Cáncer: ¿cómo recuperar el apetito a pesar del tratamiento?

Desde hace unos 30 años, el número de nuevos casos de cáncer en España no deja de aumentar. Esto se debe al envejecimiento de la población, así como a la mejora de los métodos de detección. 

Una vez anunciado el diagnóstico, se pone en marcha la gestión terapéutica, incluido el tratamiento.

¿Cuáles son los distintos tipos de tratamiento del cáncer? 

La estrategia terapéutica incluye varios tratamientos que se encadenan a lo largo del proceso de tratamiento, desde el anuncio de la enfermedad hasta los cuidados de apoyo y el seguimiento tras la curación. 

La elección de los tratamientos la decide el equipo médico durante la reunión de consulta multidisciplinar de acuerdo con el paciente. 

Los principales tratamientos contra el cáncer son:

• La cirugía, principal tratamiento del cáncer, que consiste en extirpar el tumor, lo que se conoce como exéresis o resección, 
• La radioterapia, que es el uso de radiaciones ionizantes de alta energía para destruir las células cancerosas, 
• La quimioterapia consiste en la administración de fármacos citotóxicos que destruyen las células tumorales, 
• Las terapias dirigidas, que consisten en atacar específicamente determinadas moléculas del organismo, bloqueando los mecanismos de proliferación de las células cancerosas y, por tanto, el desarrollo del tumor, 
• La hormonoterapia consiste en la administración de fármacos que bloquean la síntesis de determinadas hormonas e impiden su unión a los receptores. Se trata del crecimiento de determinados cánceres, favorecidos por las hormonas sexuales producidas por el organismo (por ejemplo, cáncer de mama, cáncer de cuello de útero, cáncer de próstata, cáncer de tiroides), 
• La inmunoterapia, que actúa principalmente sobre el sistema inmunitario del paciente para que sea capaz de atacar a las células cancerosas, 
• El trasplante de células madre es un tratamiento que consiste en sustituir la médula ósea del paciente. Se utiliza para el tratamiento de la leucemia y el linfoma.

Las combinaciones de tratamientos son posibles y no existe una combinación típica en el tratamiento del cáncer. 

Desgraciadamente, la mayoría de las veces se producen efectos secundarios de estos tratamientos. No son sistemáticos y dependen de los tratamientos recibidos, su combinación con otros, las dosis administradas, el tipo de cáncer y la forma en que reaccione el paciente. 

Entre estos efectos secundarios, la pérdida de apetito es muy frecuente.

¿Por qué la pérdida de apetito puede estar relacionada con los tratamientos contra el cáncer? 

El cáncer y sus tratamientos pueden provocar un cambio en los hábitos alimentarios. Esto también se debe a las consecuencias psicológicas y a la localización de la enfermedad. 

Entre otras cosas, se produce una disminución o pérdida del apetito, pero también una alteración del gusto y el olfato y problemas digestivos. 

Se recomienda comentar inmediatamente con el oncólogo los riesgos de desequilibrios nutricionales, que podrían provocar pérdida de peso, desnutrición o sobrepeso a medio y largo plazo. 

En cuanto a la pérdida de apetito, suele ser consecuencia de los tratamientos de quimioterapia y radioterapia, que pueden provocar anorexia. Esto debe vigilarse de cerca, ya que una pérdida de peso excesiva es de mal pronóstico. 

Los fármacos también provocan náuseas, vómitos y, a veces, inflamación de la boca o el esófago, lo que puede producir dolor o ulceraciones que dificulten masticar y tragar los alimentos. 

Un cambio en el gusto y el olfato (sabor metálico, asco por los olores fuertes) debido a los tratamientos también puede provocar una pérdida de apetito. 

El 30% de las personas con cáncer pierden peso durante el tratamiento. Sin embargo, limitar esta pérdida de peso les permite soportar mejor los tratamientos y recuperarse más rápidamente.

¿Qué consejos para mejorar el apetito durante el tratamiento del cáncer? 

Para identificar los riesgos, la evaluación del estado nutricional del paciente es esencial durante todo el proceso de tratamiento. Por eso la gestión dietética y nutricional está integrada en los cuidados de apoyo. 

Se han publicado una serie de recomendaciones dirigidas a los profesionales sanitarios para apoyar mejor a cada paciente de cáncer. Se trata de una cuestión importante que permite el éxito de los tratamientos, la mejora de la calidad de vida y la reducción de los riesgos de recaída.

En los casos más extremos, es decir, cuando la pérdida de peso es demasiado grande, es necesaria la nutrición parenteral parcial o total. 

Antes de esto, a veces se recetan fármacos para aumentar el apetito, como corticoesteroides o esteroides androgénicos, acetato de megestrol y de dronabinol. 

Otras prácticas, más relacionadas con la adopción o adaptación de comportamientos alimentarios, son posibles:

Controlar el peso e informar al médico de cualquier pérdida de peso superior al 5%

Entre un 5 y un 10% de pérdida de peso, existe riesgo de desnutrición. 

Practicar una actividad física adaptada

El ejercicio físico estimula el apetito. El ejercicio regular favorece el bienestar y ayuda a combatir el sedentarismo. 

Escuchar sus deseos y disfrutar

Anticipar las comidas y tentempiés, tomarse el tiempo necesario para prepararlos bien, comer a la mesa, elegir alimentos coloridos. No hay que dudar en satisfacer su antojo de comida o tentempiés en cuanto surja. ¡Piensa en variar tus platos y atrévete a probar otros sabores!

Favorecer las raciones bajas en calorías y fraccionar sus comidas

Las comidas ligeras y fraccionadas son más digeribles y evitan generar asco. Hay que acordarse de masticar bien y despacio. 

Si se tiene poco apetito, se deben elegir comidas que aporten energía y calorías para poder hacer una comida útil. 

Realzar el sabor de los platos

Añadir más sabor a los alimentos estimula el apetito, como el limón, las especias y las hierbas aromáticas. También reduce la cantidad de sal. 

La carne roja consumida durante el tratamiento suele asociarse a un sabor metálico que provoca náuseas. Así que no hay que dudar en elegir carne blanca. 

Comer frío y consumir alimentos ricos en agua

En caso de sequedad bucal debida a la quimioterapia, por ejemplo, se recomienda ingerir alimentos fríos y líquidos (o semilíquidos), así como vigilar la hidratación. 

Es mejor beber entre comidas para evitar la sensación de saciedad que se acentúa con el agua tomada durante la comida.

Crear una atmósfera convivial

Estar acompañado de familiares y amigos, tener un plato bien preparado, música o un ramo de flores anima a disfrutar de la comida y estimula el apetito. 

Comer a distancia de las tomas de medicación

Ciertos medicamentos tienen el efecto secundario de reducir el apetito o provocar náuseas y vómitos. Siempre que sea posible, deben tomarse entre las comidas. 

Seguir estos consejos debe contar con la aprobación de su médico. Existen muchas contraindicaciones e interacciones con los alimentos durante el tratamiento del cáncer. 

Como recordatorio, en caso de hospitalización por cáncer, es posible beneficiarse de asesoramiento especializado y gestión dietética en el propio hospital. Además, a lo largo del proceso de tratamiento del cáncer, los pacientes tienen a su disposición consultas dietéticas gratuitas.