¿Cuál es la relación entre la enfermedad inflamatoria intestinal crónica (EII) y los trastornos oculares?

La EII y sus síntomas más frecuentes 

Las EII, o enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, están causadas por una alteración del sistema inmunitario. Representan el 1% de la población española, e incluyen la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa (CU).

La enfermedad de Crohn afecta a los distintos segmentos del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano. La colitis ulcerosa (CU) afecta al recto y al colon.

Estas dos enfermedades evolucionan mediante brotes inflamatorios que se alternan con fases de remisión, cuyos principales síntomas son:

• Dolor abdominal, 
• Diarrea (entre 4 y 20 deposiciones al día), 
• Incontinencia fecal, 
• Pérdida de apetito y pérdida de peso, 
• Fatiga extrema, 
• Fiebre, 
• Daños en la región anal (fisura, absceso).

Sin embargo, un aspecto importante de la enfermedad de Crohn y la rectocolitis hemorrágica es su capacidad para generar patologías extradigestivas. Estas se conocen como manifestaciones extraintestinales (MEI).

Según el Inserm, en el 20% de los casos los pacientes presentan complicaciones como artritis, psoriasis, problemas hepáticos o síntomas oculares (en torno al 10%).

Cada vez se reconocen más los trastornos oculares relacionados con la EII.

Trastornos oculares asociados a la EII 

Los pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa (CU) pueden experimentar una amplia gama de síntomas en el tracto gastrointestinal, pero también en órganos sensoriales como los ojos.

Los síntomas y trastornos que se enumeran a continuación ofrecen pistas valiosas sobre el estado de la EII subyacente.

Estos trastornos oculares son:

Uveítis

Se trata de una inflamación de la capa media del ojo, cuyos síntomas son enrojecimiento de los ojos, sensibilidad a la luz (fotofobia), dolor ocular, lagrimeo, sensación de cuerpos flotantes en el ojo y visión borrosa. El tratamiento incluye corticosteroides y, a veces, fármacos inmunosupresores.

Episcleritis

Se trata de una inflamación de la fina capa de tejido que recubre el blanco del ojo, la epiesclerótica. Los síntomas son ojos rojos, hinchados e irritados, sensación de quemazón, ojos llorosos y dolor o molestias leves. La epiescleritis puede desaparecer espontáneamente o tratarse con colirios de corticosteroides.

Escleritis

Si la epiescleritis no desaparece o se trata mal, aparece la escleritis. Se trata de una inflamación grave y destructiva de la esclerótica, la dura y fibrosa capa blanca que recubre el ojo, que puede suponer un riesgo para la visión. Los síntomas incluyen dolor intenso en el ojo, que empeora a la palpación y se irradia a la frente, la mejilla o los senos paranasales, así como enrojecimiento pronunciado, aumento de la sensibilidad ocular, lagrimeo intenso y fotofobia. Aparece un eritema de color violáceo en parte o en todo el ojo. El tratamiento comienza con corticosteroides.

Otros trastornos oculares más comunes pueden estar asociados a la EII. Por ejemplo:

Conjuntivitis

Se trata de una inflamación de la membrana externa del ojo, que puede estar causada por una infección microbiana, química, alérgica o inflamatoria. Para tratarla, se recomienda el lavado ocular regular, junto con colirios y cuidados locales.

Queratopatía bullosa

Se trata de una afección oftalmológica que consiste en una inflamación de la córnea en forma de ampolla. Los síntomas incluyen sensibilidad a la luz brillante, visión borrosa y sensación de cuerpo extraño en el ojo.

Cataratas

Se trata de una opacificación progresiva del cristalino. Los síntomas son visión borrosa o distorsionada, aumento del deslumbramiento, sensibilidad a la luz y visión doble. El tratamiento consiste en una intervención quirúrgica para sustituir el cristalino opaco por una lente artificial transparente.

Sequedad ocular

También conocido como síndrome del ojo seco, está causado por una producción reducida o de mala calidad de lágrimas. Los síntomas son picor o escozor de ojos, sensibilidad a la luz, enrojecimiento y visión borrosa. El tratamiento consiste en utilizar lágrimas artificiales, aplicar compresas calientes, masajear los párpados y evitar el humo y otros irritantes.

Mecanismos responsables de los trastornos oculares en la EII

Aún se desconoce la causa exacta de los síntomas oculares de la EII.

Cada vez más estudios apuntan a un componente genético. Se cree que los antecedentes familiares de enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa (CU) aumentan el riesgo de inflamación ocular, incluso en personas que no padecen EII.

Además, algunos medicamentos utilizados para tratar la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa pueden provocar síntomas oculares. Ejemplo: los corticoides orales pueden causar problemas oculares, incluido el glaucoma.

Sin embargo, la inflamación desempeña un papel fundamental en la correlación entre la EII y los trastornos oculares. Los procesos inflamatorios que caracterizan a la EII pueden extenderse más allá del tracto gastrointestinal y afectar a otras partes del cuerpo, como los ojos. Las células inmunitarias activadas durante un brote de EII pueden migrar a los tejidos oculares y desencadenar una respuesta inflamatoria local.

Diagnóstico y tratamiento de los trastornos oculares relacionados con la EII

Se recomienda encarecidamente consultar a un oftalmólogo al menos una vez diagnosticada la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa (CU). Después, en cuanto se produzca el más mínimo cambio en la visión. La detección precoz de los problemas oculares relacionados con la EII es crucial para un tratamiento eficaz.

El tratamiento de los problemas oculares relacionados con la EII suele basarse en el tratamiento general de la propia EII. Pueden prescribirse tratamientos antiinflamatorios para reducir los síntomas oculares.

He aquí algunos consejos para minimizar los síntomas de los problemas oculares relacionados con la EII:

• Consulta a un oftalmólogo para un examen ocular completo, 
• Mantente hidratado, ya que la deshidratación puede afectar a la salud ocular, 
• Sigue una dieta equilibrada y rica en nutrientes, ya que ciertos nutrientes como las vitaminas A, C y E, así como los ácidos grasos omega-3, son importantes para la salud ocular, 
• Descansa los ojos, sobre todo si pasas largos periodos frente a la pantalla del ordenador u otro dispositivo electrónico, 
• Protege tus ojos de la luz azul, que puede cansar mucho. Utiliza filtros anti luz azul o gafas anti luz azul, 
• Controla los brotes inflamatorios siguiendo tu tratamiento, para tener un impacto positivo en los síntomas oculares.

Siempre se debe consultar al profesional sanitario para obtener consejos adaptados a cada situación.