¿Cuáles son los distintos tipos de discapacidad?

¿Qué es la discapacidad?

Una discapacidad es un término general para referirse a una condición física, sensorial, cognitiva, intelectual o de desarrollo que puede tener un impacto significativo en la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades cotidianas, participar plenamente en la sociedad o alcanzar determinados objetivos vitales. Las discapacidades pueden variar considerablemente en naturaleza y gravedad, y pueden ser permanentes o temporales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la discapacidad tiene tres dimensiones principales:

1. La discapacidad está relacionada con problemas estructurales o funcionales en el cuerpo o las facultades mentales de una persona. Por ejemplo, la pérdida de un miembro, de la vista o de la memoria.
2. Limitaciones de la actividad, que implican dificultad para realizar tareas como ver, oír, caminar o resolver problemas.
3. Restricciones de la participación, que se refieren a las dificultades para realizar actividades cotidianas típicas, incluidas las laborales, sociales y recreativas, así como para acceder a servicios sanitarios y preventivos.

Es importante señalar que el término "discapacitado" se considera anticuado e inapropiado para referirse a las personas con una discapacidad. También deben evitarse referencias de grupo como "los discapacitados" o términos despectivos como "lisiado". En su lugar, está más aceptado utilizar expresiones como "persona discapacitada", que hace hincapié en la persona antes que en la discapacidad.

El término "persona con discapacidad" también puede parecer que engloba a un único grupo, pero en realidad se trata de una población increíblemente diversa, con una amplia gama de necesidades únicas, cuyas experiencias y capacidades varían considerablemente. Incluso personas que comparten el mismo tipo de discapacidad pueden experimentar sus efectos de forma diferente, y algunas discapacidades no siempre son visibles a simple vista.

Aunque estar informado sobre las discapacidades puede mejorar la comprensión y la comunicación, es esencial no etiquetar ni clasificar a las personas únicamente en función de su discapacidad. Tales etiquetas pueden perpetuar estereotipos y menoscabar la individualidad de las personas discapacitadas. Las discapacidades son sólo un aspecto de la identidad de una persona, no su característica principal. Todo el mundo quiere ser tratado con respeto y que se reconozcan sus sentimientos, pensamientos, experiencias y capacidades únicos. Las barreras físicas son a menudo el resultado de barreras actitudinales basadas en ideas erróneas y malentendidos.

¿Cuáles son los distintos tipos de discapacidad?

Las discapacidades pueden clasificarse en varias categorías según sus características y las áreas de funcionamiento a las que afectan. He aquí algunos de los distintos tipos de discapacidad:

Discapacidades físicas y sensoriales

Las discapacidades físicas y sensoriales son afecciones que limitan el funcionamiento físico de una persona y pueden afectar a su movilidad, percepción sensorial o capacidad para relacionarse con el mundo físico. Estas discapacidades pueden manifestarse de distintas maneras:

Discapacidad motriz

Estas discapacidades afectan a la capacidad de una persona para mover libremente su cuerpo o sus extremidades. Pueden ser el resultado de afecciones como parálisis, amputación, parálisis cerebral o artritis, y pueden requerir el uso de ayudas para la movilidad como sillas de ruedas, muletas o andadores.

Discapacidad visual

Las discapacidades visuales implican limitaciones en la capacidad de una persona para ver e interpretar la información visual. Van desde la baja visión (visión parcial) hasta la ceguera total. Las discapacidades visuales pueden estar causadas por afecciones como glaucoma, cataratas o trastornos de la retina.

Discapacidad auditiva

Las deficiencias auditivas afectan a la capacidad de una persona para oír sonidos y comunicarse eficazmente mediante el lenguaje hablado. Estas deficiencias pueden ir de leves a profundas y estar causadas por factores genéticos, enfermedades o exposición a ruidos fuertes.

Las tecnologías de apoyo y las ayudas son herramientas, dispositivos o equipos diseñados para ayudar a las personas con discapacidades físicas a superar obstáculos y aumentar su independencia. Pueden ser dispositivos de movilidad (sillas de ruedas, scooters), de comunicación (programas informáticos de texto a voz, pantallas Braille), audífonos, implantes cocleares, lenguaje de signos y otras tecnologías de adaptación. Garantizar la accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad física es esencial para que participen plenamente en la sociedad.

