalizumab®), prescrito en ciertos casos de asma grave.
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