Testimonio fotográfico: el síndrome de KISS, de madre a hijo
Publicado el 5 mar. 2019 • Actualizado el 20 feb. 2020 • Por Michael Chekroun
"Es un síndrome que no es muy conocido y que puede ser resuelto con unas pocas manipulaciones osteopáticas, si se trata con suficiente antelación."
El testimonio de Ornella
El síndrome de KISS, de madre a hijo
El 25 de diciembre de 2017, di a luz a mi segunda maravilla, mi dulce Abel. Desde el nacimiento, comenzaron las complicaciones. Dificultades para amamantar, regurgitación, cólicos, llanto intenso e incesante.... nada inusual podríais pensar, ¡con un bebé recién nacido! Eso es exactamente lo que el equipo médico pensaba, y sin embargo mi instinto maternal me decía que algo andaba mal.
"El diagnóstico del síndrome de KISS para mi hijo"
Después de considerar y casi de inmediato descartar toda una serie de diagnósticos (BABI, RGO, APLV...) y después de consultar a un buen número de osteópatas, cada uno más cualificado que el otro, me encontré, por "casualidad", con un artículo sobre el síndrome de KISS (acrónimo del nombre alemán que os ahorro). Fue toda una revelación, ¡mi hijo presentaba el cuadro clínico completo!
Es un síndrome que no es muy conocido y que puede ser resuelto con unas pocas manipulaciones osteopáticas, si se trata con suficiente antelación. Después de haber buscado la información, sólo un osteópata conoce y trata este síndrome en Bélgica, donde vivo. No uno o dos, ¡la cita está confirmada! El día D, se hace el diagnóstico, se confirma el síndrome de KISS, la primera manipulación y un renacimiento. En contacto con grupos de padres cuyos hijos tienen el síndrome de KISS, me informo cada vez más y veo que esto también afecta a los padres, a menudo a las madres. En ese momento, surge la duda. ¿Y si todas mis pequeñas dolencias, cuyas causas nunca han sido encontradas (¡y no es por por no haberlas buscado!) estuvieran realmente relacionadas?
"El diagnóstico se confirma para mí también"
En la siguiente sesión, discuto mis síntomas con el osteópata de mi hijo, me examina y el diagnóstico se confirma para mí también. Me siento tan aliviada, no sólo por la manipulación sino también por haber encontrado al culpable de todos estos males después de 32 años. No, ¡no estoy loca, cómodo, débil o hipocondríaca! Mis migrañas crónicas, mi escoliosis, mis problemas ortopédicos, mi rigidez, mis problemas de equilibrio y mi fatiga crónica, no soy yo, ¡es KISS! Desde ese diagnóstico, honestamente, mi vida ha cambiado. Dado mi diagnóstico tardío, la cura es inesperada para mí, pero mi cita trimestral con mi querido osteópata es un gran alivio. Desafortunadamente, la manipulación no suele durar más de dos meses. Después de que la rigidez se reanuda, también lo hacen las migrañas, incluso si son menos violentas que antes.
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¡Muchas gracias a Ornella por compartir su historia! No olvides comentar este testimonio para dar tu apoyo y compartir con otros miembros lo que es más difícil para ti a diario.
Carenity
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