Trastornos cognitivos y del neurodesarrollo

Se trata de una categoría de discapacidades que afectan principalmente al desarrollo neurológico y a las funciones cognitivas de una persona, como el pensamiento, el razonamiento, la memoria, la resolución de problemas y el aprendizaje. Los tipos más comunes de discapacidad cognitiva son los siguientes:

Discapacidad intelectual

Se caracterizan por limitaciones en el funcionamiento intelectual y el comportamiento adaptativo que suelen manifestarse antes de los 18 años y afectan a la capacidad de la persona para aprender y realizar tareas cotidianas. Las discapacidades intelectuales pueden tener diversas causas, como factores genéticos, exposición prenatal a toxinas, daños cerebrales o infecciones durante el embarazo.

Problemas de aprendizaje

Se trata de trastornos específicos del neurodesarrollo que afectan a la capacidad de una persona para adquirir y utilizar eficazmente habilidades académicas. Estos trastornos pueden afectar a la lectura (dislexia), las matemáticas (discalculia), la escritura (disgrafía) u otras áreas académicas. Se cree que los problemas de aprendizaje tienen un origen neurológico y suelen durar toda la vida. No están relacionados con la inteligencia, sino que afectan a la forma en que una persona procesa y retiene la información.

Trastorno por déficit de atención (TDA) y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)

El TDA y el TDAH también entran en la categoría de trastornos del neurodesarrollo, que suelen aparecer en un individuo antes de los 12 años. Los síntomas incluyen dificultades de atención, impulsividad e hiperactividad (en el caso del TDAH), que no se corresponden con la edad o la etapa de desarrollo del individuo, lo que provoca trastornos en la vida familiar y la participación social. Se trata de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en niños y adolescentes, aunque es posible recibir un primer diagnóstico en la edad adulta.

Trastornos del espectro autista (TEA)

Se trata de un grupo de trastornos del neurodesarrollo caracterizados por dificultades en la comunicación e interacción social, así como por comportamientos, intereses o actividades restringidos y repetitivos. Los TEA incluyen trastornos como el autismo y el síndrome de Asperger. La causa exacta de los TEA no se conoce del todo, pero se cree que implica una combinación de factores genéticos y ambientales. La intervención temprana y las terapias pueden ayudar a las personas con TEA a desarrollar habilidades esenciales y mejorar su calidad de vida.

Las estrategias de afrontamiento y el apoyo son esenciales para que las personas con trastornos cognitivos y del neurodesarrollo puedan superar las dificultades y llevar una vida satisfactoria. Para las personas con discapacidad intelectual o de aprendizaje, la identificación precoz y los programas educativos adaptados pueden proporcionar el apoyo necesario para desarrollar habilidades esenciales. Los planes educativos individualizados y los métodos de enseñanza especializados pueden hacer más accesible el aprendizaje. La terapia conductual, la logopedia y la terapia ocupacional pueden abordar los diversos retos asociados a las discapacidades cognitivas, mejorando la comunicación, las habilidades sociales y el funcionamiento cotidiano.

Discapacidades psicológicas

También conocidas como discapacidades psiquiátricas, engloban una serie de afecciones que afectan principalmente al bienestar mental y emocional de una persona. Estas discapacidades pueden tener un impacto significativo en los pensamientos, sentimientos y comportamientos de una persona. Algunos ejemplos son la depresión y la ansiedad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia. Estos trastornos pueden ser debilitantes e interferir en el funcionamiento cotidiano.

El apoyo a las personas con trastornos psiquiátricos suele consistir en una combinación de terapias, medicación e intervenciones psicosociales. Las terapias, como la cognitivo-conductual (TCC) o la dialéctico-conductual (TDC), pueden ayudar a controlar los síntomas y desarrollar estrategias de afrontamiento. La medicación, prescrita por un profesional sanitario, puede estabilizar el estado de ánimo y controlar los síntomas.

Las comunidades solidarias, los grupos de apoyo entre iguales y la participación de la familia pueden proporcionar un valioso apoyo emocional y reducir la sensación de aislamiento. Aumentar la concienciación sobre la salud mental y abogar por la paridad de la salud mental en la atención sanitaria puede ayudar a crear una sociedad más integradora y que acepte a las personas con discapacidades psiquiátricas.

Discapacidades invisibles

Las discapacidades invisibles se refieren a afecciones o enfermedades que tienen un impacto significativo en la vida de una persona, pero que no son inmediatamente evidentes para los demás. A menudo, estas discapacidades no se manifiestan a través de signos o síntomas físicos visibles. Las afecciones que causan dolor crónico, como la fibromialgia, las migrañas o el dolor neuropático, entran en esta categoría. El síndrome de fatiga crónica es otro ejemplo de discapacidad invisible.

