Los cánceres del hombre, primera víctima de estas enfermedades

Se estima que hubo 18,1 millones de nuevos casos de cáncer en 2018, a nivel mundial. Uno de cada cinco hombres y una de cada seis mujeres desarrollarán uno en su vida.  

En España, se diagnosticaron 276.239 nuevos casos en 2020, el 57,5% de los cuales fueron en hombres. El cáncer es la primera causa de muerte en los hombres y la segunda en las mujeres. Estamos entre los países europeos con una alta tasa de incidencia de cáncer, con una elevada mortalidad por cáncer, sobre todo en los hombres. 

Los cánceres más frecuentes son los de colon y recto, próstata, mama, pulmón y vejiga urinaria. 

Panorama de los cánceres en los hombres 

Aparte de los cánceres relacionados con el género, los hombres se ven afectados por todos los tipos de cáncer: cerebro, ORL, tracto digestivo, sangre, piel y médula ósea. 

Los cánceres específicos de los hombres son los de próstata, el más frecuente con 35.764 casos estimados para 2021, y los de testículos con 1.329 casos. 

Continuando con las previsiones de la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) para 2021, los hombres también se verán más afectados que las mujeres por el cáncer de boca y garganta (5.725 casos), el cáncer de riñón (5.003 casos), el cáncer de vejiga (16.578 casos) y el cáncer de hígado (5.039 casos). 

En términos de mortalidad, el cáncer de pulmón será el responsable del mayor número de muertes en los hombres (17.346 muertes), seguido del cáncer colorrectal (9.640) y del de próstata (5.798). 

Hay que tener en cuenta que el cáncer de mama en los hombres existe, se trata de menos del 1% de los cánceres que afectan a los hombres, pero no hay que descuidarlo.

¿Cuáles son las causas de los cánceres en los hombres? 

Hoy en día, el 40% de los cánceres pueden prevenirse, independientemente del sexo. Los principales factores de riesgo para hombres y mujeres son el tabaquismo, el alcohol, la dieta desequilibrada y, entre otros, el sobrepeso. 

¿Cuáles son y cómo son responsables estos factores?  

Tabaco: responsable del 29% de los nuevos casos en hombres. Es la principal causa de cáncer de pulmón, labio, boca y garganta. 

Alcohol: casi uno de cada 10 cánceres masculinos puede atribuirse al consumo actual o anterior de alcohol. Además, existen pruebas de que el consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo de empeoramiento del cáncer de próstata. 

Alimentación: representa alrededor del 6% de los nuevos casos en los hombres, debido al consumo habitual de grasas saturadas (mantequilla, queso) y carnes procesadas (embutidos, tocino, salchichas, etc.). Esto puede duplicar el riesgo de cáncer de próstata. 

Sobrepeso y obesidad: el 54,5% de los españoles adultos están afectados, de los cuales el 62% son hombres. Se considera que la obesidad abdominal es un factor que agrava el desarrollo del cáncer de próstata debido a la liberación de factores de crecimiento de las células tumorales a partir del tejido graso abdominal y al hiperandrogenismo, que es especialmente perjudicial para los cánceres masculinos hormonodependientes. 

Antecedentes familiares: se cree que casi el 10% de los cánceres de próstata son hereditarios. 

Ciertas exposiciones profesionales: responsables del 5,7% de los nuevos casos de cánceres masculinos. 

¿Cómo detectarlos? 

El objetivo del cribado del cáncer es poder actuar sobre la enfermedad en una fase temprana, para mejorar el tratamiento de los cánceres y sus síntomas. Existen programas de cribado organizados por las autoridades públicas, como el cribado organizado de cáncer colorrectal, y el cribado individual, prescrito por los médicos. 

No existe un cribado organizado para los cánceres de próstata y de testículos, pero hay un proceso de diagnóstico precoz que los hombres deben conocer para tomar las decisiones correctas. 

En lo que respecta al cáncer de próstata, los médicos disponen de herramientas para realizar un diagnóstico precoz en los hombres de 50 años o más cuyos antecedentes familiares sugieren estadísticamente que han heredado este cáncer. Consiste en un tacto rectal y un análisis de sangre para medir el nivel de antígeno prostático específico (PSA), un marcador fiable de la actividad de la próstata y, por tanto, del cáncer. 

En el caso del cáncer de testículo, el diagnóstico puede realizarse durante un examen clínico, la palpación en los hombres de entre 20 y 30 años y en los mayores de 60, y también en los pacientes con antecedentes de criptorquidia testicular (ausencia o desplazamiento de un testículo). 

Uno de los movimientos más conocidos para concienciar sobre el cáncer masculino es Movember, al que hemos dedicado un artículo en el foro de Carenity: ¿Quién es Movember, esta asociación que lucha por la salud masculina en todo el mundo? 

¿Cómo se tratan estos cánceres?  

Los tratamientos contra el cáncer son iguales para hombres y mujeres. Se denominan "tradicionales" e incluyen quimioterapia, radioterapia y cirugía. 

Más concretamente, la cirugía, si se considera necesaria, será una orquiectomía para la extirpación del testículo enfermo y una prostatectomía para el cáncer de próstata. 

Además, la oferta de tratamientos contra el cáncer se ha transformado con la llegada de nuevos fármacos, la llamada hormonoterapia y la inmunoterapia. 

¿Cómo prevenir los cánceres masculinos? 

Sabiendo que los principales factores de riesgo están relacionados con el tabaquismo, el consumo de alcohol y una dieta desequilibrada entre otros, algunos consejos a seguir para prevenir estos cánceres masculinos serían:  

• Dejar de fumar,  
• Moderación o incluso dejar el alcohol, 
• Una dieta equilibrada, 
• Actividad física regular de acuerdo con las capacidades de cada uno,  
• Protección contra los rayos UV.

¿Y a continuación? 

Después del tratamiento, hay que tener en cuenta las secuelas de la enfermedad y los tratamientos utilizados. Pueden ser el dolor, la fatiga (35,7% de los hombres), las limitaciones en las actividades físicas (48,8%) y el deterioro psicológico. 

Por supuesto, se realiza un seguimiento y una monitorización, con el objetivo de prevenir una reaparición del cáncer y coordinar los servicios de apoyo para mantener la calidad de vida. Las modalidades y el ritmo de este seguimiento se determinan caso por caso.