Enfermedades autoinmunes: alimentación y consejos diarios para una piel menos cansada
Publicado el 16 oct. 2021 • Por Claudia Lima
Las enfermedades autoinmunes, sus síntomas y tratamientos provocan una gran fatiga, y esto se refleja en el rostro. Esto se nota y a veces lleva a una pérdida de confianza en sí mismo, que es esencial para la recuperación.
Afortunadamente, una serie de pequeños gestos y consejos pueden ayudar a sobrellevar los efectos de la enfermedad en la belleza del rostro.
Si quieres conocer todas las respuestas, ¡lee nuestro artículo!
Las enfermedades autoinmunes y sus efectos en la piel del rostro
Las enfermedades autoinmunes son enfermedades inflamatorias crónicas, son la consecuencia de una alteración del sistema inmunitario que empieza a atacar al organismo en lugar de protegerlo.
Existen más de 80 patologías identificadas: esclerosis múltiple, diabetes de tipo 1, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, lupus, vitíligo, enfermedad de Crohn, síndrome de Guillain-Barré, tiroiditis de Hashimoto y muchas otras...
Hoy en día, no sabemos cómo curar las enfermedades autoinmunes, muchas de las cuales evolucionan mediante brotes inflamatorios. Para aliviar los síntomas se prescriben antiinflamatorios, inmunosupresores como el Metotrexato® y bioterapias, que se están desarrollando cada vez más.
Con estas enfermedades autoinmunes, el cuerpo del paciente está en una batalla constante, creando anticuerpos mientras tiene que protegerse de sus efectos. Por lo tanto, los síntomas son muy diversos, uno de los cuales es la fatiga, con la que hay que aprender a vivir.
Esta fatiga, además de manifestarse a través de la debilidad, la dificultad de concentración, la pérdida de memoria y los dolores de cabeza, entre otras cosas, puede verse físicamente. La piel del rostro, ya sometida a las agresiones externas (frío, contaminación), sufre así las consecuencias de la enfermedad y los efectos dermatológicos indeseables.
Estos efectos son: rasgos dibujados, tez apagada, ojeras, piel seca y sensible y manchas rojas y pigmentadas.
¿Y si la alimentación fuera una de las soluciones?
Ciertamente, los alimentos que elegimos, la forma en que los cocinamos, tienen un impacto en nuestro peso o en nuestro bienestar. También pueden cambiar la forma en que nuestro cuerpo reacciona a las agresiones, especialmente en el caso de las enfermedades autoinmunes, gracias a sus efectos antiinflamatorios.
Pero, ¿sabías que el aspecto y la salud de nuestra piel también están estrechamente relacionados con nuestra dieta?
A continuación, algunos de los alimentos que deberíamos consumir para tener la piel del rostro en plena forma:
- El agua: mantener el organismo bien hidratado ayuda a evitar las líneas de deshidratación,
- El te verde: a beber en gran cantidad, tiene antioxidantes para combatir el envejecimiento de la piel y el acné y dar un aspecto joven y saludable a la piel,
- El salmón, otros pescados grasos y mariscos: contienen omega-3 para hidratar nuestra piel desde el interior, combatir las arrugas y el acné. El salmón es perfecto para las pieles secas o fácilmente irritables,
- La alcachofa: contiene potentes antioxidantes para desintoxicar nuestra piel, haciéndola más brillante y saludable,
- El brócoli: rico en vitaminas y minerales, contiene vitaminas A, B y C para dar brillo a la piel. Además, repara los tejidos dañados por los rayos UV y ayuda a regenerar la piel. También protege nuestra piel y aumenta su resistencia tanto a las temperaturas. Se puede comer al vapor o crudo,
- El ajo: gracias a sus virtudes antiinflamatorias y antisépticas, es un auténtico aliado de las pieles con tendencia acneica, y también combate las infecciones cutáneas de todo tipo,
- El aguacate: rico en vitaminas C y E, hidrata la piel, la hace luminosa y le da vitalidad. Es un agente antienvejecimiento, promueve la formación de colágeno para un efecto alisador y rejuvenecedor. Puede comerse o aplicarse directamente sobre la piel como mascarilla,
- Las nueces: repletas de vitamina E, magnesio, potasio, calcio y hierro para ayudar a reequilibrar nuestra piel, combatir los problemas cutáneos y las infecciones. Además, las nueces reducen la sobreproducción de sebo, combatiendo así el acné,
- El chocolate negro: rico en antioxidantes y ácidos grasos, para proteger nuestra piel de los rayos UV y hacerla más suave. Es la acción del cacao que contiene lo que hace la piel radiante. Por lo tanto, es importante elegir un chocolate negro con un alto contenido de cacao, al menos el 70%, para beneficiarse de sus ventajas. Por último, el cacao tiene la ventaja de favorecer la circulación sanguínea y hacer que nuestra piel esté más sana,
- La papaya: ayuda a proteger nuestra piel de los efectos nocivos del sol, gracias a la vitamina C que contiene. Además, ayuda a reducir el acné y otras infecciones de la piel, y contribuye a la renovación celular,
- La uva negra: antihistamínico que ayuda a combatir los efectos secundarios de las reacciones alérgicas y trata las inflamaciones de la piel, como los eczemas,
- La naranja: rica en vitamina C, favorece la creación de colágeno. Esto hará que la piel sea flexible, mejorando su elasticidad.