Las discapacidades invisibles plantean retos particulares porque sus efectos no siempre son evidentes, lo que puede dar lugar a malentendidos y escepticismo. Los esfuerzos de defensa y reconocimiento pretenden validar las experiencias de las personas con discapacidades invisibles, garantizando que reciban la comprensión y el apoyo que necesitan para gestionar su condición y participar plenamente en la sociedad.

Discapacidad mental

Los trastornos del desarrollo son afecciones que suelen aparecer al principio de la vida de una persona y tienen un impacto significativo en su desarrollo físico, cognitivo o conductual. Estos trastornos pueden afectar a la capacidad de una persona para funcionar de forma independiente y pueden requerir apoyo e intervención continuos. A continuación se explican dos trastornos comunes del desarrollo:

Síndrome de Down (o trisomía 21)

El síndrome de Down es un trastorno genético derivado de la presencia de un cromosoma 21 de más, que provoca retrasos intelectuales y del desarrollo. Las personas con síndrome de Down suelen presentar características físicas como rasgos faciales distintivos y tienen mayor riesgo de padecer ciertos problemas de salud. Pueden presentar discapacidad intelectual de leve a moderada y retrasos en el habla y el desarrollo motor. Suelen beneficiarse de programas de intervención temprana, educación especial y logopedia para favorecer su aprendizaje y comunicación.

Parálisis cerebral (PC)

La parálisis cerebral es un trastorno neurológico que afecta al movimiento y la coordinación muscular. Puede deberse a diversos factores, como infecciones prenatales, lesiones cerebrales durante el parto o anomalías cerebrales congénitas que dañan el cerebro en desarrollo, a menudo antes o durante el nacimiento. Las personas con parálisis cerebral pueden sufrir rigidez muscular, debilidad o problemas para controlar las extremidades o los movimientos del cuerpo. Esto puede afectar a la movilidad, el habla y las actividades de la vida diaria. El tratamiento puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional y dispositivos de ayuda para mejorar la independencia y la movilidad.

Ambas afecciones duran toda la vida y requieren un apoyo integral, que incluye atención médica, terapias y servicios educativos adaptados a las necesidades únicas de cada persona. Con la intervención y el apoyo adecuados, las personas con estos trastornos del desarrollo pueden llevar una vida plena y alcanzar sus objetivos.

Discapacidades adquiridas

Las discapacidades adquiridas son afecciones que se desarrollan a lo largo de la vida de una persona como consecuencia de diversos factores, como lesiones, enfermedades o accidentes. Estas discapacidades pueden tener un impacto significativo en el funcionamiento físico, cognitivo o emocional de una persona y pueden requerir diversas formas de rehabilitación y adaptación para mejorar su calidad de vida. He aquí un resumen de algunas discapacidades adquiridas comunes:

Amputaciones

Se trata de la extirpación quirúrgica de una extremidad o parte de ella. Pueden ser consecuencia de accidentes traumáticos, afecciones médicas como la diabetes o enfermedades vasculares.

Lesiones medulares

Estas lesiones se producen cuando se daña la médula espinal, lo que a menudo provoca parálisis o pérdida de sensibilidad por debajo del lugar de la lesión. Pueden ser consecuencia de un accidente, una caída o una enfermedad.

Lesión cerebral traumática

Estas lesiones son el resultado de un traumatismo craneal que puede alterar el funcionamiento normal del cerebro. Varían en gravedad y pueden provocar trastornos cognitivos, físicos o emocionales.

Tras sufrir este tipo de lesiones, las personas suelen someterse a rehabilitación para recuperar sus capacidades físicas y cognitivas y adaptarse a su nueva situación, mediante fisioterapia, prótesis, dispositivos de asistencia como sillas de ruedas, formación profesional y apoyo psicológico.

¡Recuerda!

Las discapacidades abarcan una amplia gama de afecciones que afectan a la vida de las personas de distintas maneras. Desde discapacidades físicas y sensoriales a cognitivas, psiquiátricas, invisibles, de desarrollo y adquiridas, cada categoría presenta retos únicos y requiere un apoyo a medida.

Es esencial reconocer que las personas discapacitadas no se definen únicamente por su condición, sino que son individuos únicos con sus propias capacidades y aspiraciones.

Promover la inclusión, proporcionar los ajustes adecuados y fomentar la comprensión y la empatía son pasos esenciales para crear una sociedad más justa y accesible para las personas con cualquier discapacidad. La aceptación de la diversidad y el respeto por la individualidad de cada persona, sea cual sea su discapacidad, son fundamentales para lograr una verdadera inclusión.