La reducción del consumo de grasas, así como de azúcares, es beneficiosa porque favorece la euglucemia (unos valores normales de glucemia).
Generalmente, las personas que padecen diabetes de tipo 2 tienen más de 40 años, presentan sobrepeso y realizan una actividad física muy limitada. Estos pacientes suelen presentar alteraciones del metabolismo de los lípidos: exceso de triglicéridos y de colesterol.
Actualmente, este tipo de diabetes aparece en individuos cada vez más jóvenes, incluso en adolescentes obesos. La prevención y el tratamiento inicial se basan principalmente en una alimentación equilibrada y pobre en grasas y un aumento de la actividad física, cuyo resultado es un pérdida de peso significativa. Estas medidas, al inicio del desarrollo de la diabetes, suelen ser suficientes para poder controlar los niveles de glucemia y de lípidos.
En la diabetes de tipo 2 resulta esencial establecer unas medidas higiénico-dietéticas (alimentación equilibrada y actividad física) con el fin de perder peso. En efecto, el 90 % de los pacientes presentan sobrepeso u obesidad. Contrariamente a lo que podría pensarse, no se trata tanto de suprimir los azúcares sino más bien las grasas. La pérdida de algunos quilos permite al enfermo mejorar su equilibrio desde el punto de vista de la diabetes e incluso estabilizar completamente su glucemia.
Cuando las medidas higiénico-dietéticas no sean suficientes, será necesario iniciar un tratamiento farmacológico. El primer tratamiento que se utiliza es la metformina, un medicamento que se comercializa desde hace más de cincuenta años, económico y muy eficaz, que actúa a nivel de la resistencia a la insulina. La utilización de la metformina viene limitada por su mejor o peor tolerancia a nivel digestivo.
PARA MÁS INFORMACIÓN
http://www.mspsi.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfNoTransmisibles/diabetes/diabetes.htm
Última actualización: 31/12/19