Además, para reducir o prevenir el acné, es necesario evitar los alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares refinados.
Los consejos cotidianos para una piel menos cansada
La piel del rostro sufre directamente los daños fisiológicos, debidos por ejemplo al tratamiento de una patología grave, pero también refleja nuestras emociones ligadas a esta experiencia. El cansancio impacta en el rostro de forma diferente según la persona, mientras que algunas tienen bolsas bajo los ojos, otras tienen arrugas en la frente o la piel menos tonificada. La tez es gris, las ojeras son visibles, pero existen muchos trucos para ayudar a tener un buen aspecto.
¡Duerme!
En efecto, dormir lo suficiente genera la reparación y la cicatrización de la piel, la oxigenación y la renovación celular.
¡Masajea y pellizca tu rostro!
Es importante masajear el rostro, desde el centro hacia el exterior, y también pellizcarlo, agarrando la piel entre el pulgar y el índice rápidamente, por la mañana si es posible, ya que esto ayuda a restablecer la circulación sanguínea, a suavizar los rasgos y a levantar los músculos.
¡Hidrátate!
Aplica una crema en el rostro, bien hidratante y calmante por la mañana y regeneradora por la noche.
¡Enmascárate!
Haz una mascarilla semanal, alternando exfoliantes, hidratantes, desintoxicantes, regeneradoras, exfoliantes entre otras.
¡Relájate!
La práctica de la sofrología, el yoga y la meditación ayudan a evacuar el estrés. Al concentrarte en el movimiento y en la respiración, puedes pensar en otras cosas. Esto tiene un efecto en la mente y, en última instancia, en la piel.
¡Maquíllate!
Sólo si quieres... En primer lugar, acuérdate de hidratar tu piel con una crema de día y/o una crema protectora anti-UV, elige una base de maquillaje fluida y una cobertura acorde con tu color de piel, y después, según tus deseos, un corrector para disimular las ojeras y las rojeces y, por qué no, un iluminador. El maquillaje debe ser ligero porque no se mantiene tan bien en la piel cansada. Para los ojos, utiliza colores neutros (beige, nude) en los párpados, cepilla las cejas, subráyalas con un lápiz y trabaja ligeramente las pestañas con máscara, nunca empolves las patas de gallo. Para la boca: hidrata tus labios regularmente para que estén suaves y ¡atrévete a usar un color brillante para despertar tu rostro! Muy importante: desmaquillarse cada noche es fundamental, utiliza productos no agresivos que respeten tu piel y sean lo más naturales posible.
Al padecer una enfermedad, necesitas tiempo para curarte y recuperarte, por lo que cuidar tu piel y tu aspecto puede parecer secundario. Pero puede ayudar a que te veas y te sientas mejor en general.
Cada uno tiene su propio ritmo y sus propias elecciones, pero cuidarse también consiste en recuperar el poder sobre la enfermedad y recuperar la confianza en uno mismo a pesar de las consecuencias físicas y morales de la misma. No lo dudes, mímate y ¿qué puede considerarse superficial en el embellecimiento de uno mismo?
Por lo tanto, cuidar de uno mismo es esencial en el proceso de curación.
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