¿Qué es la esclerosis múltiple y los trastornos cognitivos?

¿Qué es la esclerosis múltiple (EM)?

La esclerosis múltiple (EM) es la primera causa más frecuente de discapacidad adquirida en adultos jóvenes en España. En la actualidad, 47.000 personas tienen esclerosis múltiple y suele afectar a mujeres de entre 20 a 40 años.

Se trata de una enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central: el cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos. El sistema inmunitario, normalmente implicado en la lucha contra virus y bacterias, ataca la mielina (vaina protectora de las fibras nerviosas) que desempeña un papel importante en la propagación de los impulsos nerviosos desde el cerebro a las distintas partes del cuerpo.

Los signos observados al inicio de la enfermedad varían según la localización de las lesiones en el cerebro o la médula espinal. Incluyen problemas motores, hormigueo, problemas de equilibrio, problemas visuales y/o urinarios, y suelen ser transitorios, ya que la esclerosis múltiple progresa en recaídas.

Por tanto, la EM puede causar toda una serie de síntomas motores, sensoriales, psicológicos y cognitivos. El curso y la expresión de la enfermedad son extremadamente impredecibles.

¿Qué trastornos cognitivos se asocian a la esclerosis múltiple (EM)?

En el curso de la enfermedad se producen lesiones en el cerebro. Dependiendo de las zonas afectadas por estas lesiones, pueden aparecer trastornos motores que provocan, por ejemplo, dificultad para caminar.

Del mismo modo, estas lesiones pueden provocar cambios en el funcionamiento del cerebro. Esto no significa que disminuya la capacidad intelectual, sino que pueden alterarse determinados mecanismos de las redes cognitivas del cerebro.

Los trastornos cognitivos son frecuentes en la esclerosis múltiple. Su prevalencia varía entre el 40% y el 70% según los estudios publicados. La mayoría de los pacientes experimentan un deterioro leve o moderado, mientras que alrededor del 10% experimenta dificultades más graves.

La esclerosis múltiple afecta a varias áreas cognitivas:

Velocidad de procesamiento de la información

Los problemas cognitivos de la esclerosis múltiple están dominados por una ralentización de la velocidad de procesamiento de la información. Esta ralentización es 10 veces más frecuente en los pacientes con EM que en la población general. Es aún más frecuente en los pacientes con esclerosis múltiple secundaria progresiva (65 veces más). Otros estudios han demostrado que los individuos afectados por EM son un 40% más lentos que los sujetos sanos en tareas de velocidad de procesamiento.

Aprendizaje y memoria

La memoria es importante en todas las tareas que realizamos a diario, y es fácil darse cuenta cuando falla. Las personas afectadas de esclerosis múltiple se quejan con frecuencia de problemas de memoria. Los problemas de aprendizaje y memoria en estos pacientes se encuentran en la memoria de trabajo (una forma de memoria a corto plazo que nos permite almacenar y manipular información durante un breve periodo de tiempo) y la memoria episódica (que nos permite situarnos en el tiempo y el espacio y, por tanto, proyectarnos en el futuro).

Atención

La atención es necesaria para prácticamente todas las tareas cotidianas. Nos permite concentrarnos en el trabajo que tenemos entre manos, integrar datos, comprender información, ya sea oral o escrita, y expresar nuestros pensamientos.

Los procesos atencionales son numerosos. Algunos estudios demuestran que los pacientes con EM sufren un deterioro atencional global, mientras que otros muestran que son las formas más complejas de atención las que parecen verse más afectadas. Esto es especialmente cierto cuando se trata de dividir la atención entre varias tareas simultáneamente o de mantener la atención durante cierto tiempo. Al realizar tareas que requieren un esfuerzo mental constante, los pacientes muestran un deterioro progresivo de su rendimiento. Es lo que se conoce como "fatiga cognitiva".

¿Qué impacto tienen los problemas cognitivos en la calidad de vida de los pacientes con EM?

Incluso las dificultades cognitivas moderadas relacionadas con la esclerosis múltiple no deben tomarse a la ligera.

Los trastornos cognitivos pueden tener importantes repercusiones en la vida cotidiana, por ejemplo cuando resulta difícil afrontar situaciones que requieren una reacción rápida. En un contexto profesional, esto puede tener consecuencias aún mayores. Si una persona necesita más tiempo que antes para hacer su trabajo, no es raro que reciba críticas.

De ahí la importancia de que los trastornos cognitivos se detecten lo antes posible.

La detección precoz permite que los pacientes no se sientan culpables por las dificultades que puedan encontrar, y se les puede ofrecer un tratamiento específico.

Para detectar cualquier problema cognitivo, un neurólogo o un neuropsicólogo propondrán pruebas en forma de ejercicios. Estas pruebas revelarán la naturaleza y el grado de cualquier problema cognitivo.

¿Cómo se trata el trastorno cognitivo asociado a la esclerosis múltiple (EM)?

Hasta la fecha, ningún tratamiento farmacológico ha demostrado ser eficaz para tratar los trastornos cognitivos. No obstante, en los últimos años se han desarrollado los llamados enfoques de reeducación cognitiva.

Estos enfoques de reeducación cognitiva suelen llevarse a cabo junto con un logopeda y a menudo se ofrecen como parte de las redes de atención a la EM.

El objetivo de la reeducación cognitiva es estimular el cerebro mediante una serie de ejercicios adaptados a las dificultades detectadas en el paciente.

Estos ejercicios pueden centrarse en la memoria, la atención, el procesamiento de la información, etc.

Como el cerebro es muy plástico, es capaz de adaptarse constantemente. Gracias a la reeducación cognitiva, el cerebro podrá utilizar "redes de compensación" y compensar las zonas que funcionan peor como consecuencia de las lesiones.

La frecuencia y la repetición del entrenamiento permitirán realizar progresos reales. En general, los programas de reeducación cognitiva implican varias sesiones a la semana (normalmente de 2 a 3) durante varios meses (normalmente de 4 a 5 meses).

Una vez transcurridos estos 4 o 5 meses, pueden ofrecerse sesiones adicionales, espaciadas durante un periodo más largo, en función de las necesidades del paciente.