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Pantallas y cerebro: comprende sus efectos y adopta buenas prácticas para vivir mejor en el día a día

Publicado el 28 jun. 2025 • Por Claudia Lima

Hoy en día, nuestras vidas están marcadas por las pantallas: smartphone, ordenador, televisión, tableta... Nos informan, nos entretienen, nos conectan con los demás. Pero su uso excesivo puede tener consecuencias sobre nuestro cerebro, nuestra salud mental y nuestro bienestar general. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto desconectarnos?

¿Qué ocurre realmente en nuestro cerebro cuando usamos un móvil, una tableta o un ordenador? ¿Cuáles son los efectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales a corto y largo plazo? Y sobre todo, ¿cómo protegernos sin renunciar a lo digital?

Descúbrelo en este artículo.

Pantallas y cerebro: comprende sus efectos y adopta buenas prácticas para vivir mejor en el día a día

¿Por qué nuestro cerebro es tan sensible a las pantallas?

Si las pantallas nos atrapan tanto, es porque activan mecanismos cerebrales extremadamente eficaces.

Los mecanismos neuronales de la atención y la recompensa

Las pantallas estimulan constantemente nuestro sistema de recompensa. Cada vez que recibimos una notificación, un mensaje o un “like”, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer y la motivación. Esta liberación repetida refuerza el deseo de consultar las pantallas, creando una forma de dependencia.
El córtex prefrontal, que regula la concentración y la toma de decisiones, se ve sobreestimulado. Con tantas interrupciones, pierde parte de su capacidad para filtrar distracciones y gestionar prioridades.

¿Cómo capturan las pantallas nuestra atención?

Las apps y redes sociales están diseñadas para maximizar el tiempo frente a la pantalla. El scroll infinito, las notificaciones y las recompensas aleatorias explotan nuestras debilidades cerebrales, como la atracción por lo nuevo y lo inmediato. Nuestro cerebro no está hecho para hacer varias cosas a la vez. Como resultado, nuestra atención se fragmenta y nos cuesta concentrarnos en una sola tarea.

El papel de la plasticidad cerebral, sobre todo en los jóvenes

La plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para modificarse según la experiencia. En niños y adolescentes, esta plasticidad es especialmente fuerte. Una exposición excesiva a pantallas puede influir de forma duradera en los circuitos neuronales relacionados con la atención, la gestión emocional y la toma de decisiones.

¿Qué efectos tienen las pantallas sobre nuestra salud mental y cognitiva?

La sobreexposición a pantallas tiene efectos reales sobre el cerebro. Concentración, estrés, sueño, autoestima: nuestro equilibrio mental se ve afectado, especialmente en los más jóvenes.

Problemas de concentración y sobrecarga cognitiva

Uno de los primeros efectos del uso de pantallas es la disminución de la atención. Las interrupciones constantes impiden al cerebro entrar en una concentración profunda. La memoria de trabajo se resiente, las tareas tardan más y la productividad baja.

Este fenómeno, conocido como “sobrecarga cognitiva”, obliga al cerebro a cambiar de tarea constantemente. Esta hiperestimulación lo agota, reduce la calidad del procesamiento de la información y aumenta la fatiga mental

Impacto sobre la ansiedad y la salud mental

Las redes sociales no solo consumen tiempo, también afectan a nuestra salud mental. La comparación constante, fotos retocadas, vidas ideales, éxitos mostrados, puede disminuir la autoestima, aumentar la ansiedad y generar malestar.Además, los contenidos emocionales intensos activan la amígdala, que regula las emociones, y estimulan la producción de cortisol, la hormona del estrés. Esta estimulación repetida puede generar irritabilidad e incluso trastornos de ansiedad o depresión.

Niños y adolescentes: cerebros más vulnerables

El cerebro joven está en desarrollo. Una exposición temprana y excesiva a las pantallas puede alterar el desarrollo de funciones ejecutivas. Los estudios muestran vínculos entre el uso intensivo de pantallas y un mayor riesgo de trastornos de atención, alteraciones del sueño, síntomas depresivos y aislamiento social en adolescentes.

¿Qué consecuencias físicas y sociales tiene un uso excesivo de pantallas?

Los efectos no se limitan al cerebro. Sueño alterado, molestias físicas, aislamiento social o sedentarismo: el cuerpo también paga un precio por la hiperconexión.

Luz azul y trastornos del sueño

Ver pantallas antes de dormir es una de las peores cosas para el sueño. La luz azul bloquea la producción de melatonina, la hormona que indica que es hora de dormir. Resultado: te cuesta dormirte, el sueño es más ligero y no descansas bien. Este fenómeno es muy frecuente entre adolescentes y afecta al estado de ánimo, la concentración y el sistema inmunitario.

