Esta intervención tiene un impacto psicológico muy fuerte en la mujer y la vuelta a la normalidad no resulta nada fácil.
Gracias a las nuevas tecnologías, en el 85 % de los casos la reconstrucción mamaria inmediata es posible. Los dos métodos principales para realizar la reconstrucción mamaria son:
- introducción de una prótesis
- reconstrucción mediante tejidos tomados de otras zonas del cuerpo.
En algunos casos, después de una mastectomía total, es necesario recurrir a ambas técnicas.
A pesar de que las técnicas de intervención quirúrgica están cada día más avanzadas, los efectos secundarios sobre el organismo después de la intervención son habituales, y el retorno a la normalidad no será inmediato. Los posibles efectos secundarios son:
• Inflamación alrededor de la herida, una reacción del cuerpo completamente normal que desaparecerá después de algunas semanas.
• Alteración de la sensibilidad, localizada alrededor de la cicatriz de la intervención quirúrgica, y que se manifiesta en forma de rigidez, hipersensibilidad o insensibilidad de la zona afectada. Estas sensaciones tienen tendencia a desaparecer mediante fisioterapia.
• Linfedema del brazo, sin duda el efecto secundario más molesto para la paciente. El linfedema es una inflamación del brazo como consecuencia de un problema de drenaje derivado de la extirpación de los ganglios linfáticos de la axila, que no permite la circulación correcta del líquido linfático. El tratamiento de este trastorno debe ser evaluado por el médico, pero a menudo se limita a sesiones de ejercicios para favorecer el drenaje del brazo.
Una vez superados la cirugía y los tratamientos adyuvantes, en la mayor parte de los casos se alcanza la curación completa. Pero esto no significa que se deba bajar la guardia. Es importante recuperar la vida y las rutinas que se tenían antes de la enfermedad, aunque es necesario permanecer bajo control médico. Los controles médicos periódicos permitirán detectar con la mayor rapidez posible eventuales recidivas del cáncer.
Recuperar las rutinas después del cáncer de mama
Esta enfermedad es una difícil prueba para el organismo. Tras un diagnóstico de cáncer, el cuerpo se debilita, tanto física como psicológicamente. Por este motivo, los médicos recomiendan retomar inmediatamente la actividad física. Esto ayudará a recuperar la conexión con el propio cuerpo, que en la mayoría de los casos se ha perdido durante la enfermedad. Además, está probado científicamente que una actividad física regular, acompañada de una alimentación equilibrada, reduce el riesgo de recidiva del cáncer de mama.
Vivir con un cáncer de mama es una importante prueba, tanto física, puesto que los tratamientos debilitan mucho el organismo, como sobre todo psicológica. Tras la curación, la persona se puede sentir abandonada por su familia y allegados, o incluso por el personal sanitario; la enfermedad ocupaba prácticamente la totalidad de su vida diaria y, tras su desaparición, debe enfrentarse a una sensación de vacío.
La enfermedad obliga a la persona a no proyectarse en el futuro, a ocuparse solo del presente sin saber lo que le deparará el mañana. Una vez curada, es normal que se sienta desorientada, puesto que sencillamente necesita volver a aprender a vivir. El miedo a la recaída puede crear un vínculo con el anterior modo de vida y conducir poco a poco al aislamiento. Por lo tanto, resulta primordial tomar la iniciativa y ser consciente de que esta es una fase normal del proceso postcáncer. En algunos casos se recomienda la psicoterapia (por ejemplo, por trastornos de tipo sexual), o incluso la participación en un grupo de pacientes para no enfrentarse sola a esta nueva prueba. La comunicación a través de internet también puede ser de gran ayuda para compartir el dolor psicológico acumulado durante esta larga etapa, así como compartir las distintas maneras de percibir la enfermedad.
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Última actualización: 12/1/19
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