Dichos tratamientos tienen como fin disminuir el número, la duración y la intensidad de los brotes, pero también tratar los síntomas existentes. Además de estos tratamientos farmacológicos, se recomienda ofrecer una rehabilitación personalizada.
El tratamiento de base más frecuente consiste en el uso de inmunomoduladores. Estos fármacos estimulan o inhiben el sistema inmunitario, por lo que su uso corrige las posibles descompensaciones de dicho sistema. Cada vez que usted sufra un brote de la enfermedad, se le recetarán otros fármacos, como la cortisona, que tiene potentes e inmediatas propiedades antiinflamatorias y analgésicas.
A su vez, podrían recetársele otros fármacos para tratar los posibles síntomas y complicaciones de su EM. Se le pueden recetar para contrarrestar el cansancio, los dolores, los temblores o movimientos involuntarios, la espasticidad, los problemas en las vías urinarias, el estreñimiento, etc.
SE RECOMIENDA UNA REHABILITACIÓN PERSONALIZADA PARA SU ESCLEROSIS MÚLTIPLE
Además del tratamiento farmacológico, podría ponerse en marcha una rehabilitación personalizada. Dicha rehabilitación se indica bien cuando el cansancio es incapacitante o bien cuando aparece alguna molestia. Entre estas molestias pueden encontrarse la falta de movilidad del miembro superior, alteraciones del equilibrio, problemas en el habla o problemas en las vías urinarias.
Dependiendo de sus necesidades, usted también puede beneficiarse del uso de dispositivos médicos para la ayuda en la marcha (bastones, muletas o silla de ruedas) y también para la prevención de escaras (almohadas o colchones que ayudan a prevenir la aparición de escaras).
Su médico también podría proponerle determinados tratamientos para su esclerosis múltiple más invasivos, como la cirugía, en caso de que sufra dolores refractarios, espasticidad o problemas mayores de las vías urinarias.
Última actualización: 4/3/17
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