Fatiga visual, dolor de cabeza y problemas posturales

Pasar horas delante de una pantalla agota los músculos oculares: hablamos de fatiga visual digital. Se manifiesta con escozor, sequedad, visión borrosa o dolor de cabeza.

También se producen dolores cervicales y de espalda por malas posturas. A largo plazo, esto puede provocar
trastornos musculoesqueléticos, sobre todo en cuello, hombros y zona lumbar.

Aislamiento social y sedentarismo

Cuanto más tiempo pasamos con pantallas, menos lo dedicamos a relaciones reales: charlas, juegos, deporte, momentos en familia. Este desplazamiento favorece el aislamiento, especialmente en jóvenes, y frena el desarrollo de habilidades sociales y emocionales.

Además, el uso prolongado de pantallas fomenta la inactividad física. Estar sentado mucho tiempo sin moverse aumenta el riesgo de sobrepeso, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.

Bien utilizadas, las pantallas enriquecen nuestra vida: facilitan el acceso al conocimiento, mantienen el contacto con los demás y ofrecen herramientas para aprender, crear o entretenerse de forma inteligente.

Las plataformas educativas, los podcasts o los vídeos culturales abren muchas puertas. Las redes sociales, con uso consciente, pueden reforzar el sentido de pertenencia, crear comunidad y apoyar causas. Algunos videojuegos estimulan la creatividad y el trabajo en equipo.

La clave no es eliminar las pantallas, sino usarlas con sentido.

¿Cómo reducir los efectos negativos de las pantallas?

Aunque están presentes en todos los ámbitos, adoptar una higiene digital más equilibrada puede marcar la diferencia.

5 claves para convivir mejor con lo digital:


1/ Reduce la exposición a la luz azul

La luz azul de las pantallas altera nuestro reloj biológico y retrasa el sueño. Para dormir mejor:

  • Activa el modo noche o modo lectura al final del día,
  • Usa un filtro de pantalla o gafas con filtro de luz azul,
  • Apaga las pantallas al menos una hora antes de irte a dormir.

2/ Cuida tus ojos y tu postura

La fatiga visual y los dolores posturales aparecen rápido cuando pasas mucho tiempo frente a una pantalla:

  • Aplica la regla del 20-20-20: cada 20 minutos, mira algo a 6 metros durante 20 segundos,
  • Ajusta el brillo de la pantalla según la luz de la habitación,
  • Adopta una postura recta y cómoda, con la pantalla a la altura de los ojos,
  • Si trabajas muchas horas sentado, piensa en usar una silla ergonómica o un soporte para el ordenador.

3/ Recupera momentos sin pantalla

Las pantallas ocupan espacio, a menudo a costa de lo que realmente importa. Para mantener el equilibrio:

  • Establece momentos sin pantallas: durante las comidas, al despertar o por la noche,
  • Aprovecha ese tiempo para leer, caminar, crear, cocinar, jugar, charlar,
  • Da prioridad a las actividades que estimulan el cuerpo, los sentidos o los vínculos sociales.

4/ Gestiona mejor tu atención

Notificaciones, multitarea, saltar de una app a otra... tu cerebro se agota. Para aliviar la carga mental:

  • Desactiva las notificaciones que no son urgentes,
  • Reserva momentos de concentración sin interrupciones (modo avión),
  • Prueba el método Pomodoro: 25 minutos de enfoque, 5 minutos de pausa.

5/ Practica la atención plena

Tomar distancia frente a nuestros reflejos digitales es esencial:

  • Regálate unos minutos al día para respirar, caminar sin móvil o simplemente no hacer nada,
  • Pregúntate de vez en cuando: “¿Por qué abro esta app? ¿De verdad la necesito?”

Empieza hoy mismo con estos consejos sencillos para convivir mejor con las pantallas y recuperar un equilibrio esencial para tu bienestar.


Recuerda

Las pantallas se han vuelto imprescindibles, pero usarlas en exceso tiene consecuencias. Por suerte, unos pequeños ajustes pueden ayudarte a recuperar el equilibrio.

5 gestos clave para limitar los efectos negativos del mundo digital:

  1. Reduce la exposición a la luz azul, sobre todo por la noche,
  2. Alivia tus ojos y tu cuerpo adoptando buenas posturas y haciendo pausas regulares,
  3. Reconecta con la vida real reservando momentos sin pantallas,
  4. Gestiona mejor tu atención reduciendo las interrupciones,
  5. Baja el ritmo con prácticas de atención plena.

No se trata de huir de las pantallas, sino de retomar el control. 

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