Tratamiento del cáncer de próstata

Las opciones de tratamiento del cáncer de próstata son numerosas. La elección depende de diversos factores y, por consiguiente, se elabora un plan de tratamiento «personalizado» para el que se tienen en cuenta: 

 

- las características del propio tumor; 

- las características de la próstata; 

- los posibles síntomas urinarios; 

- otras patologías que sufra el paciente; 

- el estilo de vida del paciente. 

 

La cirugía se utiliza en las formas localizadas (es decir, sin metástasis) de bajo riesgo. Consiste en la ablación de la próstata. Los inconvenientes de esta intervención son sus complicaciones posteriores. Con frecuencia aparece incontinencia urinaria aunque generalmente suele ser transitoria. La impotencia aparece frecuentemente (entre un 40% y un 80% de los casos) y a menudo se sobrelleva mal por parte del paciente.

La radioterapia está igualmente indicada en las formas localizadas, ya sea mediante radiaciones desde el exterior o mediante implantación de partículas radioactivas en la próstata, en las formas de  bajo riesgo y siempre que la próstata sea de un tamaño pequeño. En el caso de tumores agresivos, la radioterapia externa se combina con una terapia supresora de andrógenos. Las radiaciones emitidas destruyen las células cancerosas. La impotencia es también una de sus posibles complicaciones, aunque es menos frecuente y en algunos casos aparece retardada. En estas formas, también es posible la emisión de ultrasonidos concentrados de alta intensidad (HIFU, por sus siglas en inglés) mediante la introducción de una sonda rectal. Los ultrasonidos destruyen las células cancerosas. Esta es la técnica de preferencia para los pacientes de edad avanzada y en los casos en que el cáncer es poco agresivo. 

 

La vigilancia activa, es decir, la ausencia de tratamiento inmediato, puede estar recomendada en estas formas: de acuerdo con el paciente y cuando el cáncer presente una evolución poco agresiva.